Es un placer un martes cualquiera llegar a una sala como el Búho Real. Perdida en el corazón de Madrid, esta sala lleva 28 años haciendo latir a este, siendo uno de esos sitios totalmente imprescindibles para la salud musical y cultural, y que debería existir en cualquier ciudad. Por ella pasan cada día músicos con nombres grandes y pequeños, conocidos y no tanto, y en ella un escenario pequeñito en una esquina casi a ras de suelo, un par de taburetes y un par de micrófonos, ponen a todos en las mismas condiciones de sencillez y de cercanía con el público, fuera artificios. Un ambiente familiar y la sensación de estar viviendo un concierto en el salón de tu casa.
Gelo y Pablo Oliva

Una treintena de personas charlan animadamente cuando Gelo y "el mítico" Pablo Oliva (que en esta ocasión ejerció de Nutopía) salen, no, simplemente suben al escenario, agarran sus acústicas y empiezan a tocar. La voz arrastrada y amplia de Gelo impregna el local de letras sentidas, y melodías tranquilas. A Gelo se le nota muy metido en ellas, concentrado, y así, el chico de las rastas infinitas, consigue transmitir las sensaciones que cuenta en sus canciones y desconectarnos del frío exterior.

En una sala y formato así los detalles no pasan desapercibidos y se tratan de una manera natural. Si el cantante estornuda, pues joder, estornuda, y si un acorde se le va, pues se le va, no pasa nada y si algún comentario entre canción y canción es respondido por el público, pues se interacciona, como en el salón de una casa. En tablas como esas es donde se hacen lo que luego llamamos las tablas de los artistas, y quien no haya pasado por aquí...

Miguel de Lucas de Dr. Sapo
La segunda parte corre a cargo del alma de Dr. Sapo, Miguel de Lucas, que se sube con su sonrisa y ojillos de pillo a preparar toda la parafernalia. El sapo Eusebio que no falte, las flores en los pies de micro tampoco, las trompetillas y un vaso de bourbon. A su lado Fernando Polaino prepara el banjo y la acústica para acompañar a Miguel con las canciones de su último trabajo Balas de Plastilina, amén de las de toda la vida. El estilo del Migue, desenfadado, espontáneo y sin ceñirse a cánones, hace la velada muy divertida y nos deja en el aire un sabor a cuentos para niños grandes y pequeños, y un cierto deje al Robe tabernero en la manera de cantar, un poco más sobrio, eso sí, y con un poquito menos de mala leche.

Ahora están cumpliendo 10 años como Dr. Sapo, y yo cumplo 10 años siguiendo sus andanzas desde que coincidimos en algún lugar de la alcarria cuando ellos empezaban un nuevo proyecto musical y yo una nueva aventura.

Dos grupos que son buen ejemplo de lo que pasa casi todas las noches en el Búho Real, donde las etiquetas no existen, los estilos se diluyen y un duende cabalga la luna envuelto por canciones. Simplemente canciones.

kboy

Sam by Dr. Sapo en el Buho Real
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