Los amigos
Como uno de los co-creadores de esta aventura, a veces, te llevas gratas sorpresas como esta que os cuento a continuación. El sábado se dio una circunstancia mágica en la que los tres autores de este blog, los tres festivaleros estábamos juntos en el concierto de Vetusta Morla en La Riviera. Era la primera vez que sucedía que los tres podíamos ir juntos a escuchar un grupo. Desde entonces, la historia de ese concierto no ha dejado de escribirse en mi cabeza. Y hoy era el día para rematarla y publicarla.

Pucho a la pandereta
Sin embargo, hoy, ha llegado hasta Festivaleros! una "postal sin sellar". Un trozito de alma de alguien que también estuvo en ese concierto. Alguien que tan sólo pretendía expresar, en unas pocas líneas lo que, a veces, puedes sentir cuando estás rodeado de tu gente (a tu lado o en tu cabeza), cuando estás escuchando la música que te gusta, cuando sientes, aunque sólo sea por unos instantes que el universo se ha parado bajo tus pies. Puede que la crónica de mi cabeza vea la luz algún día, pero hoy, lo que me pide el cuerpo festivalero es que todos podáis leer esta 'Carta abierta a Vetusta Morla.'

J&B

En busca de la nota que te haga feliz

Últimamente estoy aprendiendo mucho.

Lo primero que he aprendido recientemente es que es difícil saber qué te hace feliz. A veces sólo sabes qué te hace infeliz…

Lo segundo que aprendí es que la mayoría de las veces que arriesgas, pierdes. Es así. Ahora bien, que nos empeñamos en arriesgar y en jugárnoslo todo sucesivas veces, es algo que no se puede discutir.

Lo tercero que aprendí es que, al final, la vida es sólo una sucesión de momentos, o ni tan siquiera eso, es sólo una sucesión de breves instantes, de sensaciones, impresiones, percepciones... que una vez que pasan... poco significan.

El sábado aprendí una cosa nueva. Aprendí que en ocasiones eres capaz de identificar perfectamente qué te hace feliz. Aprendí que existen momentos en que arriesgas sobre seguro, porque sabes que vas a ganar. Y aprendí que, cuando ya has pensado que lo has sentido todo, que no hay nada nuevo para tí, aparece algo que te sorprende y despierta una chispa, una luz.

El público exaltado

El sábado la felicidad se hacía música en la Riviera. Toda la sala sentía, a la vez, que ese era el lugar donde debía estar y en el momento en que debía estar. Y los breves instantes se hicieron eternos con la magia hecha voz, una magia que sorprendía a todos, tanto por la cantidad como por la calidad.

Aprendí que un insignificante instante lo puede cambiar todo. Que una canción puede darte una nueva visión de todo lo que sabes hasta entonces. Que la música, eso que al fin y al cabo es una simple sucesión de tonos en armonía, puede convertirse en principio y fin, en revulsivo, en un sentimiento compartido que te hace ver que no estás solo, en algo básicamente grande.

Cris

Vetusta Morla - Gran Final
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2 comentarios hasta ahora. Añade el tuyo

  1. Bravo!!! la piel de gallina se me ha puesto al leer esta entrada. Recuerda ese sentimiento, que no estás sola, para cuando lo necesites :-)

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