Erase una vez ...

una tranquila tarde de domingo, bajo la carpa de circo de MéditerranéO',  nos vamos acercando al escenario, como el que se acerca al fuego del campamento, intrigados: qué ser
á este grupo? qué será esta mezcla? son músicos o contadores de historias? ... Empiezan a sonar las primeras notas del laúd de Lakhdar Hanou, está sentado en medio de un  grupo formado por una guitarrista española, gitana, una cantante argelina, un violinista y una violoncelista franceses, dos percusionistas orientales, una intérprete  de Zheng (citara china) y un bailarín marroquí... Lakhdar Hanou introduce cada tema musical hablándonos sobre la vida, nos cuenta historias de otros lugares, de otros orígenes ... ya no estamos en el sur de Francia, sino en algún rincón del Sahara, en una tienda saharaoui o tuareg ricamente amueblada,  saboreando un té de menta ... Fuera de la carpa de circo, nos parece oír el resoplar de caballos y camellos, y no nos extrañaría que de un momento a otro los jinetes nómadas entraran a sentarse con nosotros y se sirvieran un poco del mismo ardiente té de menta para tomarlo despacio mientras nos cuentan las increíbles historias de sus viajes a través del desierto. El público sale de su agradable letargia y las palmas van subiendo el tono. Lakhdar Hanou, es fruto de dos culturas, la argelina y la francesa. Aprovecha esta dualidad de culturas para buscar y experimentar tanto literaria como musicalmente. En sus viajes por el Maghreb, Egipto y Siria, recoge la música de cada rincón y aprende a utilizar el maqam, un sistema modal complejo que se declina del Maghreb hasta la China, y que constituye un cuerpo teórico de gran riqueza: el de la música sabia o clásica. De sus diferentes colaboraciones con artistas del mundo entero nacen distintos espectáculos de composiciones y músicas diferentes, en dúos, tríos, cuartetos o grupos multiculturales. 
También ha sido fuertemente influenciado por el poeta Amjad Nassir, del cual nos recita varias poesías. El bailarín da vueltas sin descanso y al girar se convierte en un águila vestida con un blanco manto rayado que vuela alrededor de nosotros. Las mujeres se arrancan a hacer iuius y la voz de la cantante, sobria y sentida, acompañada por los instrumentos, nos embruja sin remedio. Lakhdar Hanou cierra el concierto con un proverbio: los hombres son como tres mariposas delante de una llama de fuego, una dice: yo creo en el amor, he visto la llama, la segunda: yo he conocido la quemadura del amor y la tercera se tira en la llama: solo ella conoce el verdadero amor. De aquella tarde bajo la carpa nos quedan el sosiego y la paz de los recuerdos de un viaje lejano.

Mademoizelle V. y Dr. J


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