Juantxo Skalari

Madrid late al ritmo de la música que suena en sus entrañas. Esos lugares a los que llegas escaleras abajo y en los que, después de cruzar dos puertas, la música te golpea directamente en los oídos. Así sucede cuando desciendes a la Sala Independance. El bullicio de la Calle Atocha o la Plaza de Jacinto Benavente desaparecen para dejar paso a la magia de la música en directo.

Nada más entrar dejando atrás la fría noche madrileña de Enero ya están sobre el escenario Spin Te Kú. Una banda de estilo más bien balcánico pero que se han criado y están creciendo en "La Puta Sierra de Madrid". Desde allí nos llegan esos ritmos que nos trasladan a miles de kilómetros. Acordeones, vientos, cuerdas y mucho espectáculo sobre el escenario. Disfraces, interacción con el público y un ritmo que se te mete en el cuerpo y te obliga a bailar. Un conjunto con mucho potencial y que bolo a bolo va a conseguir un espectáculo que conecte aún más con su público.

Spin Te Kú

Spin Te Kú dejó la pista caliente para la llegada de Juantxo Skalari y La Rude Band. Lo de Juantxo fue un arranque interruptus. Un problema de sonido paró el principio del concierto cuando la gente ya estaba deseando soltarlo todo. Ese parón provocó que costara un poco más arrancar. En el público la voluntad era la de empezar a sudar pero aquello no acababa de sonar del todo. Fue entonces cuando Juantxo nos leyó el pensamiento y destapó el tarro de sus esencias. A partir de ahí encadenó un setlist combinando algunos de sus nuevos temas con los clásicos de sus dos décadas y la sala se vino abajo. Cómo no hacerlo cuando suenan himnos como 'Puto Alkohol' o 'Estoy de Revuelta'.

Juantxo Skalari
Skalari saltaba en el escenario y la gente abajo hacia lo mismo, encadenando casi media hora ininterrumpida de ska del bueno, del que sale de dentro, de las mismísimas entrañas de Madrid. Música-denuncia, ska-reivindicativo, salvaje. Con el público absolutamente entregado y La Rude Band desplegando todo su arsenal de vientos llegaron los bises y la locura final. Juantxo tiró de los galones que le da ser el mandamás del 'Skalari Rude Klub' y el final no pudo ser más apoteósico. Un gran pogo en el centro de la pista que tenía su continuación en el resto de la sala. Los brazos arriba moviéndose al ritmo que marcaba La Rude Band desde arriba y la sensación de que aquello no iba a acabar nunca. 'Despídeme', siempre tan emotiva como excitante.

El tiempo voló (literalmente) y las luces se encendieron. Atrás quedó una actuación de esas en las que todos los que llenaron la sala salieron con la sensación de haberlo dado todo. La parada de esta Rude Station en la que se bajaron Juantxo Skalari y La Rude Band  dejó huella. Algo que seguirá haciendo Rude Station  tras Rude Station. En su maleta ska para dar y regalar.

J&B


Juantxo Skalari


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