Festival de Jazz Toulouse
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JAZZ SUR SON 31 2011
 25 Edición 

Localización: varias localidades del departamento de la Haute Garonne (31) Francia: Toulouse, Blagnac, Baziège, Aucamville, Saint-Orens, Fenouillet, Saint-Gaudens, Auterive, Bérat, Plaisance du Touch, Bagnères de Luchon, Laffite-Vigordane, Launac, Ramonville-Saint Agne, Pibrac, Bruguières, Bessières

El interior del Automne Club
Fechas: se desarrolla durante dos semanas a partir del segundo fin de semana de Octubre.

Afluencia: en torno a 25.000 festivaleros jazzeros repartidos entre los diferentes eventos y poblaciones.

Precios: Muy variables, dependiendo de las salas. Los conciertos en el Automne Club son a 5 euros, pero en los grandes auditorios como la Halle Aux Grains en Toulouse y Odissud Blagnac, las tarifas están entre 20 y 30 €. Tambien hay espectaculos completamente gratuitos.

Como llegar:  En el aeropuerto de Toulouse Blagnac operan Vueling, Easyjet e Iberia, con varios vuelos diarios a Madrid y Barcelona.

Alojamiento:La oferta hotelera de Toulouse y su periferia es muy extensa. No hay problema para encontrar sitio en hoteles y chambres d'hotes en esas fechas.

Bebida y comida: En los auditorios no se puede comer durante el espectáculo. La Halle aux Grains está en pleno centro, rodeada de restaurantes, y en el complejo Odyssud Blagnac existe un restaurante en el que se puede comer correctamente y, a veces, cruzarse con los artistas...El Automne Club es una sala concebida como los antiguos cabarets y music halls: se puede cenar durante los conciertos. Tienen un pequeño menú de comida rápida y de bebidas calientes, vino, champan... Por lo demás, mención especial para el cocoloco, los mojitos y los bocadillos colombianos de la Sala Polivalente de Plaisance du Touch durante el concierto de La Sucursal S.A.

A favor: El festival de Jazz sur son 31 está organizado y esponsorizado por el Conseil Général de la Haute Garonne. Ello permite que las entradas sean asequibles y que sea posible extender el festival por todo el departamento, revitalizando la vida cultural de ciertas poblaciones.

Dr.J



Volvemos al auditorio de Odyssud Blagnac. Aqui comenzó nuestra aventura con el inolvidable Chucho Valdés y aquí será nuestro último concierto del festival Jazz sur son 31: hoy, Avishai Cohen Trio. A la cabeza, uno de los mejores contrabajistas actuales, un músico israelí que se marchó un buen dia a Nueva York y se hizo a si mismo en las calles, los parques y los pasillos de metro. Poco a poco se fue introduciendo en el circuito de los pequeños clubs de la gran manzana y llegó a tocar para alguna que otra banda de Latin Jazz, por ejemplo, el trio liderado por el pianista Danilo Pérez. Un buen día, su teléfono suena y llega el gran salto: el pianista Chick Corea le ofrece un contrato para grabar con su sello. El crecimiento es exponencial y en 2003 ya esta liderando su propio trio que ha ido evolucionando hasta su forma actual: en los últimos tiempos se hace acompañar por dos jovenes jazzistas israelies, el pianista Omri Mor y el bateria Amir Bresler

En el auditorio no queda ni una sola butaca libre. Tras los aplausos de bienvenida, el público queda completamente en silencio y el contabajista da la salida. Nos encontramos a la deriva en algún lugar de los siete mares. Probablemente el Mediterráneo: saltamos de isla en isla, nos acercamos a un continente para escuchar su ritmo y nos volvemos a hacer a la mar antes de que nos envuelva. Seven Seas es una odisea musical, un viaje mitológico hacia los confines del jazz. Avishai Cohen es uno de esos músicos que se funde con su instrumento y le saca hasta la última nota: pellizcando las cuerdas, saltando de acorde en acorde con una velocidad vertiginosa, percutiendo sobre el borde de su contabajo mientras ve como se alejan los sonidos que acaba de dejar colgados en la brisa. El oleaje lo pone el teclado de Omri Mor y los motores de nuestro barco, la inagotable batería del jovencisimo Amir Bresler, que a pesar de su edad, me parece el batería mas espectacular que he visto desde Stewart Copeland. Entre las tempestades, momentos de calma con sonidos tradicionales y letras en un poético español venido de otro siglo, el sefardita (cfr. Tres Hermanicas Eran). Acostamos una isla y el capitán Cohen nos explica que estamos navegando entre los temas de Seven Seas y unas cuantas piezas inéditas que grabarán al final de la gira. Hemos cambiado de continente: en New York toqué una temporada con unos amigos cubanos, ellos me enseñaron esto y el sonido mediterraneo da paso al Latin Jazz. La sonrisa y el repertorio del contrabajista son inagotables. Cuando intentan dar por terminado el concierto, el auditorio entero se pone en pie y les obliga a volver a salir hasta en tres ocasiones. En una de ellas, Cohen se sienta al piano y nos regala una balada de nostalgia del viajero. En otra, el trío se vuelve loco y sus tres componentes se despiden improvisando un delirio de percusión en torno a la batería.
 
