Afrocubism, tejiendo el Son Africano
Llegamos tarde pero no importa. El World Music Stage se ha convertido en una vieja nave en la que unos señores trabajan concentrados como buenos artesanos cosiendo, soldando, mezclando con paciencia y con sabiduría dos materias musicales diferentes hasta conseguir un todo homogéneo que nos hace sonreír de  placer mientras bailamos. Es Africa, es el Caribe: es Afrocubism. Las cuerdas del Son juegan con las voces africanas, las percusiones se entrelazan: la cubana, sólida pero chispeante, algo mandona, la africana, como una enredadera que se cuela  por cada uno de los huecos de la base y crece haciendo figuras imposibles. Y en aquella nave abandonada, a través de las ventanas de cristales rotos entran los rayos de un atardecer  tropical y el olor de la manigua lo invade todo como una nostalgia de lugares que aun no conocemos. Con ellos aprendemos que la música es una esencia universal, algo que se esconde en lo mas profundo de cada ser humano, un elixir que toma diferentes formas, colores y sabores, pero que responde a una necesidad básica de nuestra especie. Bailar como comer, tocar para vivir. Al final del concierto los Cubano-Malineses de Eliades Ochoa han encontrado el crisol y después de dejarlo bien redondeado, se dan por satisfechos, pero a nosotros nos ha picado el bicho y nos dejan una fiebre que pide siempre más, asi que nos subimos de nuevo al vagón de tercera del tren transcultural .

Etno In Transit
El tren se detendría en otros lugares y en otros momentos del festival. La siguiente parada es una de esas noches mágicas en las que la isla está especialmente inspirada y se saca de la manga situaciones increíbles. Hace un momento era medianoche pero ahora no lo tenemos tan claro... Sin saber de donde venimos ni a donde iremos, nos detenemos en una ciudad miniatura en la que todas las tiendas están cerradas. Es el Eastern European Funfair, una puerta dimensional escondida entre el Main Stage y el Hungaricum Village. El decorado parece recrear la plaza de un pueblo húngaro. En el centro, un escenario y sobre el escenario, una extraña banda. Viendo las reacciones del público, deben de llevar un buen rato tocando y desde que comienzan una canción todo el mundo enloquece así que nos quedamos con ellos. Lo que tocan suena a céltico, tzigane  y andino al mismo tiempo. Se llaman Etno In Transit y se presentan como un grupo viajero que se ha ido conformando en el trayecto: Eslovenia, Estonia, Chile, Escocia, Suecia e Italia, cada componente se ha subido en el autobús en un punto de la aventura para llegar hasta la isla de Obuda. Cuando acabe el festival seguirán su periplo, pero por el momento están atrapados en aquel rincón obudabiano y no parece molestarles, porque a cada canción siguen viajando, haciéndonos bailar sin descanso danzas inexistentes entre fronteras imaginarias y ni ellos ni nosotros tenemos ganas de que aquello se acabe. Es la fiesta de un pueblo inventado, de una nación que durará solo una noche. Aunque prometieron estar cada noche a la misma hora en el mismo lugar, nunca volvimos a verlos: cada día la isla cambia los caminos para que nunca ocurra dos veces el mismo milagro.

Dr. J


Afrocubism en el World Music Stage de Sziget 2011



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