Las siete de la tarde. El sol empieza a ponerse al fondo. La gran mayoría de la gente lleva horas buscando sitio en The Pyramid para lo que vendrá después: Sus satánicas majestades. Pero antes, un intrépido festivalero tiene otra misión: cruzar de punta a punta Glastonbury Festival para comprobar que la leyenda existe, para constatar que Sixto Rodríguez va a descender de su Olimpo a la Tierra.

Está ahí. Aparece sobre el escenario ayudado por dos personas. Parece tan frágil que se va a romper en cualquier momento. El negro domina su indumentaria. Las gafas de sol siempre puestas. El sombrero esconde un poco más su rostro. Parece imposible que pueda sostenerse por sí mismo. Entonces algo ocurre, le colocan su guitarra y ese hombre que apenas puede moverse se convierte en La Leyenda.

Y su figura se agiganta en el escenario, el primer rasgueo nos hace estallar. Es Sugar Man, con la misma vitalidad que hace cuatro décadas, con la misma magia en esos dedos que han dejado de temblar y se mueven seguros sobre las cuerdas, con la misma voz que te llega a ese rincón del alma. Sonríe, saluda al público, se asombra de la cantidad de gente que le estamos viendo. Es tímido. Bromea entre canción y canción. Se quita la chaqueta. Comenta el siguiente tema con un joven escudero que se lo transmite al resto.
Rodríguez "Sugar Man", Glastonbury 2013

Rasga de nuevo la guitarra. Es el momento de I wonder, en vivo, en directo. Es el lugar. Hay magia, la que Él genera desde ahí arriba. La de todo el mundo haciéndole los coros en una versión de Unchained Melody que quedará grabada a fuego. Es la soledad de escucharla sintiéndote acompañado, sintiendo que te tocan, Time goes by so slowly and time can do so much. Es esa colina en The Park, es el atardecer con la banda sonora más bella que uno puede pedir, es la sonrisa melancólica, es Glastonbury Festival, es algo que se acerca mucho al paraiso festivalero. Es saber que hay cosas que todavía pueden alejarte de la realidad. Es creer que es posible. Es el momento. Irrepetible. Fugaz. Soñado y Real.

El tiempo se ha detenido. Nadie se mueve. Nadie tiene prisa. Nadie necesita nada más. Sólo queremos que siga, que esa conexión no se rompa nunca. Vuelve a sonreir. Deja su guitarra. La Leyenda se esfuma, su espíritu permanece. Aparece el hombre, el mismo que parece que se va a romper en cualquier momento. El mismo que abandona el escenario lentamente, con ayuda, aplaudido, jaleado. El mismo que se ha ganado el silencio y el respeto de todos nosotros. Esta hora no se repetirá jamás..., como tantas cosas. Gracias… Por todo lo bonito.

J&B

Rodríguez "Sugar Man" en Glastonbury
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1 comentarios hasta ahora. Añade el tuyo

  1. Muy feliz me siento por Rodríguez, monumental concierto en Glastonbury mil felicitaciones y que continúen tus éxitos. Saludos Miguel desde Venezuela. miguelpavillion177@gmail.com

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