Los alemanes no decepcionaron a una Sala Shôko que estaba a reventar y nos hicieron sudar a base de enlazar un temazo tras otro sin descanso. Pero antes de que Electric Callboy saltaran a escena, los dos grupos previos ya habían dejado el listón muy alto entre un público que desde el primer minuto se entregó a lo que estaba sucediendo sobre un escenario bastante apretado pero en el que todos tuvieron su hueco.
Con puntualidad británica y alemana rompían el fresquito madrileño Future Palace. Una de las bandas alemanas que más están dando que hablar en los últimos tiempos, sólo tenían media hora según el cartel y lo cumplieron a rajatabla. No necesitaron más. Los berlineses no dieron un respiro y su cantante Maria se metió a la gente de la pista en el bolsillo con su voz, su gestualidad y los guiños al público para que lo dieran todo. A veces ocho canciones son suficientes.
La temperatura ya no era tan fría como en la calle y a alguno ya le empezaba a sobrar ropa. Tras el terremoto Future Palace era el turno de Holding Absence. El salto de las esquinas más oscuras de los subsuelos de Berlín a la lluviosa y verde Cardiff se notó desde el primer acorde. Con un aire a los primos malos de los primeros Arctic Monkeys, el registro se suavizó un poco y el postureo de las islas quedó bien plasmado con los constantes saltos y subidas de pierna de su líder Lucas Woodland. Lejos de hacerse bola, la intensidad de los galeses fue la excusa perfecta para dar algún que otro trago de cerveza de más y esperar lo que se venía encima.
Y tras el calentamiento y con las pelucas y los chandals preparados, llegaron Electric Callboy. Se encendieron las pantallas a modo de reclamo o para traernos el horizonte. Y a partir de ahí, la locura. Confeti, ropa colorida y la gente boca abajo en la pista. Sabedores de lo que provocan, los alemanes no aflojaron en ningún momento, desde su Tekkno Train hasta We Got the Moves. Cada tema más intenso que el anterior, cada acorde más rápido, las bases electrónicas campaban a sus anchas desatando movimientos de cuello cada vez más encendidos. Entre medias, un recorrido por sus temazos que tuvieron su cénit con el esperado Hypa Hypa y la aparición poco después de Maria Lessing sobre el escenario para acompañarlos.
En menos de tres horas se habían quemado muchas más calorías que en una sesión de spinning del gimnasio y una sensación de bienestar y buen rollo invadía a toda la estancia. Señal, sin duda, de que había sido una gran tarde.
Para la próxima, no se olviden de traer el calzado adecuado.
Fotos kboy
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