Roskilde, Festival, 2016, Orange Feeling
Puede que si alguien te dice Roskilde no tenga ningún sentido para ti. O puede, si eres un avezado festivalero, que lo tenga todo. Y es que, decir Roskilde es decir Festival, música y toda una aldea festivalera de color naranja que crece en un pequeño pueblo a una hora al Oeste de Copenhague. Se trata de uno de los veteranos europeos que no para desde 1972 y congrega a una multitud cercana a las cien mil personas por día.

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Roskilde es ese festival donde Damon Albarn tuvo que ser desalojado del escenario a las cuatro de la mañana después de cinco horas de concierto. Y mientras literalmente, se lo llevaban, no dejaba de gritar "should I stay or should I go?" (el vídeo no tiene desperdicio. Puedes verlo aquí). Por cierto, este año repite, veremos si monta una parecida. Roskilde es ese festival donde los Rolling Stones cerraron su ¿última? gira europea (aquí lo vivimos). Roskilde es ese festival donde un ojo de Sauron pone música durante toda la madrugada (ver foto adjunta). Roskilde es ese festival donde descubrimos (y jugamos) al airball, un deporte que debería ser olímpico en Río (baja y verás una foto).

Su cartel año tras año trae lo mejor del viejo y el nuevo continente y en la edición de 2016 no es una excepción. Cuando faltan cuatro meses para que arranque allá por el 25 de junio ya tiene confirmados a LCD Soundsystem, MO, New Orden, Red Hot Chili Peppers, Tame Impala, PJ Harvey, Tenacious D o Wiz Khalifa entre otros.

Roskilde, Festival, Airball, 2016
Para todos aquellos que este año estén pensando acercarse por allí a disfrutar de este peculiar festival, les dejamos también algunas informaciones prácticas para hacerles más fácil su aterrizaje en esta aldea naranja

La manera más cómoda de llegar a Roskilde es el tren. Hay línea directa desde la estación central de Copenhague y apenas en una hora estás en la estación del pueblo. Y si puedes coger el Tren de Roskilde, te deja en la mismísima entrada del festi. Si no tienes esa suerte, desde el pueblo salen unos autobuses regularmente que te acercan al recinto. Hay que tener en cuenta que para acceder hay que cambiar la entrada por la pulsera correspondiente. Con ella en la muñeca ya te puedes mover libremente por la zona de acampada.

Roskilde, Festival, 2016, Acampada
Ojo porque ese es otro detalle importante. La acampada es libre pero está delimitada. Existen calles y hasta barrios, algunos de ellos con estrictas normas sobre el silencio o el reciclaje. Ojo también porque el festival, musicalmente hablando comienza el 29 de junio pero la zona de acampada está abierta desde el 25. Eso significa que si llegas a última hora te va a costar mucho encontrar un sitio donde plantar la tienda. Para evitar los paseos cargado con todos los trastos o los agobios de no encontrar hueco, existe la posibilidad de reservar una parcela de acampada a la hora de comprar la entrada.

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El camping no es un camping al uso. Se puede decir que la música no para en ningún momento (salvo en la zona de camping silencioso), de hecho, es muy habitual encontrar en cada cruce de calles un soundsystem con gente bailando alrededor. También es muy normal ver soundsystem móviles andando por las calles con su correspondiente séquito detrás. Así que, cuidado también con la zona donde dejas la tienda.

Dentro de la zona de acampada puedes introducir comida y bebida (alcohólica y no alcohólica). A unos quince minutos a pie del festival hay dos supermercados que hacen su agosto en estos días y donde te puedes aprovisionar de todo lo necesario. Recuerda también que los daneses no usan el euro por lo que tendrás que tirar de tarjeta de crédito o cambiar efectivo. En caso de urgencia, dentro del recinto también hay un par de tiendas en las que puedes conseguir cualquier cosa que imagines, desde varillas para la tienda hasta fruta fresca.

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La zona de acampada cuenta con zonas de duchas en las que la espera para asearse es bastante razonable. También hay varios puntos de agua para lavarse o cepillarse los dientes. La organización coloca un buen número de baños móviles que suelen estar aceptablemente limpios y se preocupan de que siempre haya papel cerca. Aunque también descubrirás que los festivaleros de Roskilde no tienen problema en usar otros lugares para "aliviar" sus necesidades.

Los objetos de valor los puedes dejar en las consignas que están abiertas las 24 horas durante todo el festival. Y como en la mayoría de estos eventos existen puntos de recarga de móvil y hotspot para conectarse a internet. Incluso hay zonas habilitadas para preparar barbacoas o para cocinar. Eso sí, no busques sombras. La Zona de acampada es una explanada sin apenas árboles. Un último consejo a la hora de acampar, valora bien el lugar donde plantar la tienda porque las distancias son grandes hasta los escenarios (y más grandes hasta el supermercado). Desde algunos puntos se puede tardar casi una hora en llegar a algún concierto, sobre todo en "hora punta" con todos los festivaleros desplazándose de un lugar a otro.

Roskilde, Festival, 2016
De la zona de acampada se accede por varios puntos a la zona propiamente del festival donde están repartidos los ocho escenarios. Esos puntos de acceso están controlados por voluntarios que vigilan que no se pasen latas o vidrios. Una vez en la zona de conciertos, tienes a tu disposiciones bares, restaurantes, zonas verdes, zonas de sombra y algún que otro rincón para echar una cabezadita si lo necesitas.

Aquí puedes leer la experiencia que nosotros tuvimos en Roskilde. Y si tienes alguna duda, no dudes en preguntarnos.

J&B

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