Sí, lo reconozco. Y no me importa lo que piense la gente. Me gustan los cantautores. Los descubrí hace diez años con Ismael Serrano y desde entonces no he dejado de prestarle atención al género. Y hablo de cantutores, no de estrellas del starsystem como Joaquín Sabina o Andrés Calamaro. Hablo de los que recorren España en furgoneta para tocar en bares.

Y entre ellos, creo que hay uno por encima del resto: Rafa Pons. Un tipo que descubrí a la antigua usanza, por el boca a boca. Parecido a cuando mi amigo Victor en el Instituto me dejaba un cassette de Los Rodríguez que le había mangado a sus padres. La industria musical ha cambiado.

Pons es muy amigo, pero de muy diferente estilo, de Marwan y Luis Ramiro (otros dos cantautores de reconocido éxito y que reconozco que me aburren mucho). Estos últimos tienen discos llenos de dolor, desamor y desesperación por la oportunidad perdida. Rafa Pons es diferente. Entre el crápula pirata y el bohemio simpático, sus discos desprenden, por encima de todo, buen rollo. Y no es que sus canciones sean felices, ya que también enfoca el desamor y la traición. Pero lo hace valiente y decidido. Y en muchas ocasiones, hasta divertido.

Antecedentes: Rafa Pons tiene tres discos en el mercado. 'Mal te veo' en 2007 supuso su presentación al gran público tras dos maquetas. Un disco que te atrapa con temas como Supongo, Julia Roberts o Nieve en la ventana. En 2009 publicó 'Insisto', su confirmación. Un disco mejor producido que el anterior pero con el mismo talento. Recomiendo Rompiendo el hielo y Olvídate de ti. Como anécdota, el videoclip de la mejor canción del CD está protagonizado por el archiconocido chico del 'Contigo no, bicho'. Se trata de No hay sexo seguro. Un tema que me recuerda mucho al Walking on the wild side de Lou Reed.

Su tercer disco de 2011, es el que despide este viernes en la Sala Galileo Galilei (C/Galileo 100, 21:30, 10€). Un buen compacto en el que rompe en parte con lo anterior y se le ve más maduro y más rockero. Un show muy recomendable. El tipo incluso es gracioso y se atreve a hacer comedia entre canciones. Con un climax, tradicional en sus conciertos: el público sube al escenario para cantar con él Mala puta. Canción de nombre directo y muy divertida.

Nos quejamos de que la música se muere. De que no hay talento, de que los directos son pobres y las discográficas terratenientes feudales. Es importante dar a conocer a currantes de la púa y el micrófono, que viven de la autoproducción y de la música en salas. Quizá este no es el tono de festivaleros, pero como vengo diciendo en diferentes artículos, estoy aquí para contaros las cosas como las pienso. ¡Live forever!

El Mawa

Rafa Pons - Calma

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4 comentarios hasta ahora. Añade el tuyo

  1. Me has mentado al Maestro y eso son palabras mayores. Y encima me lo pones en el mismo párrafo que Ismael Serrano. ¡Hasta aquí podíamos llegar!

    Una cosa son cantautores "cuatro-acordes" de rimas imposibles, canciones interminables y significados más que vacíos, innecesariamente evidentes (véase como ejemplo el equilibrista imposible leyendo en braille los pasos del siguiente mortal); y otra cosa es el Maestro, que se puede permitir ser todo lo estrella de starsystem que le salga de donde le tenga que salir, y de paso ser un capullo resentido con el mundo y un yonki de mono perpetuo de güisqui y tabaco.

    ¿Por qué se lo puede permitir? Pues porque no habido otro que haya hecho sonar un portazo como un signo de interrogación; porque sólo él se fue hasta Comala (de la mano de Juan Ruflo) para comprender que al lugar donde has sido feliz no debieras tratar de volver; porque fue capaz de ponerle su (el de ella) nombre a todas las olas del mar. ¿Acaso alguien más se ha atrevido a colocar a un torero al otro lado del muro de Berlín? ¿Existe otro al que le hayan robado el mes de abril? ¿Acaso nunca oíste como un hombre con traje gris te decía que era del color de tu porvenir?

    En fin. Ponerme al Maestro en el mismo párrafo que Ismael Serrano; esto es como grabar a Britney Spears el trozo de cinta que te queda vacío de Aretha Franklin, un sacrilegio en toda regla.

    Dale toda la coba que quieras al "cuatro-acordes" de turno que esté de moda. Pero no me mentes al maestro que cuando tiene la tarde le salen bordados hasta los ripios fáciles.

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  2. No se puede decir más claro. Me quito el sombrero ante el Vizconde.
    Plas, plas, plas.

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  3. Javier (cómo me gustaba el Maestro)17 de abril de 2012, 21:49

    Vizconde, antes de criticar escucha de quien estan hablando, quien tú endiosas fue un Maestro, sí, el mejor, pero ahora es una ruina aburrida, predecible y ripiosa. Rafa Pons tiene un gran repertorio, defiende sus canciones si llega el caso él sólo con su guitarra, cosa de Joaquín hace años que ha olvidado (y ya no sabe hacer), Rafa es un admirador de Sabina, un alumno aventajado, muy buen letrista y magnífivo compositor. Sabe hacer canciones que el Maestro ya no se atreve a hacer. Y ojito, me consta que tiene el respeto del Sr. Pancho Varona y de más músicos del Maestro, a los que echáis la culpa de su sequía creativa. Sabina es el pasado, gran pasado, pero Rafa es el FUTURO. Basta de endiosamientos, el que tenga oídos que oiga.

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