Que levante la mano el que no ha bailado en un concierto de La Selva Sur ... Tú no vales, que tú nunca has estado ... Mejor, que levante la mano el que lo ha hecho. Eso nos parecía. Es imposible estarse quieto con el ritmo que tienen estos locos sevillanos. Ya sabéis que nosotros no somos muy de recomendar conciertos, pero esta vez lo hicimos porque estábamos seguros de que no iban a fallar. Y desde luego que no lo hicieron.
El Tempo Club se quedó pequeño tanto en el escenario para hacerle hueco a todos los miembros de la banda, como en la sala, repleta de gente con ganas de bailar y pasarlo bien. Hasta ellos mismos estaban sorprendidos de la expectación que había generado su visita a Madrid. Cuando ya no cabía un alfiler aparecieron sobre el escenario y durante una hora y media no nos dieron ni un respiro.
Desde el principio se metieron a la gente en el bolsillo porque viven cada segundo del concierto, porque tocaban tan cerca del público que el trombón tenía que tener cuidado de no sacarle un ojo a esa chica que bailaba como loca en la primera fila. Porque son kamastrónicos hasta la médula y ya es tarde para cambiar...ni falta que hace. La gente que ya venía convencida acabó totalmente enganchada porque La Selva Sur sabe cómo hacer que la gente se sienta parte del espectáculo, canción tras canción. La otra clave, el buen rollo. Ellos sonreían, todo el público sonreía, ellos bailaban, todo el público bailaba y así es muy fácil disfrutar a lo grande.
La temperatura no paró de subir haciendo honor a esas Vacaciones en el Infierno (2013) (que puedes comprar o descargar aquí) que en directo suenan todavía más enérgicas y dinámicas. Hasta adelantaron algún tema del tercer álbum que debe estar tomando forma ya. El Chusta se gustaba y parecía desencajarse en cada canción y la química de los vientos entre Yanina y Escobar y el resto de la banda se transmite en cada frase. Ni siquiera acabamos notando la ausencia de Fernando Lamadrid. Metidos en su universo, a veces un poco cabaretero, a veces más callejero, muy swing, un poquito de ska, a ratos locura balcánica...bailamos todos y cada uno de los temas hasta ese final apotésico entre pogos, en el que alguna se pasó de ímpetu casi acaba encima de la batería y al ritmo de esa enigmática letra que dice algo así como...
Skabidubidubidubidubidupapa...
J&B y kboy
Kamastros en acción
Pd. Un último apunte a quien corresponda. Creemos que es un detallazo el precio del concierto. 5 pavos se los puede permitir casi cualquiera por escuchar música en directo. Con lo que no podemos estar de acuerdo es con los precios que luego tiene la sala durante la actuación. No puede ser que cueste lo mismo tomarse una cerveza que entrar al concierto. Y eso es algo que por desgracia se está repitiendo en Madrid con demasiada frecuencia.
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