Desde hace ya un montón de años, vicisitudes aparte, siempre que se acerca julio el viento del Norte nos trae una nube de sonidos que nos recuerdan que hace tiempo fuimos una amalgama de pueblos que vivían en armonía con la naturaleza. De ella aprendían, de ella vivían y a ella le dedicaban sus cantos. Todo esto no puede quedar en el olvido, y por ello tienen su razón de ser festivales como el Festival Internacional del Mundo Celta de Ortigueira.
Por otro lado, moralina aparte, algo tendrá este evento cuando se le concedió el galardón de Interés Turístico Internacional; y es que, más que una reunión de bandas que tocan la gaita y el violín, este festival es un acto de reivindicación del universo folk, con todo lo que ello conlleva. Desconozco si en algún otro lugar del mundo se celebrará un festival de estas dimensiones donde por lo único que te cobren sea por aparcar. Y es que el Concello de Ortigueira ha comprendido a la perfección que lo que allí se genera año tras año, además de traer un beneficio económico para la zona, forma parte de nuestro patrimonio cultural inmaterial (el único que no interesa a los bancos).
Así que ¿qué más podemos pedirle a la vida? Un fin de semana largo en las costas gallegas (del 11 al 14 de julio, que casi se me olvida), sonidos llegados de todos los lugares del mundo con reminiscencias comunes, una feria de artesanía, un montón de público acampado dispuesto a pasarlo bien, armonía, buen rollo, naturaleza, música…
Como para no perdérselo.
FROM HEAVEN
Harmónica Creams repetirá este año en el Festival de Ortigueira
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