Entrevista, Los Gandules, Madrid, Concierto, Sala Clamores
Faltan casi dos horas para que arranque el concierto de Los Gandules en la Sala Clamores, el silencio reina alrededor de la sala hasta que atravesamos su doble puerta y al fondo, sobre el escenario y vestidos de paisano están nuestros maños favoritos ensayando aquello de Voltarie, Voltaire, Voltaire... Nunca vió la Torre Eiffel... Pedir una entrevista con Los Gandules  ya suena arriesgado. Sentarnos frente a ellos a hacerla todo un reto. Pero ahí estábamos los intrépidos Festivaleros! cara a cara con Santiago y Roberto en el backstage de una Sala Clamores que después iba a estar a reventar para ver a estos dos “showman”. Y es que, de momento lo están “petando”. Lleno allí donde van, Barcelona, Pamplona, Bilbao, Madrid o Valladolid. Algo que deja bien a las claras que la “cultura friki está cada vez más extendida en España. Y nuestro público es friki”. Así de claros se muestran. “El friki es un público inteligente”.

Entrevista, Los Gandules, Madrid, Concierto, Sala Clamores
Son más de público de viernes que de sábado y de salas donde la gente se pueda sentar. Porque en sus conciertos… “bailar? Bailar qué? [risas]”. Se divierten con lo que hacen y no lo consideran un trabajo aunque se esfuerzan en hacer lo que hacen y recalcan “Las letras pueden parecer una tontería pero hasta a una sílaba, o a un artículo indeterminado, le damos mil vueltas”.

Y a partir de ahí, sólo falta ponerle la música, “el arreglo es más mecánico. A veces respetamos la original, a veces la cambiamos. Mola más cambiarlas, pero últimamente las hacemos más parecidas al original. A veces lo pide así. Lo que nos queda de músicos está en intentar cambiarlas [risas]. La de Björk, por ejemplo, no tiene nada que ver con la original. Grabamos en casa, pero hemos mejorado y hay partes que grabamos en estudio como la batería, trompetas y contrabajo. Y eso se nota. Lo que intentamos es que cada disco sea un poco mejor. Intentar mejorar. Sabiendo que partimos de versiones, que parezca que hay algo más”.

Entrevista, Los Gandules, Madrid, Concierto, Sala Clamores
Les han llegado a pasar canciones a otros grupos . Tienen un cuaderno donde van apuntando las ideas que se les ocurren, porque primero es la idea y luego es la lista de canciones, aunque algunas se quedan por el camino. “No hay una regla. Pillamos el estribillo pero se pierden cosas guays porque no acertamos, no conseguimos una buena historia. 'Ladrón de Cobre' y 'La Tuneladora' salieron del tirón. Y esas son las que más molan. Hay otras que no hay manera. Y con el tiempo te acuerdas de algunas que tenían buenos estribillos y una mala estrofa”.

Lo mismo sucede con sus conciertos. Hay momentos que están trabajados, otros “se van improvisando sobre la marcha y poco a poco se va haciendo una especie de guión. Y las cosas que funcionan se van quedando”. Y, por supuesto, depende mucho del sitio donde tocan porque “no es lo mismo tocar en Bilbao, que en Sevilla. Madrid es un chollo. La gente es muy agradecida. Hay mucho respeto por el que está tocando. En otros sitios no ocurre lo mismo. Aunque no vamos a decir donde” (no pondremos aquí la ciudad que creímos entender en ese oportuno golpe de tos).

Sus predicciones se cumplen. Esa noche reventaron la Sala Clamores con las canciones de su Tardes de Merienda (2014) y algunos clásicos que nunca pasarán de moda. Aunque también encontramos algunas ausencias que nos explican “'Bayas' y 'La nasa' no las volveremos a tocar porque acabamos de ellas hasta...”.  Ahora prefieren otras con más contenido, “esas historias son las que más molan, como la de Serguei Bubka. Ahora nos documentamos a la hora de hacer historias. Creemos que escuchando un disco de Los Gandules tienen dos o tres quesitos de trivial asegurados. Hay fallos, en la de 'Hindenburg' por ejemplo, decimos que el zepellin estaba lleno de Helio y en realidad estaba lleno de Hidrógeno. Pero intentamos que lo que digamos esté bien”.
 
Cambiando el tercio, siempre nos habíamos preguntado si cuando Los Gandules se bajan del escenario y son Santiago y Roberto y van a casa de un colega, les “invitan” a tocar. La respuesta no deja dudas “si vamos a casa de un colega y saca la guitarra y tócanos algo, le decimos no”.


Así son ellos, Santiago y Roberto, Dun y Tobo, dos artistas que han hecho de lo friki un arte y de las versiones una forma de vida y que, por cierto, no, no han escuchado lo último de Björk.

J&B y kboy

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