José Luis Gutiérrez
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José Luis Gutiérrez (izquierda) y sus cómplices de Iberjazz
Tras los bises, las luces volvieron a iluminar el interior del Automne Club y la sala se fue vaciando poco a poco. Caras sonrientes. El público de Jazz sur son 31 estaba encantado con el descubrimiento del José Luis Gutiérrez Quartet. El saxofonista salió por un lateral del escenario y un grupo de admiradores le esperaba para hablar con él y llevarse un disco firmado por el artista. Rodeado como estaba, sería difícil abordarlo y sonsacarle las respuestas que me hacían falta, así que pasé al plan B y en un despiste de los camareros, me hice con una botella de tinto de Cahors.

El Automne Club
Mi escondite dominaba la salida del edificio del Conseil Général y desde él pude observar como se marchaba hasta el último de los espectadores. El verano indio traía noches bien frescas y junto al canal había una humedad de mil demonios. No dudaba que aquella espera me valdría una pulmonía de las buenas y, en el fondo, los Festivaleros! no eran unos clientes tan importantes como para dejar la salud en el Canal du Midi. Estaba a punto de claudicar cuando adiviné la figura del saxofonista atravesando la puerta del edificio. Llevaba un estuche de saxofón que balanceaba al caminar. Estaba solo. Por fin un golpe de suerte.

Me acerqué sigilosamente y cuando estuve a su altura accioné el gatillo de la pistola de agua. Oiga pero qué hace? Qué es esto? En su tono de voz la indignación sobrepasaba a la sorpresa pero no me dejé impresionar. Es vinazo de Cahors y no se haga el listillo si no quiere dejarse el sueldo en la tintoreria. Hizo ademán de no comprender nada. Qué es lo que quiere, robarme el saxofón? Negué con la cabeza sin dejar de apuntar al bolsillo de su camisa naranja. Quiero saber qué se esconde tras la palabra Iberjazz. Ahora sí que estaba sorprendido. Sólo eso? preguntó. Nada más, respondí. Pues tampoco hacía falta arruinarme la camisa...

El músico puso cara de flashback y nos vimos rodeados por una densa neblina... Para mi el jazz ha sido siempre sinónimo de libertad. La improvisación y la personalidad son, a mi modo de entender, dos pilares fundamentales del Jazz. Desde mis inicios como músico traté de buscar dentro de mí, trabajaba probando diferentes ideas y buscaba espacios sonoros donde pudiera encontrarme más cómodo para desarrollar la creatividad. Me di cuenta de que la sorpresa es mucho más seductora que el cliché. Traté de mirar la música con mis propios ojos e intenté buscar la sorpresa y huir de los clichés. Empecé a utilizar distintas sonoridades, tanto de estilos como de timbres, me empezó a seducir la visceralidad y el temperamento de las músicas tradicionales. Me gustaba improvisar con estos colores y siempre intentaba aportar algo propio.

Dejé de apuntarle y le ofrecí un cigarrillo pero lo rechazó frunciendo el ceño. Que son de chocolate, insistí, del bueno, no del que se fuma... Pero volvió a negar y continuó con el relato. Empecé a tocar de esta forma a principios de los noventa. Desde entonces la gente me preguntaba qué tipo de música hacía, la explicación era demasiado larga. Hasta que un día apareció el término Iberjazz que, a mi parecer, define bastante bien mi forma personal de hacer música. Con el tiempo creé una productora que también se llama Iberjazz y mi ultimo disco lo ha editado yo con un nuevo sello discográfico que  también se llama Iberjazz. Así que ésta es, en resumen, la explicación de todo el misterio.

 Un momento, un momento, no tan rápido, forastero ... Algo no cuadraba. Hace décadas que el flamenco flirtea con el jazz pero el Iberjazz no tenía nada que ver con aquello y, sin embargo, sonaba claramente a piel de toro... José Luis Gutiérrez negó con paciencia. No, no es flamencojazz, es otra cosa. Tampoco es un invento de moda; estamos en la época de la fusión y ahora se trata de mezclar hasta el agua con el aceite. En cambio, si que creo que es una música con identidad y a la vez tiene el bonito reto de recuperar y actualizar ciertas sonoridades que aun teniendo una indiscutible calidad artística, en no pocas ocasiones han sido despreciadas y banalizadas. Ahí creo que hay mucha música, un terreno donde yo puedo desarrollar mis ideas y ahí estoy desde hace veinte años. 

Muy interesante, os habéis enterado Festivaleros!? ... Y al respecto del Ying y el Yang del Jazz: composición contra  improvisación, de qué pie cojea el Iberjazz? La improvisación es una composición efímera que nace y muere en el momento del concierto. Ambas, composición e improvisación, son fundamentales. Busco componer melodías, armonías y estructuras lo mas expresivas posible, pero también busco sistemas no convencionales de improvisación. A veces el sistema de trabajo también es poco convencional y puede ir lento. Si eso ocurre procuro tener paciencia y seguir buscando y trabajando ideas.

