Vincent Damon Furnier sobrevivió a Frank Zappa y a Dalí. Quizá de ellos aprendió que el rock es también espectáculo, y desde los 70 lleva demostrándolo sobre los escenarios. Mucho le deben Mercyful Fate, Marilyn Manson o incluso los Kiss. Y no sólo en lo que se refiere a qué maquillaje debe utilizarse para que los focos y el sudor no te lo desbaraten, sino sobre todo en cuanto a lo que los focos y el sudor son en sí mismos.

Incombustible, irreverente, contradictorio, admirado y odiado, representa la esencia de lo que un rockero debe ser cuando está desarrollando su trabajo. Y es que, 40 años después, nada falla en sus directos.

Así que nada, que mejor que esta canción para celebrar que por fin somos libres para irnos de festival en festival, para levantarnos tarde, y sobre todo… para no tener que hacerle caso a nadie.

FROM HELL


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