Fue el final perfecto para nuestra magnifica primera experiencia en Jazz sur son 31. Un festival de lo mas variado que nos ha hecho viajar desde la Cuba de Chucho Valdés hasta el circulo del Tel Aviv Jazz de Avishai Cohen pasando por la meseta castellana con el Iberjazz de Jose Luis Gutiérrez, el lado latino del Raval barcelonés de la mano de La Sucursal S.A., el infierno canadiense y el cielo de Suecia, con Nikki Yanofski y Lisa Ekdahl  y los garitos mas cine negro de nueva York gracias al inigualable Myron Walden. Ya estamos impacientes por ver lo que nos traerá la edición de 2012 a las orillas del Canal du Midi.


Dr. J



 Avishai Cohen en Jazz sur son 31 by Studio 176


El Automne Club
19 de Octubre. Las cristaleras de la entrada del edificio del Conseil Général multiplican la luz de los potentes reflectores y crean un gran pasillo azul, una puerta hacia el espacio imaginario en el que se encuentra el Automne Club. La lluvia fina y la humedad del Canal du Midi nos han vestido de sombrero y gabardina. En el interior, los focos a media luz y la decoración años veinte nos sumergen en la atmósfera adecuada para esperar a un saxofonista neoyorkino . Hemos encontrado un reservado libre y, protegidos por sus finos tabiques de espejo, aún tenemos tiempo para revisar la óptica de la Nikon y repasar algo sobre el artista. 

Myron Walden, nacido en California, formado en el corazón del Bronx. Cuentan que la inspiración por la música le llegó al escuchar una grabación de Charlie Parker interpretando One Night in Washington y oír a su tío exclamar Tell it Bird!. Con la ayuda de un profesor pudo sacar un viejo saxofón del almacén de la escuela local y aprendió a tocar solo, teniendo como única guía el álbum de Charlie Parker y la colección de discos de su tío. Después vendrían la formación académica, las noches del Small's en las que pudo codearse con grandes como Winton Marsalis, la integración en The Brian Blade Fellowship Band y, mas tarde, en la Ray Barretto's Band. Hoy llega a Toulouse, con motivo del festival Jazz sur son 31, en medio de su gira europea para presentar uno de sus últimos trabajos, Momentum, aparecido a finales de 2009 después de un parón de cuatro años sin grabar como líder.

Levantamos la vista de nuestro cuaderno de notas y aplaudimos para recibir al quinteto. Es cierto todo lo que hemos oído de él: Walden es un tipo elegante, seguro de si mismo, y que, a pesar de su enorme talento, deja espacio suficiente para que sus músicos se desarrollen. Por eso parece no tener miedo de rodearse de otros grandes talentos. Misha Tsiganov al teclado: un pianista sólido como una roca;  John Davis, batería, el ritmo que parece innato; Yasushi Nakamura, multiplicando los dedos sobre las cuerdas del contrabajo, Darren Barrett capaz de demostrar el contorsionismo de una trompeta. Y como la trompeta ya esta cogida, Miles Davis se ha reencarnado en saxofonista: Myron Walden. Nos muestran diferentes piezas de Momentum y reconocemos el toque Miles y el toque Walden, o mejor dicho, reconocemos a Miles visto a través de Walden. El momento climático viene un poco mas tarde con su recuperado Like a flower seeking the sun que introduce con un toque místico de profeta en trance para despertarse en una fiebre palpitante que acaba envolviendo a toda la banda y al público en un terremoto que hace temblar las tablas del Automne Club. Al acabar nos despedimos del Automne Club hasta el año que viene. El quinteto nos ha dejado el Canal du Midi impregnado del genuino sonido Nueva York.


