Cuando me preparo para un concierto, suelo investigar sobre la banda, su trayectoria, sus temas destacados y su estilo. En el caso de Morgan, cualquiera etiqueta que se le pueda asignar sería injusta y restrictiva, ya que estamos ante una banda que toca todos los palos y lo hace bien.
La banda llega a Granada dentro del ciclo de conciertos 1001 Música – Caixabank, para presentar su último trabajo, "Hotel Morgan", una nueva vuelta de tuerca en el estilo de la banda.
La banda entró a escena formando una fila en la primera línea del escenario y empezó a cantar en acústico, sin trampa ni cartón. "Arena" involucró a cada uno de los miembros con una simple guitarra acústica y chasquidos de dedos para marcar el tempo del tema. Primer tema y primera ovación de la noche.
La banda estuvo muy cómoda sobre las tablas, desgranando temas de "Hotel Morgan" en un primer bloque compuesto por “Delta”, “Error” y “Jimador”, culminado por “Paranoid Fall”, uno de los clásicos de la banda.
Nina aprovechó algunos de los parones para agradecer más y más al público por estar allí, de una manera espontánea y natural, dejando ver que su cercanía no es una simple fachada, sino más bien su mayor rasgo. Detrás de esta chica, muy tímida a la hora de dirigirse a la audiencia, se esconde una gran voz capaz de eclipsar a algunas de las divas más idolatradas a nivel internacional. En un principio, me quejaba a mi compañera de la presencia de los coristas, que me hacían temer que podrían ahogar su voz, pero todo lo contrario: a pesar de la calidad de la pareja de voces, cada entrada de Nina cambiaba el color del tema y demostraba su poderío.
La banda demostró su versatilidad con un repertorio que
alternaba temas más emotivos como “Alone” o más explosivos como “Oh-Oh”, este
último acompañado de los coros del público, quien aceptó de buen grado la
petición de Nina de ser una voz más de la banda.
La banda hizo el clásico amago de retirarse y, tras unos
minutos, regresó Nina, quien se sentó sola al piano para “Volver”, tema en el
que se enfrenta a solas al público, dejando que su voz y luz iluminen el Teatro
CajaGranada.
El colofón de la noche llegó con “Sargento de Hierro”, quizás el tema más universal de la banda, que fue coreado por el público antes de llegar al cierre con “Final”, tema que, a pesar de ser reciente, se ha convertido en un himno instantáneo.
Blues, soul, rock: nada se le resistió a Morgan, quien se
entregó en cuerpo y alma durante más de 90 minutos. Cada uno de sus miembros
dejó destello de su talento, como David Schulthess a los teclados, quien lleva
gran parte del peso del sonido de Morgan, o Paco López a la guitarra, que no
solo dio ritmo con sus riffs, sino que llenó de melodías las canciones.
Una vez más, me dejé conquistar por Morgan, una banda que no
se esconde detrás de un espectáculo grandilocuente, sino con la sencillez y
dejando en primer plano lo que realmente importa: la música.