Iboga 2017

Que el Iboga es un festival especial es algo que llevamos diciendo desde que descubrimos esta locura allá por su segunda edición en Cullera. A pesar de una organización joven y un tanto caótica en algunos aspectos, se podía apreciar ya entonces una intención y unas ganas de hacer las cosas de una manera diferente.

No nos equivocamos y tres ediciones después este año Iboga ha celebrado su quinto aniversario con su mejor versión hasta la fecha. Ya no sólo por el cartel, que siempre está a la altura de los locos bailongos más exigentes, sino por el cuidado que ponen en que la gente que asiste esté cada vez más cómoda y disfrute de constantes mejoras en cuanto a cómo está montado todo.

Baños espectaculares, zonas de sombra, precios contenidos, vasos reciclables, pago mediante un chip en la pulsera, muy pocas colas, puntualidad casi al minuto, personal amable (excepto algún segurata un poco vinagre), un recinto con césped recién plantado que, bueno, en algunas zonas duró un par de días hasta ir desapareciendo bajo los pies inquietos e incansables de los ibogueros. Estos últimos son la guinda, la peña que va al Iboga, una gente con la que ya formamos una gran familia.

Me encanta llegar allí y ver caras conocidas de otros años con las que no he hablado nunca pero que nos miramos y nos saludamos. Y aunque parezca increíble, creo que los que llegan por primera vez tienen la misma sensación. En los ojos una expresión perfectamente entendible: 'qué ganas tenía de que llegara el Iboga'. 

En el lado negativo de este año podemos destacar que la prometida comida artesanal y de calidad no dejó satisfechos ni a público ni a organizadores. Y las colas para poner las pulseras. Eso hay que arreglarlo. No puede ser una cola que dura lo que concierto de la New York Jazz Ska Ensemble porque claro, te los pierdes.


Iboga 2017


Sea como sea llegó Iboga. Del primer día nos quedamos con tres grandes nombres. Para empezar Russkaja, viejos conocidos de Festivaleros! y de todo amante de la música loca. 'Un poco de música rusa para tu salud, Iboga', decía el bueno de Georgij que cada vez habla mejor el castellano. Kumpania Algazarra continuó poniéndonos a tono con esa mezcla entre vientos y ritmos endiablados que dejaron el listón en todo lo alto para que llegaran Hilight Tribe a romperlo todo. Percusiones tribales enrevesadas, guitarras psicodélicas y hasta un theremin para crear un ambiente ravero que me encantó. Los esperaba y no me decepcionaron.

La gran decepción de la noche fueron S.A.R.S. a quienes teníamos muchas ganas de ver pero nos regalaron un directo insulso y rozando el pop, o turbo-folk, que dejó a la peña buscando algo de acción inmediata.

De Too Many Zooz lo que puedo decir es que tiene muchísimo mérito lo que hacen, música muy potente que te recuerda a bases electrónicas, sólo con una percusión pequeñita, un trompeta a una mano -en la otra un inagotable vaso de cubata- y el saxo barítono, la autética estrella del trío. El problema es que se vuelve un poco repetitivo durante hora y pico de show. Con 45 min hubiera sido bastante.

El viernes fue un día tremendo y en constante subida. El ska tranquilo de The Toasters nos llevó hacia la pura elegancia y sensualidad de Alice Francis que, esta vez sí, enganchó al público a los sonidos más swingueros de esta edición. Los también elegantes Pannonia Allstars Ska Orchestra llegaron desde Hungría con su show energético y esa manera que tienen de darle una vuelta de tuerca al ska tradicional.

Iboga 2017


Chotokoeu! forman ya parte de la familia de Iboga y siempre es un concierto que la gente disfruta a tope. Ya toquen una muñeira, algo más rockero o ritmos más folk, los gallegos consiguen ir subiendo en el concierto hasta ser el huracán que pone patas arriba cualquier recinto.

Pero para mi los triunfadores de la noche fueron Fatty Farmers. Los granjeros gorditos son puro espectáculo en sí mismos y saben utilizar muy bien la fuerza de baile y fiesta que siempre tiene el punk de sabor irlandés. Quizá el momento más a tope fue la versión de 'Johnny Tecno-ska', precedida de unos minutos en los que un pasillo se abre desde la torre de sonido al escenario. A la derecha del pasillo, la peña ataca con una 'onda vital' al estilo Son Goku. Al otro lado la gente imitaba a Sabrina y su teta al aire (la mayoría no tenía ni idea de quien era esa tal Sabrina pero ahí estuvieron dándolo todo). Algo surrealista acorde con lo que al final termina siendo la fiesta de Fatty Farmers. Primer año en el main, convencieron.

La noche acabó rara. Dos DJs de estilo variado pero tirando a la electrónica, primero Deekline y luego Beni Page no consiguieron encender demasiado. Echábamos de menos algo de balkan. ¿Esto es Iboga o es una disco? ¿Por qué no pincha alguien balkan? Menos mal que a las 7am y por sorpresa, Ángel Plur salió a darnos 20 minutos de droga balcánica. Era necesario Ángel, gracias por eso y por el cierre apoteósico en homenaje a Spin Te Kú y su canción 'La Magia del Iboga'. Para el año que viene queremos djs balkan en el escenario principal. He dicho. Eso sí, María Türme en la carpa del mañaneo puede estar el tiempo que quiera.

