Hace unos días nos planteábamos una serie de preguntas sobre el futuro de los festivales y conciertos una vez que el coronavirus ha cambiado el mundo tal y como lo conocemos (puedes leerlo aquí). Hoy damos un paso más para hablar de los streaming o de cómo se están reinventado las bandas y los festivales.

"Este sábado a las 20:00 directo en mi IG", "El viernes a las 22:00 concierto en streaming en nuestro canal de Youtube", "El próximo domingo desde las 16:00 varios artistas pasaran por nuestros perfiles en redes para tocar en acústico desde sus casas". Son tan sólo tres ejemplos de los muchos que podríamos enumerar y que nos hemos encontrado estos días de confinamiento y coronavirus en nuestras redes sociales.

Los artistas se han reinventado y han apostado por los directos en redes con más o menos medios, con más o menos calidad, con más o menos suerte con la conexión. Todo con el objetivo de hacernos olvidar un poco todo lo que está pasando. Junto a esa tendencia empieza a aparecer otra cada vez más creciente en la que para disfrutar de esos streaming hay que "pagar una entrada". Muchas de ellas benéficas, destinadas a ONG's, otras para colectivos más desfavorecidos por este parón (los técnicos, por ejemplo), y otras... Otras no tan claras.

¿Es ese el futuro que nos espera? ¿Estamos dispuestos a pagar 5 euros por ponernos delante del ordenador en nuestro salón y ver un concierto? Esas preguntas parecen una de las claves que despejarán a corto plazo el futuro de la industria. Hay que esperar para ver si esto es una tendencia circunstancial o si es algo que ha venido para quedarse.

Y si se queda... ¿Realmente podemos seguir hablando de lo mismo? La esencia de un concierto, de un festival, es el directo, el estar ahí, sólo o acompañado, más cerca o más lejos del escenario. ¿Se puede conseguir lo mismo en un streaming? Parece claro que es imposible recrear eso. Entonces, ¿nos resignamos y asumimos que ese es el futuro que nos espera si queremos ver un concierto en "directo" o asistir a un "festival"?

Más preguntas al aire... ¿Por qué hay grupos que no tienen problema en realizar conciertos en streaming de manera gratuita (Dropkick Murphys o Dubioza Kolektiv, por ejemplo) y otros no? ¿Cuál es la diferencia entre unos y otros? ¿Qué diferencia hay entre ponerse delante del ordenador a la hora marcada o buscar en Youtube un concierto de ese mismo grupo subido hace meses o años?

Por otro lado está el punto de vista de lo que nos ofrecen los artistas en su conjunto. Ya no sólo música en vivo sino creaciones, en forma de canción o de cualquier otra manera que se nos ocurra. ¿Es posible para ellos seguir ofreciéndolas sin un soporte que les permita vivir de ello? "Superadas" las sucesivas crisis de la industira de los últimos años, los directos parecían el último bastión de la resistencia de músicos y bandas (y por supuesto de técnicos, promotores y demás actores de la escena). Circunstanciales o estructurales, ¿tiene el público un deber moral de apoyar estas iniciativas en pro de la supervivencia de quien le alimenta el alma, por muy poco atractivas que parezcan?

Todas estas cuestiones las tiene que responder cada uno y por ahí irán los tiros del futuro de los conciertos en streaming. Lo que nosotros tenemos claro es que no tiene nada que ver un "directo" en streaming con un "directo" en directo. Y que, salvo causa de fuerza mayor, nosotros tenemos claro que queremos conciertos y festivales en vivo y en directo. Entendemos que habrá que adaptarlos a la "nueva normalidad". Pero precisamente esa "nueva normalidad" no puede impedirnos seguir disfrutando de una de las cosas que más amamos y que más alimentan a las personas... La música en vivo y en directo.

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