Sólo una semana ha pasado desde que volvimos del maratoniano Iboga Summer Festival 2015 y todavía vamos por la calle, en el metro o por casa bailando, con el ritmillo en el cuerpo y los efectos de euforia de la iboga en nuestro estado general, que se van apaciguando poco a poco dejándonos la sonrisa del recuerdo.
Me alegra contar que el festival sigue creciendo y que se ha convertido en una pequeña -o ya no tan pequeña- comunidad en la que nada más llegar ya vemos caras conocidas, tanto en el pueblo, como en el camping, en el mercadillo, en los puestos de comida, las furgonetas que preparan paellas, el del gorro verde que tocaba la guitarra o el de la cresta que arrastra una nevera llena de cervezas por los alrededores del recinto. Toda una caótica maquinaria que increíblemente funciona a la imperfección. Sueños de libertad, aire combativo, desde la normalidad, para que no falte de nada. El tipo de sitio donde, según como seas, nada más llegar, ya te sientes como en casa.Y más habiendo mejorando aspectos respecto a años anteriores, de los que el más crítico era sin duda el sitio de acampada que acoge a la mayoría de festivaleros que se acercan por el Iboga. Mejor dimensionado este año, con más sombra para todos y con un suelo más amigable, el camping sirvió para estar todo lo cómodos que nos permitió el a veces insoportable combo calor-humedad, aunque las fuentes de agua del recinto nos ayudaron algo en esa lucha. En la parte negativa está el número y limpieza de los baños portátiles y de las duchas, ambos insuficientes para la gente que había. El otro punto negativo del que se quejó mucha gente fueron los encargados de la seguridad: bordes y desagradables, pusieron la mente cerrada y escaso saber hacer como contrapunto al resto de la comunidad.
Muchos fueron los ibogueros venidos de fuera, sobre todo franceses, pero también italianos, belgas... atraídos por unos estilos de música que, si bien por aquí no se prodigan en festivales o tienen una representación muy pequeña, fuera tienen muchos más seguidores. Swing, balkan, ska o reggae se mezclan durante tres o cuatro días con un espíritu multicultural que se extiende por todos los aspectos del festival: actuaciones callejeras, batukadas, mercadillo, zona gastronómica y una programación que durante todo ese tiempo no detiene la música ni un segundo, siendo de pago durante la tarde noche y gratuita durante el día bajo una carpa de circo.
Con tanta programación, oficialmente los conciertos empiezan a las 18:00h y duran aproximadamente hasta las 6h de la mañana, se hace crítico el tema "respetar horarios". Pero parece que una de las señas de identidad de Iboga son los retrasos, que se acumulan concierto a concierto. A nosotros esto nos facilitó la tarea de establecernos escuchando a la Antwerp Gipsy-Ska Orkestra de fondo, antes de encaminarnos al concierto de uno de los grandes triunfadores del festival: Babylon Circus.
Los franceses fueron de menos a más ofreciendo un concierto lleno de fuerza y energía. Desde la salida al escenario escalonados y elegantes con los acordes de la premonitoria 'Never Stop', colando como es costumbre estribillos en inglés en las canciones en francés. Con 'La Caravane' o 'De la Musique et du Bruit' convertidos en himnos coreados por todos, reunieron a una de las mayores congregaciones de todo el festi. Dances of Resistance, canción francesa, reggae y ska culminados con la mágica 'La Cigarette' que todavía resuena en nuestras cabezas, 'da dai da dai da dai da daaaa....'
Los otros triunfadores del jueves fueron Asian Dub Foundation, que salieron a escena después de que el combo de músicos checho-bosnio-venezolano... !Deladap firmaran su primer concierto en España con un electro-swing bailongo, comercial y algo enlatado, sostenido por el ideólogo, DJ y programador de ritmos Stani Vana y la presencia de Yola B al micro.
Con una hora y pico de retraso organizativo aparecieron ADF para volver a poner el alma y las emociones en vuelo. 20 años de historia, innumerables cambios de formación y convertidos más en un colectivo que en un grupo, aquellos chicos asiáticos reunidos en Londres, siguen haciendo una música que mezcla ritmos electrónicos, jamaicanos, melodías hindúes, guitarras efectadas, con muy pocos límites y muy bien balanceada para conseguir un todo, integrado y personal. Las atmósferas que consiguen en los discos las llevan al escenario de una forma tan brutal que enseguida te meten en su espiral. Es la psicodelia del siglo XXI cocinada a fuego lento en los '90. Mención especial para una de las últimas incorporaciones, a la flauta travesera, Natham Lee, un tío que hace beatbox mientras toca la flauta, consiguiendo un efecto raro pero bastante espectacular, como hizo en el sólo en mitad de una de las insignias de la banda en los últimos años, 'Fly Over'.
Después de la descarga de Asian Dub Foundation, Talco salieron a escena como un rayo de sol en un cielo eléctrico, para liarla bien y levantar las piernas y el polvo del recinto al ritmo del ska-punk. Con un sonido bastante malo que compensaron con muchas ganas, remataron la jugada con su versión desbocada del 'Zu atrapatu arte' de Kortatu. Siempre grandes los italianos.Y con la Sra. Tomasa despedimos la noche, asistiendo un tanto sorprendidos al batiburrillo de ritmos y sonidos que nos proponen. En la web se definen como: "Grupo sin tabúes por su original y arriesgada mezcla musical, que se basa en fusionar las últimas tendencias de la electrónica con música latina, reggae, funk e incluso Hip Hop."
Damos fe de ello, tan arriesgada la mezcla que a veces nos deja algo descolocados. Con la boca abierta nos quedamos con su versión remix del 'Chan Chan' de Buenavista Social Club, sobre ritmo d'n'b y culminado con el estribillo 'Get u stand up, don't give up the fight!'...
Y con los ojos como platos nos vamos a la cama, que es hora. Los Djs Hapu & Soj nos pinchan nanas balcánicas que escuchamos en la lejanía.
Continuará...
kboy
Fly Over by Asian Dub Foundation
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