Nos acercamos a la sala Taboo de Madrid para poner a prueba nuestro gusto por la sencillez de la música sin ornamentos ni añadidos. Esta noche tocan McEnroe, un grupo que no es conocido por reventar ni pistas de baile ni pistas de salto ni nada parecido. Todo lo contrario, gustan de presentar un pop frágil, lánguido y muy lento.

Tocaban además en formación reducida, sólo dos de los cinco componentes, en acústico y en petit comite, aunque no tanto como me esperaba. Lo cierto es que había bastante gente a la cola antes de entrar apurando sus "cerveza-amigo" y bastantes incondicionales dentro dejándose llevar por la música hipnótica de los de Getxo.

Una música que te arrulla, te mece, a veces te (me) aburre y otras veces te (me) estremece, tiene sus momentos y hay que elegirlos sabiamente. Te sumerge en playas de costas salvajes y movidas en contraposición con las canciones intimistas, tranquilísimas. Sin prisa y sin casi nada más que unas letras envueltas en melancolía pura y mezcladas con el aire del cantábrico que por muy bravo que esté, transmite una sensación de sosiego difícil de alcanzar en cualquier otro sitio del mundo. Porque Mundaka es Mundaka, y no puede ser de otra manera, ni el puerto viejo puedes encontralo en ningún otro lugar del globo.

- ¿Y cuando están todos suenan igual de tranquis? .- pregunto yo.
- Bueno, en realidad sí, muy parecido. ¿Y qué, te molan? .- me responden
- Psssi. Lo que pasa es que se me hacen demasiado tranquilos y además el cantante canta pa'dentro, y hay ratos que parece que va a seguir cantando sólo moviendo los labios sin que nadie más escuche.(risas)

En realidad mucha gente escuchaba, y remarco escuchaba porque la conclusión es que la música de McEnroe hay que escucharla. Ni oirla, ni bailarla, ni flipárselo, ni saltar, y casi ni moverse. No vaya a ser que si te mueves lo estropees. Escucharla muy quieto, al lado de alguien que también la aprecie, y como mucho dejándose llevar por esas mareas, que sin aparente fuerza, te mecen y te dejan a merced de su vaivén. Una velada de música triste que acabó iluminada por una sonrisa funny. Aúpa Getxo y aúpa Romo también, qué carajo!


Eso sí, la noche para acabar pedía un poco de Mala Fe Rock Bar, escuchando el Ace of Spades y comentando la jugada. Y allí estuvimos...

kboy


Mundaka by McEnroe
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