La revelación de los Kasabian nos había salvado la noche y pensábamos que ya nos podíamos volver contentos para el hostel. El de los Suede era un papelón difícil de cumplir: pasando entre dos grupos de la nueva camada britpopera, más recientes que los legendarios Blondie pero más desapercibidos en su época a causa de los mitos que los habían rodeado en el panorama musical de aquellos dias y sustituyendo como cabeza de cartel a una supuesta diva del NeoSoul que se mueve en coordenadas musicales tan alejadas de ellos como lo puede estar Alaska de Madagascar. Tal vez el momento de Suede esté aun por llegar, tal vez está empezando ahora. El contraste con los grupos actuales hace que resalten más sus cualidades que sus arrugas y el tiempo los ha dotado de un aura de poperos malditos que intriga a grandes y pequeños. Sobre el escenario, Anderson explota una puesta en escena sencilla sin ninguna distracción sobre lo que es importante: su música, su grupo con el que cuenta con los ojos cerrados, sus movimientos felinos heredados del mejor Bowie y el contacto con un público que se agita en un océano de sensaciones, de emociones, de recuerdos. Animal Nitrate resumió todo ello en unos minutos mágicos durante los que la comunión fue perfecta.
Dr. J
Comenta por favor!
Hay 0 comentarios hasta ahora. Añade algo ;)