Para el sábado el menú era bien completo. Limando siempre son una gente que se deja todo en el escenario. Incluso la ropa, que termina ondeando al viento al final de sus conciertos. Nos gustó mucho su homenaje a Spin Te Kú, una pena que se hayan separado pues habían estado desde el principio en Iboga. Limando pidió al público que se abrazaran todos para bailar al estilo de los madrileños. Un gran detalle.

Iboga 2017


Nuestros queridos Che Sudaka salieron a por todas, con un Leo muy parlanchín y un Kacha incombustible. Si no recuerdo mal dijeron que fue su concierto número 1400. En 15 años. No está nada mal. Su manejo del tempo del concierto y cómo saben ponerlo todo del revés progresivamente me parece admirable. Una banda engrasada y potente que rara vez decepciona. En Iboga no lo hicieron.

De Emir Kusturica hay que decir dos cosas. La banda que lleva, la No Smoking Orchestra, es absolutamente fantástica. Suenan perfectos, con una velocidad y conjunción increíble. Pero cuando es Emir quien tiene que llevar la voz cantante, literalmente o haciendo de maestro de ceremonias del show, este decae y ofrece momentos absurdos. El tío parece que está de pachanga encima del escenario. Con actitud pasota y ninguna intensidad. Por no hablar del momento de ponerse a hacer el payaso subiendo a una serie de chicas al escenario y proponiendo bailecitos. El momento duró una eternidad y las miradas incómodas se propagaron por el público. Un esperpento que no hace justicia a la pedazo de música que pueden hacer.

Menos mal que llegó Limbotheque para cambiar el tercio. Un cambio radical por otra parte. Los primeros valencianos de la noche derrochan clase a los intrumentos y carisma en la voz de Carol, capaz de cantar en inglés, francés, castellano o italiano con absoluta belleza. Un elemento diferente en el cartel, que mezcló jazz, folk, rockabilly y que fue un lujo poder ver. Eso sí, la versión de Bella Ciao no la trago, no todo va a ser jabón.

Bohemian Betyars cogieron el relevo como nos tienen acostumbrados, sacando su punk folklórico con olor a palinka. En un show en el que Máté, el violinista, tuvo más protagonismo a la vez que de costumbre, cumplieron aunque no fue su mejor directo.

Para cerrar la noche, el sábado no había ningún dj. El honor de rematar la faena era para X-Fanekaes y no era fácil. Con algún retraso sobre lo previsto y pasando por encima de algunos problemas técnicos, los de Moncada jugaban en casa y tenían muy claro lo que había que hacer. Y con un par salieron a las 6 de la mañana con ganas de reventar Iboga. El grito desgañitado de Marta: 'Bona nit Ibogaaaaaa!' daba el pistoletazo de salida a un show que duraría hasta el amanecer. La voz punk, las guitarras y las melodías gypsy, irlandesas o clásicas, con los sonidos de tuba, acordeón o banjo conforman una mezcla que nunca sabes por dónde va a salir, pero hay una cosa que sí está clara: vas a bailar, saltar y a dejarte hacer por el montón de buenos músicos sobre el escenario. Apoteósico fin de noche con cassalla i punkfolk arrasando a un público entregado. Enhorabuena chavales!

Acto seguido la gente se refresca bajo un elefante, un mono observa divertido y cientos de pies se mueven bajo una carpa de circo. El calor empieza a apretar pero Ángel Plur sigue pinchando. No se si soy el único que piensa que este tío debería pinchar más rato en Iboga. Pero al menos se demuestra que debe haber más balkan en los platos de Iboga.

Como quien dice, X-Fanekaes telonearon a Dubioza Kolektiv, que iniciaron la jornada del domingo. Creo que fue el show más potente y depurado que les he visto. Es tal pasada la calidad que han conseguido en directo que además de bailarlo y disfrutarlo me provoca auténtica admiración. Que no se calle la calle...

Al ser domingo nos tuvimos que ir con pena de no ver a bandas como la Amsterdam Klezmer Band o Sara Hebe, las ponemos en el debe.


Iboga 2017

Y así se acabó el Iboga. Nos quedamos con ganas de más, como siempre. Todavía queda un año para volver al lugar donde la música enloquece. Ya se sabe, cuando llegas es IBOGA y cuando te vas te entra el AGOBI.

kboy

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4 comentarios hasta ahora. Añade el tuyo

  1. Ahorrándose las dietas y desplazamientos de todos y cada uno de los que actuamos en la carpa (que no fuimos pocos...)... obviando que ni el caché se nos dio, claro...

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  2. Hola, la verdad es que no tenemos constancia de esto que nos cuentas pero nos gustaría saber más. Si quieres contarnos más detalles siéntete libre de hacerlo por aquí o mandarnos un email con lo que quieras contar y nos informaremos sobre ello.

    Gracias por leernos!

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  3. Hay un error, después de Benny Page quien pinchó fue Maria Türme

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    1. Hola María, es cierto que después de Benny Page pinchaba María Türme en la carpa. Y hacia allá nos íbamos cuando Ángel Plur apareció un ratito sin estar anunciado en el escenario principal para poner unos (pocos) temas.

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