“Será como aquella canción de los años 80¿Quien es Iván Ferreiro? Para mí, neófito en su música, esperaba encontrar al tipo que fue a principios de los años 2000 con su banda, Los Piratas.
Seré como el tipo que algún día fui”
Este viernes, 5 de septiembre, Iván Ferreiro inauguró la programación de septiembre del ciclo 1001 Músicas – CaixaBank con un concierto en el Teatro CajaGranada que se convirtió en un auténtico viaje emocional, tal y como anunciaba el sold out previo al evento. El músico gallego desplegó sobre el escenario un repertorio centrado en "Trinchera Pop", su más reciente trabajo, acompañado de algunos de los himnos que lo han consolidado como referente indiscutible de la música en español.
El arranque con "Canciones para no escapar" y "Belleza y juventud" ya anticipaba una velada intensa, en la que la música actuó como hilo conductor de emociones diversas. El cantante limitó su interacción a una larga presentación al inicio del concierto, para dejar vía libre el resto del show a la música, sin filtro, en estado puro y duro. A lo largo de la noche, Ferreiro alternó delicadeza y contundencia: momentos de crudeza en "Extrema pobreza" o "Inerte", energía desbordante con "Santadrenalina" y atmósfera onírica en "Dormilón". También hubo espacio para la introspección en "Una inquietud", "El equilibrio es imposible" y "Pensamiento circular", y para la tensión emocional de "Miss Saigón" y "En el alambre", invitando al público a acompañarlo en cada giro de su viaje musical.
La recta final del concierto elevó la intensidad del viaje. Con "Años 80" y "Chihiro", la euforia se desató entre el público, mientras que "Como conocí a vuestra madre" ofreció un momento de desahogo generacional, lleno de complicidad y sonrisas compartidas. La comunión alcanzó su punto álgido con "Turnedo", donde cada acorde se sentía como un latido colectivo, y cada voz, un eco del viaje emocional que Ferreiro guiaba con maestría. Como broche de oro, "En las trincheras de la cultura Pop" cerró la velada, sellando una noche a la vez íntima y épica, confirmando que sus conciertos son un recorrido de ida y vuelta por las emociones, donde cada canción tiene su propio paisaje y cada interpretación se convierte en un puerto de llegada y salida de sensaciones compartidas.
El Teatro CajaGranada, dispuesto como un escenario de rutas infinitas, ofreció la cercanía necesaria para que Iván Ferreiro guiara a la audiencia por un viaje emocional sin escalas. Desde el primer acorde, el público se embarcó junto al músico en un recorrido por paisajes sonoros que iban desde la introspección hasta la euforia compartida. Grupos de amigos de toda la vida convivían con familias que impulsan el relevo generacional en la pasión por la música en directo, formando un mosaico humano que se movía al compás de cada canción, haciendo que cada interpretación se sintiera como un puerto de llegada y salida de emociones colectivas. La vibración colectiva, acompañada de saltos, aplausos y abrazos, convirtió cada interpretación en un ritual compartido, haciendo del concierto una celebración emocional y generacional difícil de olvidar.
Aquel viaje emprendido este viernes me demostró varias de sus caras, y que solo a ratos era ese tipo que fue, porque la vida aporta sus vivencias y aprendizajes, y Iván Ferreiro es el ejemplo del artista en continua evolución. La música, en cada acorde y en cada pausa, se convirtió en un acto de conexión auténtica con el público, recordándonos que un concierto puede ser mucho más que una interpretación: un verdadero viaje emocional compartido.