Los californianos Tom, Mark y Travis estuvieron hace poco en Madrid para dar un concierto que se podría definir como poco peculiar.

Blink 182 venía con energía, MUCHA energía para dejar exhaustos a los asistentes en la más de hora y media que duró el concierto, pero lo que no estaba del todo claro era el tipo de público que iba a verles. Teniendo ya mi entrada para ir, un amigo del grupo nos comentó dos días antes que el concierto estaba organizado por una asociación o algo así llamada “Under 18” que básicamente promueve conciertos sanos para que los menores de edad puedan asistir. Esto consiste en entrada libre sin restricción de edad y, evidentemente, no se vende alcohol. BIEN. ¿Pero en Blink 182?

El grupo de gente que íbamos era básicamente de treintañeros creciditos que querían recordar sus tiempos mozos. Algunos incluso se confesaban fans de la banda desde el año 97 habiéndoles visto en directo en EE.UU. siendo teloneros, de teloneros, de teloneros... Cuando nos enteramos de la noticia cundió el pánico no porque no vendan alcohol (que también) sino por el tipo de público que iba a asistir. ¿Tiene acaso Blink 182 un club de fans secreto a lo Justin Bieber que no conocemos? NI MUCHO MENOS. Cuando entramos al recinto no pudimos como poco estallar de la risa al ver que estábamos rodeados de gente de nuestra quinta. ¿Menores? Sí, puede ser, alguno, pero lo que allí abundaba era gente que había pasado su adolescencia escuchando Blink 182.

Visto el panorama nos relajamos, pero no evitó que nos molestara la hipocresía de unos promotores que prohíben la venta de alcohol alegando que es para menores cuando todo el mundo había colado alcohol (el suelo era un reguero de botellitas de alcohol) y la gente fumando tabaco... y lo que no es tabaco. Para colmo a mitad del concierto se acabó la cerveza sin alcohol. ¿Quéeee? Sí, no venden cerveza de verdad y la poca que tienen se les acaba. En fin, un desastre.

¿Que qué tal el concierto? Una pasada. Algunos íbamos con el miedo de haber escuchado algunas de sus últimas grabaciones en vivo en las cuales se apreciaba a un Blink 182 sin voz, falto de ritmo en ocasiones y un sonido que apenas se parecía a las grabaciones originales. Se echaba de menos ese directo del disco The Mark, Tom and Travis Show... En previsión de una catástrofe íbamos con las expectativas muy bajas para evitar una probable decepción en la medida de lo posible. Menuda sorpresa nos llevamos cuando arrancaron el concierto con un Feeling this que sonaba... maravilloso. Posiblemente no sea su mejor canción, pero tras Up all Night llegó el celebérrimo The Rock Show y el Palacio de los Deportes estalló. Saltos, empujones, fiesta y coreos. Muchos coreos. La gente se sabía las letras de casi todas las canciones y Mark y Tom en varias ocasiones dejaban de cantar para escuchar a sus fans desgañitarse con sus letras.

El resto del setlist fue más que correcto. Introduciendo cada pocas canciones algunos temas de sus últimos discos no tan famosos se intercalaba bastante bien con los éxitos de siempre que todo el mundo conoce. Momentos de histeria fueron First Date, Man Overboard, All the Small Things y la cañera Josie. A pesar de la falta evidente de nociones de canto de Blink 182 el auténtico triunfador de la noche fue su batería, Travis. La figura del batería que normalmente suele estar en segundo plano se lució y demostró una superioridad apabullante sobre sus compañeros en un solo de casi 5 minutos en el que demostró que está en plena forma. Tal es así que los gritos finales antes del bis no reclamaban a Blink, pedían Travis.

Sin haber encontrado una explicación a por qué suenan tan mal los temas grabados en directo, Blink 182 gana en concierto y mucho. De momento siguen estando en forma y recomiendo no prestar atención a las versiones que se pueden encontrar en Spotify o YouTube (salvo el disco el disco The Mark, Tom and Travis Show claro).

Como anécdota final decir que el sentido del humor del técnico de sonido (o de la dirección del Palacio de los Deportes) es de traca. Tras hora y media larga de auténtico punk americano decidieron que la canción más apropiada para desalojar el recinto era la canción de moda 'Call me Maybe' de Carly Rae Jepsen. La imagen de miles de personas andando despacito hacia la salida tarareando esta canción es posiblemente de los recuerdos más bizarros que he vivido en un concierto.

Quequé


Blink 182 @ Madrid - 20/07/2012 - Varias canciones
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