Levantarte tarareando una canción del concierto al que fuiste la noche anterior digo yo que debe ser señal que tal concierto fue bien ¿no? El subconsciente nunca falla, y si no que se lo pregunten a Freud. Así que puedo afirmar rotundamente que Hidrogenesse cumplió en la presentación de Roma, su último disco. El sold out de la sala La 2 del Apolo de Barcelona era señal inequívoca de la expectación y las ganas que habían por escuchar en directo las nuevas canciones del dúo catalán. Un disco con muchos arreglos y poco estribillo, de difícil ejecución en directo. Pero el público bailó, cantó y disfrutó, a pesar de algún que otro problemilla de sonido, sobre todo cuando tocaban Escolta la Tempesta, no sabemos si intencionado o no.
Porque con Hidrogenesse todo puede pasar. Un concierto en el que el cantante te anuncia que van a tocar 18 canciones y pronostica que va a haber dos momentos memorables no es un concierto ni medio normal; y es que ellos, Genís y Carlos, tampoco lo son. Ni ganas. Por eso Hidrogenesse gozan de la fama de ser aire nuevo, originalidad y audacia en el monótono panorama musical español. Cosa que les agradecemos infinitamente.
Así pues, con el pistoletazo de salida de Siglo XIX y dándonos la bienvenida al futuro, arrancó el sarao. Se quitaron de encima rápidamente Dos Tontos Muy Tontos y A los Viejos y a partir de ahí todas las demás canciones de Roma. Canciones que hablan del paso del tiempo, del culto a lo viejo y donde se refleja la mitomanía del dúo. Elisabeth Taylor, Terenci Moix, Alvaro Pombo, Gustave Flaubert, Cleopatra, Chopin, los obeliscos, las pirámides y muchas otras referencias suyas, tan personales, fueron desfilando ante nosotros.
Y es que Roma es eso: ruinas desenterradas que salen a la luz para mostrarnos su belleza y maravillarnos con ella. Pues como Genís y Carlos han manifestado ya en varias entrevistas, de las cuales dejaron entrever no ser muy amantes, el disco es un conjunto de canciones que llevan componiendo desde principios del 2009. Y con las que dejan claro que son emperadores de la sofisticación y el buen gusto, y esparciendo inteligencia por los cuatro costados consiguen siempre fascinarnos. Si bien hay que decir que no fue hasta que empezaron a tocar, tal y como anunciaron también, el bloque de temas pasados y más consolidados como Caballos y Ponis, El Artista o No hay nada más triste que lo tuyo, que el público no empezó a saltar con ganas.
Reconozcamos pues que Roma no es tan bailable como sus otros discos, pero está mucho más conseguido musicalmente. Una trabajo muy conceptual. Aunque, tal vez haya que escucharlo más para que sus canciones se consoliden como hits. Algo que no se si muy del gusto de los artistas, a la vista de lo acelerados que empezaron a tocar Disfraz de Tigre.
Con el paso del tiempo, ya que este disco va de eso, Hidrogenesse sigue siendo Hidrogenesse y Roma es la prueba de ello. A pesar también de que, como dijo Genís durante su actuación, empiezan a tener dificultades para tocar y mover las caderas a la vez. No importa. La brillantez de sus letras y la precisión de su música siguen intactos. Parecía imposible superar Un Dígito Binario, su anterior trabajo, pero lo han conseguido. Roma ya está en nuestra cabeza.
Toni Chaquet
Porque con Hidrogenesse todo puede pasar. Un concierto en el que el cantante te anuncia que van a tocar 18 canciones y pronostica que va a haber dos momentos memorables no es un concierto ni medio normal; y es que ellos, Genís y Carlos, tampoco lo son. Ni ganas. Por eso Hidrogenesse gozan de la fama de ser aire nuevo, originalidad y audacia en el monótono panorama musical español. Cosa que les agradecemos infinitamente.
Así pues, con el pistoletazo de salida de Siglo XIX y dándonos la bienvenida al futuro, arrancó el sarao. Se quitaron de encima rápidamente Dos Tontos Muy Tontos y A los Viejos y a partir de ahí todas las demás canciones de Roma. Canciones que hablan del paso del tiempo, del culto a lo viejo y donde se refleja la mitomanía del dúo. Elisabeth Taylor, Terenci Moix, Alvaro Pombo, Gustave Flaubert, Cleopatra, Chopin, los obeliscos, las pirámides y muchas otras referencias suyas, tan personales, fueron desfilando ante nosotros.
Y es que Roma es eso: ruinas desenterradas que salen a la luz para mostrarnos su belleza y maravillarnos con ella. Pues como Genís y Carlos han manifestado ya en varias entrevistas, de las cuales dejaron entrever no ser muy amantes, el disco es un conjunto de canciones que llevan componiendo desde principios del 2009. Y con las que dejan claro que son emperadores de la sofisticación y el buen gusto, y esparciendo inteligencia por los cuatro costados consiguen siempre fascinarnos. Si bien hay que decir que no fue hasta que empezaron a tocar, tal y como anunciaron también, el bloque de temas pasados y más consolidados como Caballos y Ponis, El Artista o No hay nada más triste que lo tuyo, que el público no empezó a saltar con ganas.
Reconozcamos pues que Roma no es tan bailable como sus otros discos, pero está mucho más conseguido musicalmente. Una trabajo muy conceptual. Aunque, tal vez haya que escucharlo más para que sus canciones se consoliden como hits. Algo que no se si muy del gusto de los artistas, a la vista de lo acelerados que empezaron a tocar Disfraz de Tigre.
Con el paso del tiempo, ya que este disco va de eso, Hidrogenesse sigue siendo Hidrogenesse y Roma es la prueba de ello. A pesar también de que, como dijo Genís durante su actuación, empiezan a tener dificultades para tocar y mover las caderas a la vez. No importa. La brillantez de sus letras y la precisión de su música siguen intactos. Parecía imposible superar Un Dígito Binario, su anterior trabajo, pero lo han conseguido. Roma ya está en nuestra cabeza.
Toni Chaquet
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