Ya era suficiente, lo acompañé hasta el final de la avenida, le dejé la tarjeta de mi tintorería y le dije que lo cargara a cuenta de los Festivaleros! La neblina se disipaba con el rugido de fondo de un Airbus made in Blagnac que cruzaba en alguna parte el cielo toulousano. Nos despedimos cordialmente. Pensé que este prodría ser el comienzo de una bonita amistad, pero no dije nada porque no quería que nadie especulara de la forma horrible que lo hicieron con Bogart y Claude Rains tras el final de Casablanca...

The End.

Dr. J

Nota del Autor: el marco y casi todos los detalles de esta entrevista ficticia con José Luis Gutiérrez son producto de la imaginación. Sólo las repuestas y la camisa naranja del saxofonista  forman parte de la realidad. El resto es pura coincidencia. La existencia real del Automne Club queda pendiente de confirmación.



Trece de Octubre. El calor del verano indio seguía azotando la Ville Rose. Lo primero que hice esta mañana al llegar al despacho fue abrir un poco las persianas, lo justo para dejar pasar los rayos de luz imprescindibles para poder leer con lupa y no chocarme con los muebles. Al accionar el ruidoso ventilador de aspas metálicas, algo se puso a revolotear sobre el escritorio. Un nuevo dossier. En la portada, en letras rojas, un nombre y una clave: José Luis Gutiérrez, Iberjazz. Me serví un trago de Perrier y lo abrí por la primera página. José Luis Gutiérrez, músico vallisoletano. Descolgué el teléfono y marqué el nueve. Se puede saber quién nos ha hecho el encargo? Al otro lado de la linea la voz átona inconfundible de mi secretaria: Los Festivaleros!, señor J... quiere que le traiga un café?. No gracias, colgué de un 
golpe y se me escapó un suspiro exasperado. Volví a abrir el dossier. Iberjazz. Jazz Ibérico... No hay página en Wikipedia pero ...  José Luis Gutierrez... músico vallisoletano...saxofón...  En seguida me di cuenta de que no se trataba de un recién llegado: formado en el conservatorio de Valladolid, profesor en el conservatorio de Zamora, una carrera llena de proyectos con los que se ha paseado por medio mundo y por una larga lista de festivales (entre ellos el Jazzaldia de San Sebastian y el Festival de Jazz de Vitoria!), director artístico de los festivales UniversiJazz de Valladolid y La Granjazz y una palabra que le sigue como una sombra: Iberjazz. En la pagina oficial del saxofonista se cita al compositor Lopez de Guereña describiendo el estilo del artista como "el silencio asesino"... mmm... sospechoso! y en ella se habla de Iberjazz como una "recuperación de las músicas ibéricas de alta calidad y verdadera originalidad", es decir, como si fuera un estilo o una corriente musical. Siguiendo con mis pesquisas encuentro discos editados con el sello Iberjazz y eventos organizados por media región castellanoleonesa que llevan asociada la misma misteriosa marca... Demasiados cabos sueltos... Por suerte, José Luis Gutiérez toca esta noche en Toulouse, así que hay una manera muy sencilla de encontrar respuestas a tantas preguntas: presentarse de incógnito en el Automne Club y salirle al paso.

El Automne Club
Estoy en el patio del edificio del Conseil Général de la Haute Garonne. El Automne Club es un club de Jazz ficticio montado expresamente para el festival Jazz sur son 31. Guardo en el bolsillo interior de la americana lo que queda de mi cigarrillo de chocolate y me dirijo a la entrada con paso decidido. El portero mira mi billete y con un gruñido me hace un gesto con la cabeza para indicarme que puedo pasar. Como no llevo el sombrero festivalero, no me ha reconocido. Me encuentro en una gran sala con varias filas de butacas formando una discreta platea frente un escenario aun vacío. Las mesas del nivel superior, incluyendo las de los privados con paredes de espejo, están todas ocupadas, así que me busco un discreto rincón entre el público y espero como cualquier espectador la salida  a escena del José Luis Gutiérrez Cuarteto. Las luces se apagan y la sala queda en penumbra. El público recibe a los artistas con una ráfaga de aplausos. Del saxo de José Luis Gutiérrez salen sonidos de viento marino, de patio de luces con ropa tendida, de trabajo en el campo, de fiesta de pueblo. Un desgarro de tragedia y alegría. Dicotomias hispánicas. Empiezo a comprender el Iberjazz. Sancho al saxo, Quijote al clarinete. José Luis entra en éxtasis, ora cierra los ojos y siente cada nota que se escapa de sus instrumentos, ora los abre al infinito, soñadores, alucinados, soplando acordes con la sabia intuición de un maestro vidriero. Recuerdos de La Escuela, Ensaladas de Frutas (Fruit Salad), Tradición y contradicción... Lo acompañan la guitarra soleada de Luis Giménez, la percusión artesana del batería Tommy Caggiani y el brillante contrabajo de Marco Niemietz. De una caja mágica, salen un sinfín de instrumentos imposibles, sonidos de muelles, tormentas, chicharras... Al final del concierto el público toulousano aplaude a rabiar, completamente poseído por el Iberjazz. Las luces se han vuelto a encender. La sala se está vaciando. Es el momento de resolver nuestras dudas.

(continuará...)

Dr. J 

José Luis Gutiérrez, sabio maestro vidriero