Caravan Palace, La Riviera
Los franceses Caravan Palace visitaron Madrid dentro de una gira europea que toca a su fin para poner rumbo a EEUU y Canadá a principios de Mayo.

Es innegable que dentro de su estilo, el electro-swing, son los reyes del mambo y este hecho sumado al auge del género da como resultado sendos conciertos con el cartel de no hay billetes colgados tanto en Madrid como en Barcelona.

En la previa, Las Tea Party Djs calentaban los motores de la sala mezclando un abanico inagotable de estilos que fueron desde el funnky al dubstep, lo cual en una sesión corta como la de aquella noche es como una declaración de lo que pueden hacer presentada en pequeñas bolsas de té, cada una de un sabor.

Os invito a seguir leyendo y ver las fotos con la música de fondo, mucho mejor. 

A continuación, llegaba el turno de Caravan Palace. En el escenario la banda despliega un potencial enorme en cuanto a la capacidad de sus músicos, tanto con instrumentos "analógicos" como en la faceta electrónica de programadores de ritmos, samples y efectos. Así los músicos son capaces de pasar de registros orgánicos que tienden al jazz, a la disco más bailable con suma facilidad, de manera muy natural.

Caravan PalaceLa variedad y cantidad de instrumentos incluye desde el sonido apagado de una
guitarra de jazz manouche hasta samplers para programación y cajas de ritmos,  pasando por un contrabajo, un violín, un trombón de varas, un clarinete o un vibráfono. Dos teclados sintetizadores son usados también de vez en cuando.

El piso de arriba de esta muralla de sonidos lo pone los samples de swing que se lanzan desde la posición de quien parece gobernar la nave nadando entre cacharritos electrónicos: Antoine Toustou.

Y como colofón, el instrumento secreto de Caravan Palace se llama Zoé Colotis. La energía de La mirada pícara y la manera de moverse, unida al juego de luces en escena, nos evoca a ratos a rincones cabareteros, en los que el humo y los gestos disfrazan unas cosas y realzan otras.

Zoé pone la guinda con un regalo incombustible energía. Baila sin parar, va de un lado al otro del escenario, anima a público y banda, y entre canción y canción comenta la jugada con la audiencia, en un castellano de nota, con una sonrisa cómplice y agradecida.

Zoé Colotis, Caravan PalaceZoé se toma dos o tres descansos en interludios instrumentales. Ahí los músicos demuestran todavía más todo lo que saben. El encargado de la programación electrónica agarra el trombón o lo que le echen, el guitarra se apropia de una caja de ritmos y de unos pads con botones que lanzan sonidos, el contrabajo se pasa al sinte, el del clarinete coge el saxo barítono o grave. Una auténtica orgía musical.

Zoé y Antoine mostraron su buen hacer bailando swing a la vieja y recuperada usanza, elegancia y sensualidad en un ritmo vertiginoso.

'Necesitáis sudar más!'- nos dice Zoé cuando vuelve a salir micro en mano -'Os veo muy secos'. Y nos invita a irnos de gira con ellos. Habitualmente se piensa aquello de lo dirá siempre, pero nosotros vamos a bastantes conciertos por ahí fuera y no oímos eso muy a menudo. El público de aquí siempre suele responder y estar a la altura de la banda.

Al final la sección discoteca se remarca todavía más, el fiestón es imparable ya, un olor familiar en el ambiente y el soniquete del swing nos transporta a un sitio atemporal y anacrónico donde podríamos quedarnos anclados como un gramófono viejo y eterno dando vueltas hasta que los sinte nos sacan del aturdimiento de vez en cuando con su estridencia para devolvernos luego al vintage.

Caravan Palace, La Riviera

Por ponerles un pero, el sonido a ratos está raro, no suena limpio, cosa que en un grupo tan detallista como este se nota mucho. Cuando la atmósfera no tiene potencia y la voz no se acopla del todo, el ritmo se resiente y el concierto baja. No es cosa de la sala pues nos comentan que en Barcelona pasó algo parecido.

Pero el público ya ha dado su veredicto, ha llenado La Riviera, algunas se has maquillado para la ocasión y se han venido con sus trajes de swing a bailar en un lateral. Movemos el culo y nos lo pasamos en grande remezcla tras remezcla. Esa es la esencia del electro swing, remezclar y remezclar y conseguir el sabor añejo que tiene a tanta gente tan enganchada.

kboy


 Caravan Palace, La Riviera


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