Dr. J






José Luis Gutiérrez (izquierda) y sus cómplices de Iberjazz
Tras los bises, las luces volvieron a iluminar el interior del Automne Club y la sala se fue vaciando poco a poco. Caras sonrientes. El público de Jazz sur son 31 estaba encantado con el descubrimiento del José Luis Gutiérrez Quartet. El saxofonista salió por un lateral del escenario y un grupo de admiradores le esperaba para hablar con él y llevarse un disco firmado por el artista. Rodeado como estaba, sería difícil abordarlo y sonsacarle las respuestas que me hacían falta, así que pasé al plan B y en un despiste de los camareros, me hice con una botella de tinto de Cahors.

El Automne Club
Mi escondite dominaba la salida del edificio del Conseil Général y desde él pude observar como se marchaba hasta el último de los espectadores. El verano indio traía noches bien frescas y junto al canal había una humedad de mil demonios. No dudaba que aquella espera me valdría una pulmonía de las buenas y, en el fondo, los Festivaleros! no eran unos clientes tan importantes como para dejar la salud en el Canal du Midi. Estaba a punto de claudicar cuando adiviné la figura del saxofonista atravesando la puerta del edificio. Llevaba un estuche de saxofón que balanceaba al caminar. Estaba solo. Por fin un golpe de suerte.

Me acerqué sigilosamente y cuando estuve a su altura accioné el gatillo de la pistola de agua. Oiga pero qué hace? Qué es esto? En su tono de voz la indignación sobrepasaba a la sorpresa pero no me dejé impresionar. Es vinazo de Cahors y no se haga el listillo si no quiere dejarse el sueldo en la tintoreria. Hizo ademán de no comprender nada. Qué es lo que quiere, robarme el saxofón? Negué con la cabeza sin dejar de apuntar al bolsillo de su camisa naranja. Quiero saber qué se esconde tras la palabra Iberjazz. Ahora sí que estaba sorprendido. Sólo eso? preguntó. Nada más, respondí. Pues tampoco hacía falta arruinarme la camisa...

El músico puso cara de flashback y nos vimos rodeados por una densa neblina... Para mi el jazz ha sido siempre sinónimo de libertad. La improvisación y la personalidad son, a mi modo de entender, dos pilares fundamentales del Jazz. Desde mis inicios como músico traté de buscar dentro de mí, trabajaba probando diferentes ideas y buscaba espacios sonoros donde pudiera encontrarme más cómodo para desarrollar la creatividad. Me di cuenta de que la sorpresa es mucho más seductora que el cliché. Traté de mirar la música con mis propios ojos e intenté buscar la sorpresa y huir de los clichés. Empecé a utilizar distintas sonoridades, tanto de estilos como de timbres, me empezó a seducir la visceralidad y el temperamento de las músicas tradicionales. Me gustaba improvisar con estos colores y siempre intentaba aportar algo propio.

Dejé de apuntarle y le ofrecí un cigarrillo pero lo rechazó frunciendo el ceño. Que son de chocolate, insistí, del bueno, no del que se fuma... Pero volvió a negar y continuó con el relato. Empecé a tocar de esta forma a principios de los noventa. Desde entonces la gente me preguntaba qué tipo de música hacía, la explicación era demasiado larga. Hasta que un día apareció el término Iberjazz que, a mi parecer, define bastante bien mi forma personal de hacer música. Con el tiempo creé una productora que también se llama Iberjazz y mi ultimo disco lo ha editado yo con un nuevo sello discográfico que  también se llama Iberjazz. Así que ésta es, en resumen, la explicación de todo el misterio.

 Un momento, un momento, no tan rápido, forastero ... Algo no cuadraba. Hace décadas que el flamenco flirtea con el jazz pero el Iberjazz no tenía nada que ver con aquello y, sin embargo, sonaba claramente a piel de toro... José Luis Gutiérrez negó con paciencia. No, no es flamencojazz, es otra cosa. Tampoco es un invento de moda; estamos en la época de la fusión y ahora se trata de mezclar hasta el agua con el aceite. En cambio, si que creo que es una música con identidad y a la vez tiene el bonito reto de recuperar y actualizar ciertas sonoridades que aun teniendo una indiscutible calidad artística, en no pocas ocasiones han sido despreciadas y banalizadas. Ahí creo que hay mucha música, un terreno donde yo puedo desarrollar mis ideas y ahí estoy desde hace veinte años. 

Muy interesante, os habéis enterado Festivaleros!? ... Y al respecto del Ying y el Yang del Jazz: composición contra  improvisación, de qué pie cojea el Iberjazz? La improvisación es una composición efímera que nace y muere en el momento del concierto. Ambas, composición e improvisación, son fundamentales. Busco componer melodías, armonías y estructuras lo mas expresivas posible, pero también busco sistemas no convencionales de improvisación. A veces el sistema de trabajo también es poco convencional y puede ir lento. Si eso ocurre procuro tener paciencia y seguir buscando y trabajando ideas.

