Cuando hablaba el año pasado de él como el patriarca del rap, el que aglutina y el que pone a toda la escena de acuerdo y en sintonía, lo decía por algo. Creo que después de sacar su esperado disco y de empezar una larguísima gira en la que ha vendido todo casi antes de empezar, se ve un poco más lo que quería decir.

Y no sólo por venderlo todo y por ser disco de oro (que a día de hoy significa más de 20.000 copias físicas de un disco) en apenas tres semanas. Ser disco de oro, o ser el número uno, son sólo números, son circunstanciales. Esto no es deporte, no es una carrera, lo que importa es el disco, lo que dice, la montaña rusa por la que te llevan los 17 cortes de El Círculo y el recorrido que tiene para presentarlo después.

'Estoy agradecido a la gente, a los fans, que son los que han querido que yo esté aquí', nos contaba un Kase.O casi aliviado, después de un 'proceso creativo muy duro y muy largo', con un peso menos encima, feliz del resultado y con ganas de salir a los escenarios a enseñar a la gente lo que tiene preparado. 'Me lo merezco', decía Javi, sin falsa modestia pero sin atisbo de endiosamiento.

Pocos discos en los últimos años han sido tan esperados primero y aclamados después como este del que os hablamos. El Círculo (2016), un disco raro, al menos para mí. Muchos, yo, esperábamos un Kase.O combativo en el mensaje, ingenioso en la metáfora y sorprendente en el flow. Y nos encontramos con un disco de corte más intimista de lo esperado, en el que las cosas se dicen de manera más directa, las estructuras se simplifican en pos de la claridad, en general no hay grandes requiebros lingüísticos y el combate de Javier Ibarra es sobre todo contra sí mismo. Tanto que empieza con un grito desesperado del Kase niño y acaba repitiendo un mantra en el que el Javato nos invita a repartir amor como si sacara a la luz para nosotros, oyentes, un secreto que a él le ha costado muchas lágrimas descubrir.

Es curioso ver cómo en un disco de rap en el que apenas hay egotrip y vacile, habla casi todo el rato de sí mismo, de su viaje, sus miedos, su amor, sus momentos malos. Es un disco de autor.

Reconozco que he querido esperar un tiempo para digerirlo porque de él esperaba hace mucho como una especie de acto de salvación musical. El resultado no ha sido ese. No fue lo que me esperaba, Kase estaba en otra vaina, es algo distinto. Y aun así me ha enganchado, le veo mucho fondo, muchas capas y mucha madurez. Madurez, manida palabra, no en un sentido social o político sino de crecimiento personal. También se le ve en los ojos.

Supongo que el Ibarra no estaba del todo a gusto consigo mismo o con su alterego Kase.O, y así es imposible escribir sobre temas sociales y romper la baraja. Aunque da sobrada cuenta de que podría hacerlo en la sobresaliente 'Esto no Para'.

Y 'Yemen', que me saca esa sonrisa que quiere decir 'qué cabrón, qué bueno es'.

Sorprender, sorprende en bastantes fases. Hay algún ensayo estilístico como en el interludio 'Quieren Copiar', hay olor jamaicano en alguna que otra entonación y remate de frases, ramalazos que desembocan en esa 'Pavos Reales' en la que él mismo junto a Hermano L, Shabu y Mcklopedia le sacan jugo humeante a un ritmo crudo y desnudo.

El momento que más sorprende quizás es la cantada 'Mazas y Catapultas', que a mí personalmente me suena a folclore latino, a esas canciones ancianas y desgarradas que se trasmiten con el tiempo, a algo indígena que evoca a la tierra. No sé, a cada uno le suena a algo distinto pero yo creo que la influencia colombiana sale totalmente en esta canción. Que además da rienda suelta a esa querencia de Kase a cantar, que le viene de lejos aunque parezca que no.

Y los momentos musicales, cosa rara también en un disco de rap. El disco deja de lado el predominio del clásico bombo-clap y nos encontramos con varios minutos de sólo música repartidos por los temas, que parece dejarte reflexionando sobre lo que acabas de oír antes de pasar a la siguiente canción.

Recorriendo el disco entero, de la mayoría de canciones sacamos algo distinto, nuevo o interesante, que nos puede gustar más o menos, pero ahí es donde se ve el intento del artista por no quedarse en lo fácil. Y eso creo que es de agradecerle siempre al que se dedica a crear. Y creo que la gente lo ha entendido, ha visto la honestidad que hay detrás.

Eso sí, una cosa te quiero decir, Javi. Como dices en la propia canción, ojalá no hubieras escrito Basureta. Una lagrimilla me sale cada vez que la escucho. Una canción oscura como una depresión, relatada en primera persona y una manera increíble, o totalmente creíble, de transmitir ese desasosiego que te va llevando cada vez más profundo para acabar arrojando un poquito de luz. Cosas que se viven y raramente se cuentan en esos tiempos raros que todo el mundo tiene.

Riesgo, creación, valentía, viraje de rumbo, crecimiento personal. Despojarse de "lo que se supone que" para hacer "lo que yo quiero que". Creo que es el resumen perfecto del Círculo.

kboy


Saludos de Kase.O


Fechas de la gira interminable 

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