En mi casa hay un ruido como de aspiradora. He apagado todos los aparatos electrónicos y el ruido sigue ahí. Cuando abro la ventana, el ruido se apaga. He llegado a la conclusión de que el ruido lo tengo en la cabeza. Es lo que llamamos un runrun. Todo empezó con las vacaciones, después de pasar una semana en Salamanca y ver como han convertido en gusanera una ciudad que tendría un montón de posibilidades, como ocurre en tantos otros rincones en España. El runrun se volvió aún más fuerte al llegar de vuelta a Toulouse y encontrarme una Ville Rose dominada por la fiebre creativa y poseída por el efecto del Festival Culture Bar-bars, que ocurre en esta y otras grandes ciudades en Francia durante toda la semana. Podéis encontrar toda la programación actualizada al minuto y al centímetro en este genial mapa-programa interactivo del festival. Si teneis la suerte de encontraros este finde en una de las ciudades Bar-Bars, ya estáis tardando en consultarlo.
Esta noche recibiremos en Toulouse un grupo de festivaleros dispuestos a dejarse llevar por los Bar-Bars toulousanos. Intentaré quitarme ese runrun de la cabeza peregrinando de concierto en concierto. Va a ser difícil elegir el recorrido: en el circuito participan más de una treintena de bares solo en Toulouse, con música en directo al mismo tiempo. A algunos de los artistas ya los conocemos, como a los Forro Pifado, que van a montar la juerga brasileira en el Breughel, o los salvajes The Booze, que harán en La Dernière Chance el punk céltico que vimos en el último St Patrick's Day en La Dynamo que, a su vez, estará tomada por los djs con mejor gusto de la ciudad, los Kalakuta Selector y sus invitados The Heliocentrics. En Vasco le Gamma tendremos al dúo afrocaribeño Uncle Joe, en Le Nain Jaune y L'Evasion, la tradición francesa, en La Lupiote, la afromandinga... Y el sábado más de lo mismo, pero diferente. Con un poco de suerte, tendremos un hueco para ver alguna de las exposiciones, como la de Jhano en el ÔBohem o los Cul Briques de Hermann en el Moloko y algún espectáculo del colectivo Marionetissimo, que también se ha visto absorbido por la Bar-baridad.
Total que ya nos tenéis de un rincón a otro de la ciudad, como quien se pasea por un macrofestival, con la diferencia de que, en lugar de escenarios y decorados desmontables, todo esto ocurre en la ciudad, en locales que existen todo el año y en los que ocurren cosas cada fin de semana. Lo difícil va a ser decidir donde ir, lo fácil, es saber como volver. El sector del hipercentro, en el que se desarrollan la mayor parte de actividades, se abarca fácilmente a pie o en bici y, para el que se haya alejado demasiado o no se sienta capaz de volver por sus medios, el festival pone a disposición un servicio gratuito de navettes con dos vehículos con capacidad para 7 personas que funcionan durante el fin de semana.
Sí, eso que estáis oyendo es el runrun del que os hablaba, está dentro de vuestras cabezas y no es más que una pregunta que ha entrado en un bucle neuronal. ¿No podría hacerse todo esto en nuestras ciudades? Y me temo que solo hay una manera de hacerlo desaparecer...
A ello, Festivaleros!
Dr. J
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