Imagínate una aldea en mitad del campo gallego, a la que se llega atravesando un camino rodeado de árboles.
Imagínate que la entrada de la aldea es un arco de colores que te da la bienvenida.
Imagínate la escultura de un león blanco con un grafitti pintado de azul en el lomo en el que pone Reperkusión '12.
Imagínate una moto que corre arriba y abajo sobre una cuerda a 5 metros de altura, un elefante haciendo equilibrios sobre un monociclo y al fondo un enorme poliedro rojo de estructura metálica, lleno de equilibristas y malabaristas trabajando duro para llevar sus destrezas un paso más allá.

Olimpiada de malabares
Las casas de la aldea son blancas y bajitas, hay un bar (claro), una casa del pulpo, una tienda de chuches y otra en la que venden un brebaje llamado mojimiel. Los letreros están pintados a mano en colores vivos en la fachada de las casas, junto a dibujos de payasos con sus narices y sus globos de payasos, carteles de funciones y de festivales presentes y pasados. Al final de la calle principal (y casi única) nos encontramos un grupo de músicos tocando, unos duendes bailando con fuego en los dedos y mazas, diábolos y pelotas de colores volando por los aires. Durante el fin de semana nos encontramos además con trabubus y bichos que nacen de los claveles, un ruso forzudo dando vueltas a ritmo de violines y trompetas, unos saltimbanquis vestidos como un equipo de fútbol, un violinista de pelo rojo, magos del acordeón, cultivadores de fiesta sadomusiquistas,  un francés de origen español y residente en el mundo, titiritero de canciones, amigo de la gente cercana y de las veladas de bar guitarra en mano...

Todo el recinto se ha convertido en un circo, como solía ser en tiempos, y cada cual aporta lo que sabe hacer para fraguar una función única llamada Reperkusión 2012.

Al fondo en una esquina, un enorme cartel ajado por el tiempo, que en algún momento colgó de la entrada de una gran carpa, ahora reposa en el suelo y reza "Circo de los Muchachos", esperando que alguien lo coloque de nuevo en todo lo alto.

Pelotas en el aire

A la entrada de Benposta hay una aduana que sólo puedes atravesar con tu pasaporte de soñador en regla.

El Padre Silva
La historia de esta peculiar aldea, pocos kilómetros al sur de Ourense, es la historia del Padre Silva. Un cura comprometido y guerrero que en época de dictaduras, allá por mediados de los 50, supo encauzar y dar ilusión a no pocos muchachos (se calcula que unos 50.000 chicos y chicas se educaron en Benposta), sacarlos de las calles y de sus pocos posibles y darles una educación, un oficio y una vida. Una vida en una comunidad con una manera propia de ser y estar, con su propia moneda, la corona, y sus propias leyes de convivencia. Una educación que incluía la educación artística, y entre los oficios a desarrollar estaba el oficio del circo. Así nació el Circo de los Muchachos.

Actualmente, tras años de abandono, se está intentando relanzar ese espíritu e historias como el Reperkusión ayudan a ello, sin duda. Si queréis conocer más datos podéis consultar la página oficial de la asociación Padre Silva, recién creada.


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Vídeo de Benposta y el circo de los muchachos


Galería de fotos de la Ciudad de los Muchachos. (Pincha en la foto para agrandar)

Payaso
Bienvenidos
 
Tienda chuches
Elefante acróbata
Más difícil todavía
Jammin en el bar
Entrada

Jugando con fuego
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2 comentarios hasta ahora. Añade el tuyo

  1. Ei, q fotos más chulas! Y la historia tb, claro... Bemposta es un gran lugar en el que participar.. gracias Festivaleros!

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    1. Benposta fue todo un descubrimiento, uno de esos lugares que transmiten buenas sensaciones desde que atravesabas ese arco mágico del Reperkusión.
      Nos alegra que os gusten las fotos!
      A seguir disfrutando!!!!

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