LaBrassBanda
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No es el estrépito del camión limpia-Toi Tois, ni los gritos del vecino camping italiano, ni el tráfico de la Jonh Lenon Avenue. Los que me traen a la vida esta mañana son los trombonazos de las pruebas de sonido de LaBrassBanda. Reconozco al instante su canción Autobahn cuyos bajos se repiten una y otra vez. Huyamos a la ducha. Hay que escoger entre dos posibilidades: hacer cola o ducharse a la botella. Y tras eliminar en lo posible los rastros de la jornada anterior ya estamos preparados para el nutritivo desayuno: café, porción de pizza ... y cerveza. 


Nuestra ruta de hoy comienza en el escenario World Music con el grupo español La Selva Sur, que de inmediato nos meten en el cuerpo ese veneno que no te deja parar de bailar en todo el día. Son una especie de pizza picante en cuya receta encontramos swing, ska, latino, sonidos mediterráneos y multitud de especias. Podéis encontrar su concierto completo pinchando aquí. Mención especial a sus canciones Tupido velo, que, dado el entorno, nos pareció de los más oportuno, y Game Over, que nos hace entrar en estado de demencia festivalera. Nos caen tan bien que decidimos usar nuestras puertas cósmicas para ir a su encuentro y atraerlos hacia nuestro lado del festival. No nos cuesta nada convencerlos: en unos minutos la simpática tribu selvática danza a nuestro alrededor con el potente ataque del reivindicativo Roy Paci. Antes del final del concierto, los integrantes de La Selva Sur se han adaptado perfectamente al ambiente festivalero y la isla los ha llamado por sus caminos.

Agotados, intentamos llevar a cabo un doble golpe: The XX y LaBrassBanda tocan simultáneamente en dos escenarios algo alejados. Atravesar la populosa John Lennon Avenue nos cuesta más de lo esperado: puestos de comida, cervezas, tiendas de atrezzo festivalero, batucadas itinerantes... todo está pensado para que un camino que puede hacerse en cinco minutos se convierta en una odisea de más de media hora. Al llegar al Main Stage, The XX ya tienen el concierto encaminado. El público, entre el que se cuentan numerosas parejas, no baila: se balancea. En directo no son ni más ni menos que el mismo grupo que pongo en mi casa como música de fondo. Aunque no dejamos de apreciar el lirismo electrónico encajado en un pop muy soft pero muy agradable, aquello nos choca porque venimos de la fiesta del World Music y tenemos en la sangre el veneno selvático. Tras cuatro o cinco temas, decidimos que aquello está visto y nos aventuramos por las sendas de la isla en busca de un atajo para llegar a ver a LaBrassBanda, pero Obuda Island se ha convertido en un homiguero y nuestro esfuerzo resulta inútil: cuando llegamos ya han acabado. Ya van dos veces que se nos escapan estos alemanes así que nos juramos que será la ultima vez que nos ocurra.

De vuelta al Main Stage: van a tocar The Stone Roses. La explanada está a media entrada y aunque conocemos los antecedentes, nos quedamos a ver a la banda que inspiró a Liam Gallagher a fundar su propio grupo. Lo entendemos desde que vemos a Ian salir con sus característicos gestos y su peinado, calcados a los del Oasis. En su tema: I wanna be adored, encontramos todos los elementos para juzgar lo que vemos. Una banda muy buena, con unas canciones geniales, un estilo propio que han comunicado a toda una generación y un cantante al que cuesta oír en directo. Después de unos minutos, ya nos hemos hecho una idea suficiente de los Stone Roses y hacemos como un gran número de espectadores: nos marchamos a la fiesta Disco Disco Partizanni que esta dando el genial Shantel en el World Music Stage. Se trata de un imperdible de la música balcánica que une cosas tan dispares como la tradición de la Bucovina y la música disco.


Aún sedientos de emociones nos dirigimos al A38 donde pillamos por los pelos a los británicos Rizzle Kicks, y disfrutamos de un final hip hop flower power en toda regla. Unos minutos más tarde, en el mismo lugar, nos vemos sumergidos en la electrónica del canadiense Tiga y al despertar del trance nos encaminamos a la Roma Tent para hacer uno de esos descubrimientos que tanto nos gustan: Dj Click. Este Dj francés, obsesionado con las conexiones tzigane desde Delhi a Sevilla, nos revienta a bailar sin dejarnos un minuto de reposo. Tras cerrar la Roma Tent no podemos llegar más allá del banco que hay enfrente. Allí instalados, saboreando el último palinka con hielo, acabamos la noche diciendo "adiós, buenas noches", a los últimos transeúntes que se aventuran por aquel escondido rincón de la mágica isla de Obuda.

Dr.J

#szigetpeople


Flogging Molly, empiezan los dilemas
Para un festivalero, un festival como Sziget es como un sudoku royal: cientos de posibles combinaciones, de grupos que se cruzan en los mismos horarios y en escenarios  diferentes separados unos de otros por unas decenas de millas obudabianas.  La versión completa de todos los horarios en todas las escenas dan una especie de Matrix en el que sólo los festivaleros mas aguzados son capaces de descifrar los eventos antes de que ocurran. Con el paso de los días, no es raro caminar un cuarto de hora para ir a ver un grupo que ya había tocado ayer y otras pifias similares que, por otro lado, pueden ser el origen de grandes descubrimientos inesperados. En fin, que no hay que estresarse: lo mejor es comprender lo antes posible que Sziget es una busca del tesoro versión musical en la que los tesoros nos encuentran a nosotros mientras no sabemos muy bien lo que buscamos. Como la vida misma.
Filosofías aparte, el festival nos propone encrucijadas que hay que resolver en el momento y otras que podemos ir anticipando. Y ya vamos adivinando algunas de estas Decisiones Dificiles en el programa de este año. Por ejemplo, el miércoles 10, día de apertura "oficial" del Sziget, al mismo tiempo que los Flogging Molly nos hacen saltar con la Speed of Darkness de su punk céltico californiano en el Main Stage, nos entrarán ganas de salir corriendo en dirección al World Music Stage, atravesando poblados húngaros, zonas de restaurantes, escenas menores (hey, corre que estamos pasando entre el público y los artistas!!), sorteando batucadas errantes, festivaleros que llegan cargados con sus quechuas, la tentación de meterse en la carpa trance a las cuatro de la tarde y pedir un chupito de esos con un ciervo y un nombre impronunciable... para ir a ver a unos "balcánicos" de Baviera llamados LaBrassBanda: una banda de viento que promete ser un delirio huracanado y que será difícil ver en otra ocasión o en otro lugar... Y no habremos hecho más que empezar.

Dr. J


LaBrassBanda en LIVE