Ya era suficiente, lo acompañé hasta el final de la avenida, le dejé la tarjeta de mi tintorería y le dije que lo cargara a cuenta de los Festivaleros! La neblina se disipaba con el rugido de fondo de un Airbus made in Blagnac que cruzaba en alguna parte el cielo toulousano. Nos despedimos cordialmente. Pensé que este prodría ser el comienzo de una bonita amistad, pero no dije nada porque no quería que nadie especulara de la forma horrible que lo hicieron con Bogart y Claude Rains tras el final de Casablanca...

The End.

Dr. J

Nota del Autor: el marco y casi todos los detalles de esta entrevista ficticia con José Luis Gutiérrez son producto de la imaginación. Sólo las repuestas y la camisa naranja del saxofonista  forman parte de la realidad. El resto es pura coincidencia. La existencia real del Automne Club queda pendiente de confirmación.



Jazz 31 en la Sala de Fiestas de Plaisance du Touch
Erase una vez ...
sábado por la noche, después de la primera semana de Jazz sur son 31. Nos encontramos en una pequeña ciudad llamada Plaisance-du-Touch, situada en la periferia (los conciertos de este festival tienen lugar en Toulouse y alrededores). No sabemos muy bien lo que nos espera: un concierto de jazz salsero? una soirée de salsa jazzeada? ... Atravesamos el parking de la plaza del pueblo, hay gente paseando, niños jugando en la calle... Estamos sorprendidos por el ambiente familiar. Seguimos avanzando. Hay música de fondo: salsa. En la puerta de la sala de fiestas el segurata esta desbordado: se juntan los que salen del primer concierto (el de los locales Conga Libre) con los que llegamos para escuchar a La Sucursal S.A.Vamos hasta la barra, el olor es apetitoso y un poco picante, bocadillos colombianos... y las bebidas llevan mucho ron ... Qué bien! de lleno en el ambiente caribeño ... El concierto va a empezar, hay unos cientos de personas llenando la sala, pero aun queda espacio de sobra entre los unos y los otros para poder bailar.
El escenario es grande y se ha llenado de músicos. Y es que La Sucursal S.A. cuenta con nada más y nada menos que doce miembros. Vienen del Raval barcelonés pero sus orígenes musicales son tan dispares como el Hip Hop, el Jazz, el Funk y el folklore Afro-cubano. Todos provienen de horizontes geográficos muy diversos: Colombia, Chile, Argentina, Venezuela, Inglaterra, España, Italia, Francia, Japon, Brasil, Cuba y Uruguay.  La mayoria fueron inmigrantes en Barcelona, que se juntaron un buen dia en el barrio del Raval y decidieron interpretar temas de sus artistas favoritos: Tito Puente, Celia Cruz, Oscar d'Leon...
Salsa Brava con La Sucursal S.A.
Su primer concierto en directo fue en diciembre del 2005. En el año 2007 publican una edición promocional de tres canciones compuestas por ellos mismos que les permitirá darse a conocer en discotecas y pistas de baile salseras a nivel internacional. A finales del 2008 sacan por fin su primer album: Lo nuestro - BCN Salsa Brava, con una colaboración estelar: Marina "la Canillas", cantante de Ojos de brujo. A estas alturas han recorrido un buen puñado de escenas europeas, norafricanas y latinoamericanas y han participado en festivales como Tempo Latino (Francia), Salsa del parque (Colombia), Salsa y latin jazz (Barcelona). El cantante de La Sucursal S.A. explica que la idea es hacer una salsa Sin Fronteras. Esta es la salsa europea! Con ella rinden homenaje a los salseros latinoamericanos que se fueron a Nueva York y crearon alli la salsa brava o salsa dura, que es música salsera, con influencia afrocubana, con mas percusión que la tradicional, y que nació en respuesta a la invasion del rock y de los Beatles en los 60's - 70's.
Mientras van sonando clásicos del género y composiciones propias, nos dejamos llevar por el ritmo endiablado de la banda y bailamos lo mejor que podemos. Todo el mundo a nuestro alrededor hace lo propio, poco importa la talla, la edad o que se sepan los pasos o no. Nos sorprende una versión salsera del histórico tema de Stevie Wonder Pastime Paradise, sencillamente fenomenal. La Sucursal S.A. ha puesto en movimiento los pies y las caderas de todos los asistentes y en la sala hasta Baila el Muerto.  Casi no nos hemos dado cuenta de que en este concierto el jazz hay que buscarlo entre llamadas, guiños y homenajes, pero qué más da: el ritmo caliente de estos latino-barceloneses nos ha sacado la vena festivalera salsera y nos lo hemos pasado genial!


