El sol ha llegado . Aunque aún es primavera trompetera, este finde ya sabía a verano y las orillas del Garona se han llenado de toulousanos guitarreros que competían por encontrar un trocito de césped sobre el que tostarse concentrados en el ejercicio de la indolencia y el farniente. Los más rumberos aprovechaban el ensayo estival para resucitar de entre las cuerdas una de las canciones más garrapateras de la música francesa: Voilà l'été, de Les Negresses Vertes.
Les Negresses Vertes fue una banda, en el sentido más amplio de la palabra, un grupo improbable formado en 1987 por un par de excéntricos del punk unidos a unos veteranos de circo y un reparador de redes de pesca. Dicen que se conocieron en las fiestas más decadentes de París y sus primeros temas sonaron en el metro de la capital, en las aceras y en los portales de viejos inmuebles hasta que lograron sacar su primer disco Mlha(1989) al que pertenece nuestra canción de la semana. Capitaneados por el increíble Helno, emprendieron una carrera marcada por hitos surreales, como ser invitados por Madonna a participar en la banda sonora de Dick Tracy o dar el primer concierto francés en Beirut, después de la guerra del Líbano. Helno fallece en 1993 de una sobredosis de heroína y su desaparición deja tocado al grupo, que consigue, sin embargo, producirse durante unos años más. Les Negresses son uno de esos grupos que se disolvieron para acabar de hacerse legendarios. Ocurrió en 2001, pero su huella aún queda en las ondas de radio y en el subconsciente colectivo. Años después, Manu Chao homenajeaba a su amigo, el cantante Helno, dedicándole la canción Helno est mort en su disco Sibérie m'était contéee (2004).
La cuestión es que desde que sale el primer rayito de sol, a más de uno nos viene a la mente esta canción, grito de alegría demencial porque viene el calorcito y la fresca felicidad de un cóctel y los amores que nos calientan las orejas y les filles sont belles et les dieux sont ravis...
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