Un sábado cualquiera en Reperkusión comienza con un buen café de pote, de esos que se mascan. Y sigue con un pulpito con cachelos y un chorizo criollo. La digestión se hace mejor viendo el concurso de malabares, y alguna de las actuaciones en la carpa de día. Y se remata la tarde con un ratito de charla con alguno de los cultivadores de Festas o con los miembros de la Troba Kung-Fú. Antes de que empiece a sonar la música otra vez, siempre viene bien reponer fuerzas con un pepito de lomo con setas, porque por mucho que insistas en que te lo pongan con queso, esto es Bemposta y aquí el lomo se toma con setas. Delicioso.
La troba Kung-Fú

Y entonces sí, con el estómago lleno y una cerveza arranca la noche del sábado. Y lo hace con Joan y la gente de La Troba Kung-Fú, que pretendía 'calentar el ambiente lo mejor posible y no hacerse pesado'. Y lo consiguieron. Empezaron suaves, a fuego lento, con la carpa llenándose poco a poco, su mezcla de ritmos fue calando y casi sin darnos cuenta, los pies se nos iban tras ese acordeón que marcaba el camino a seguir como lo hace una locomotora, camino felicidad, locura pa la caldera pa poder ir más allá.

El ambiente ya estaba caldeado y la caldera haciendo chup-chup. Sólo faltaba esperar a que el reloj diera las doce campanadas. Cuando lo hizo, la princesa no se convirtió en Cenicienta, pero sí aparecieron sobre el escenario algunos de los Muchachos de aquel Circo que recordaron glorias pasadas que ojalá algún día puedan volver a repetir.

Y llegó Manu. No es nada fácil explicarle a alguien que no ha estado en un concierto de Manu Chao, o que se quedó en Mano Negra y su Mala vida, cómo es un concierto de Manu Chao. Tú empiezas a contar las sensaciones, los ritmos, el ambiente, la atmósfera que se crea y te pueden llegar a tomar por loco, por flipado o por fan, o por las tres cosas a la vez. Y no es del todo falso. Estamos un poco pallá, nos lo flipamos que no veas y además Manu nos tiene ganados.


Las horas de música se convierten en una Ventura, un viaje, continuo, sin separación entre canciones ni gentes. Ahora estamos en México y bajamos por Guatemala y El Salvador, saludamos a los colombianos con un poquito de cumbia de la mano de un acordeón de la Garriga, y ponemos, premonitoriamente, rumbo a la Argentina. No dejamos de bailar y saltar. Siete mil personas son una sola. Saltamos el charco pasando por Galicia hasta la rambla de Barcelona, que no se muera la rumba, y tiramos a la próxima estación, Esperanza.

Más ejemplos? En ese bloc Festivalero que siempre llevamos a los conciertos para apuntar lo que no se debe olvidar, después de tres horas de concierto, sólo dos frases: 'La vida es una tómbola' y 'Volver, volver, volver...'. Así es un concierto de Manu Chao.

Y entre medias, muchos flashazos. La chica de delante que te ofrece licor de café (como pega!!!!) porque 'para que se caiga, ya nos lo bebemos entre todos'. El tío de detrás que te cambia un par de sorbos de nuestra cerveza por lo que lleva encima. El reponedor oficial que, de la nada, tan pronto te ofrece una lata de cerveza como una de Aquarius (tan real como alucinante). O la morena de la derecha, que si te paras a mirarla no dejas de preguntarte 'qué se te ha perdido en este concierto?' y a la que no pararon de entrar durante el tiempo que aguantó en la marabunta (y fue mucho, creednos).

Manu no decepcionó. Mejor dicho, no nos decepcionó. Y a los casi siete mil que llenaban la carpa, creemos que tampoco. En su repertorio no faltó ninguno de los grandes clásicos, ni tampoco la denuncia. No faltó la sonrisa, ni tampoco la complicidad con el público. No se prodiga por los escenarios, pero por lo menos, una vez, id a verlo. Os sorprenderá.

Y después? 'Acojona salir después de Manu Chao'. Así de claro no lo decían los Festicultores. Pues allí que se plantaron sobre el escenario. Con sus trajes de latex, sus letras picantes y su Sadomusiquismo por montera. 'No hay un concierto en el que la gente no acabe bailando' puede que suene presuntuoso, pero lo comprobamos de primera mano. Nos dolían las piernas, pero era imposible no seguir bailando al ritmo de estos cultivadores de Festas.

Así se fue haciendo de día. Reperkusión tocó a su fin, pero la sonrisa nos dura todavía hasta hoy. Un gran descubrimiento, un ambiente mágico y muy buen rollo con todos los Festivaleros!... Cuándo repetimos?

J&B y kboy

No os perdáis este cuaderno de dibujos del Reperkusión que realizó nuestro amigo Emdé. Realmente impresionantes!

Y aquí nuestra galería de fotos


Inicio de la Ventura by Manu Chao


Clandestino by Manu Chao en Reperkusión 2012
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