Mademoizelle V. y Dr. J





Trece de Octubre. El calor del verano indio seguía azotando la Ville Rose. Lo primero que hice esta mañana al llegar al despacho fue abrir un poco las persianas, lo justo para dejar pasar los rayos de luz imprescindibles para poder leer con lupa y no chocarme con los muebles. Al accionar el ruidoso ventilador de aspas metálicas, algo se puso a revolotear sobre el escritorio. Un nuevo dossier. En la portada, en letras rojas, un nombre y una clave: José Luis Gutiérrez, Iberjazz. Me serví un trago de Perrier y lo abrí por la primera página. José Luis Gutiérrez, músico vallisoletano. Descolgué el teléfono y marqué el nueve. Se puede saber quién nos ha hecho el encargo? Al otro lado de la linea la voz átona inconfundible de mi secretaria: Los Festivaleros!, señor J... quiere que le traiga un café?. No gracias, colgué de un 
golpe y se me escapó un suspiro exasperado. Volví a abrir el dossier. Iberjazz. Jazz Ibérico... No hay página en Wikipedia pero ...  José Luis Gutierrez... músico vallisoletano...saxofón...  En seguida me di cuenta de que no se trataba de un recién llegado: formado en el conservatorio de Valladolid, profesor en el conservatorio de Zamora, una carrera llena de proyectos con los que se ha paseado por medio mundo y por una larga lista de festivales (entre ellos el Jazzaldia de San Sebastian y el Festival de Jazz de Vitoria!), director artístico de los festivales UniversiJazz de Valladolid y La Granjazz y una palabra que le sigue como una sombra: Iberjazz. En la pagina oficial del saxofonista se cita al compositor Lopez de Guereña describiendo el estilo del artista como "el silencio asesino"... mmm... sospechoso! y en ella se habla de Iberjazz como una "recuperación de las músicas ibéricas de alta calidad y verdadera originalidad", es decir, como si fuera un estilo o una corriente musical. Siguiendo con mis pesquisas encuentro discos editados con el sello Iberjazz y eventos organizados por media región castellanoleonesa que llevan asociada la misma misteriosa marca... Demasiados cabos sueltos... Por suerte, José Luis Gutiérez toca esta noche en Toulouse, así que hay una manera muy sencilla de encontrar respuestas a tantas preguntas: presentarse de incógnito en el Automne Club y salirle al paso.

El Automne Club
Estoy en el patio del edificio del Conseil Général de la Haute Garonne. El Automne Club es un club de Jazz ficticio montado expresamente para el festival Jazz sur son 31. Guardo en el bolsillo interior de la americana lo que queda de mi cigarrillo de chocolate y me dirijo a la entrada con paso decidido. El portero mira mi billete y con un gruñido me hace un gesto con la cabeza para indicarme que puedo pasar. Como no llevo el sombrero festivalero, no me ha reconocido. Me encuentro en una gran sala con varias filas de butacas formando una discreta platea frente un escenario aun vacío. Las mesas del nivel superior, incluyendo las de los privados con paredes de espejo, están todas ocupadas, así que me busco un discreto rincón entre el público y espero como cualquier espectador la salida  a escena del José Luis Gutiérrez Cuarteto. Las luces se apagan y la sala queda en penumbra. El público recibe a los artistas con una ráfaga de aplausos. Del saxo de José Luis Gutiérrez salen sonidos de viento marino, de patio de luces con ropa tendida, de trabajo en el campo, de fiesta de pueblo. Un desgarro de tragedia y alegría. Dicotomias hispánicas. Empiezo a comprender el Iberjazz. Sancho al saxo, Quijote al clarinete. José Luis entra en éxtasis, ora cierra los ojos y siente cada nota que se escapa de sus instrumentos, ora los abre al infinito, soñadores, alucinados, soplando acordes con la sabia intuición de un maestro vidriero. Recuerdos de La Escuela, Ensaladas de Frutas (Fruit Salad), Tradición y contradicción... Lo acompañan la guitarra soleada de Luis Giménez, la percusión artesana del batería Tommy Caggiani y el brillante contrabajo de Marco Niemietz. De una caja mágica, salen un sinfín de instrumentos imposibles, sonidos de muelles, tormentas, chicharras... Al final del concierto el público toulousano aplaude a rabiar, completamente poseído por el Iberjazz. Las luces se han vuelto a encender. La sala se está vaciando. Es el momento de resolver nuestras dudas.

(continuará...)

Dr. J 

José Luis Gutiérrez, sabio maestro vidriero