Esta historia podría hablar de música en Sziget Festival 2015, pero, después de las últimas noticias, no lo va a hacer (o al menos, no mucho). Esta historia habla de personas viviendo una de las experiencias de su vida.

Personas o personitas como Nadia, que a sus dos años ha sido la Sziudadana española más joven y se ha metido en el bolsillo a todo el festival con su ternura, sus "cuernos" en todas las fotos y unos ojos azules que han dejado enamorada a la Isla. Personas como sus padres, Manu e Irene, que a pesar de todos los miedos y dudas se liaron la manta a la cabeza y se atrevieron a acampar durante los 7 días con ella en el Festival.

Personas como Amaya y Laura que no tuvieron el mejor aterrizaje en la Isla pero que se marchan con la sonrisa de haberse dejado atrapar por el espíritu de Obuda y hasta con alguna lagrimilla cuando se despedían del World Music Stage. Seguro que no olvidarán esas tablas. O como Aléix, que se hizo 32 horas de autobús para disfrutar de Avicii, Limp Bizkit o Martin Garrix. Y que pudiendo acampar en el Bridge Camping lo hizo en el Campamento Festivalero. Durante todos los días nos regaló con su rutina en Sziget: dos trozos de pizza a mediodía y un cigarrito rico de buena mañana.

Foto: Christian Rubén Concuáticafilms
Personas como María, Amaia o Eneritz que tienen todo el futuro por delante y que se regalaron esta aventura antes de otra, la de comenzar la Universidad. Tan discretas como independientes, su aventura en Sziget no ha hecho más que empezar. La Isla ya las ha llamado para el año que viene. Algo que también les va a pasar a Paula y Ana, Lilo y Stitch. Dos hermanas que no suman ni 40 y que después de descartar Tomorrowland fue Google el que les llevó hasta el Mejor Festival de Europa en 2014.

Ellas son el polo opuesto a María, toda una veterana festivalera que se va de festi en festi y lo hace en solitario porque, qué narices!, las vacaciones también son esto. Ayer Hungría, hoy Austria, mañana Francia y después..., después donde el corazón festivalero la lleve. Espíritus libres a los que no les asusta aterrizar en los sitios sin compañía. Como a Adriana, a la que un problema de última hora la dejó en solitario en la aventura de Sziget y la Isla la premió pudiendo conocer y charlar con uno de sus grupos favoritos Che Sudaka. Ellos también son espíritu festivalero. 

Anna y Tania sí que estaban de vacaciones juntas, pasaban por Budapest antes de seguir hacia Eslovenia y la Isla les tenía reservado un día en Sziget. Sólo fueron unas horas, pero el Festival hizo su magia y a puntito estuvieron de renunciar a Eslovenia para quedarse a vivir en la Isla. Esta vez no tocaba, pero repetirán. Y qué decir de Miguel!? Festivalero de corazón que esperó a estar entre temazo y temazo para sincerarse y al que el Festival le regaló una de esas batukadas mañaneras que tanto echábamos de menos. Fue Festivaleros! Ending Show, la última actuación de Sziget 2015.

Durante toda la semana han ido yendo y viniendo espíritus libres de la Isla como Renata, la más valenciana de las Húngaras, enganchada al Irish y a las tablas del World Music. O María, la única periodista festivalera capaz de irse a dormir todos los días dentro de un pollo. Y, como no, el habitante que más rápido se mueve dentro de Obuda, Inti. Si parpardeas te lo pierdes.


Tampoco podemos olvidarnos de Victoria que entre golpe y golpe ha descubierto la vida festivalera de verdad. Su pie "parriba" ha sido otro clásico del mañaneo en el Campamento Festivalero. Sziget le va a dejar cicatrices, pero de las que molan, en el alma y el espíritu, de esas que todos estamos deseando ver.

Y Alberto, nuestro Alberto J, al que queríamos enseñarle todo esto desde que pusimos el pie en esta Isla por primera vez. Pero la Isla es sabia y paciente. Y sabía que el momento era este. Verle ese brillo en los ojitos y la sonrisa de Obuda es algo difícil de explicar. Sin decírselo nadie ya ha comprobado lo duro que es volver a la otra realidad cuando uno regresa del Festival. Se merece esa felicidad que ha conocido en Sziget.

Por último, sólo una pequeña reseña para el gran Paquito, Doctor P, que puntualmente abría su consulta todas las mañanas. No ha habido año que Paco no acabe moviendo las tiendas de los tres locos que sueñan con festivales antes de que la Isla colapse del todo y los engulla.

Son sólo algunas de las historias de algunas de las personas que este año han estado en Sziget Festival. Historias que queremos que sigan creciendo año tras año. Porque el efecto de la Isla es el mismo en novatos y veteranos. Y sí, podríamos decir que escribimos esto llenos de barro hasta las rodillas, dentro de la tienda inundada por la lluvia y sin haber dormido. Pero eso mejor se lo dejamos a los especialistas musicales de los periódicos generalistas.

Lo nuestro son las personas y los sentimientos. Los que provoca la música y los que acaban uniendo a gente tan diferente dentro de La Isla.

Y eso, Festivaleros, es Sziget. Quien lo probó, lo sabe.

J&B


PD. Es imposible no acordarse aquí de ese festivalero alemán con en el quizá nos cruzamos en algún momento y que murió en la mañana del lunes. Desde aquí nos sumamos al dolor de su familia y amigos. Su espíritu es ya un alma libre de la Isla.


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