Sziget 2016, Color Party
Desde que atraviesas el puente sobre el Danubio por el que se accede a la Isla de la Libertad, te das cuenta de que estás entrando en un universo que rompe con lo de fuera, vengas de donde vengas, ya sea Budapest, Slovakia, Madrid, Barcelona, Toulouse o Valencia...

Ese recorrido es una de las mejores sensaciones que puedes experimentar en Sziget Festival, porque te prepara un poco para lo que vendrá durante tus días en la Isla. Es curioso cómo es una sensación diferida, de la que te acuerdas unas horas o días después cuando te ves en plena ebullición festivalera y piensas: '¿Cómo he llegado aquí?' y te viene esa imagen a la cabeza: 'Ah sí, crucé aquel puente y todo cambió, y desde entonces me pasan todas estas cosas'.

Porque lo mejor que tiene Sziget Festival es que a todas horas ocurren cosas interesantes y estimulantes. Continuamente te ves en situaciones que no tienen nada que ver con lo que pudo ocurrirte en ediciones pasadas, el día anterior o hace una hora. La novedad llevada al extremo, visual, sensitiva.

Y sonora, por supuesto. Lo mejor de Sziget es descubrir esas músicas nuevas o esos grupos hasta ahora escondidos y hacerlo en un entorno inmejorable para estar receptivo a esas novedades y estímulos.

¡Qué carajo! ¡Lo mejor de Sziget es descubrir música por todos lados! Música que no sabías que te gustaba, y enseñarles lo que descubres a los que te acompañan y quedarte con lo que descubren los demás. Balkanizar a cualquiera que pase por tu lado y que otros te Systemasolaricen a ti. Aprender que el ganador de la trompeta de oro en el festival de las trompetas de Guca 2011 se llama Dzambo Agusev, y que ganaba su premio mientras nosotros descubríamos nuevas formas de vida dentro de una isla. Y ahora ahí está delante de ti moviendo los dedos vertiginosamente.

Manu Chao, Sziget 2016Vértigo. Lo mejor de Sziget es estar en varios sitios a la vez. Aprender que variedad x ilusión = ubicuidad. Poder elegir entre Muse y Molotov y poder ver a los dos a la vez. Y bailar los dos a la vez y ver a gente que como tú, está en los dos conciertos a la vez. Igual que estar en Manu Chao y Goran Bregovic a la vez.

Lo mejor de Sziget es Goran Bregovic. Y Sum 41 y Muse. Bueno y Manu Chao y Bohemian Betyars también. Y Kaiser Chiefs y Rachid Taha y Fanfare Ciocarlia seguidos de DJ Robert Soko, claro.

Y bailar. Todas esas músicas y esos grupos. Bailar. Estar todo el rato moviendo el cuerpo, la cabeza, una pierna, un dedo contra una mesa, ritmo por instinto, flow primario. De pie o sentado esperando a ducharte, tumbado descansando o en tu tienda intentando dormir.

Ahora que lo pienso lo mejor de Sziget es desarrollar la capacidad de bailar varias músicas a la vez, aunque no tengan nada que ver entre sí. Y ver bailar juntos a indios y vaqueros, rodeados de power rangers a los que se suman Mario Bros y algún super-héroe improvisado convertido en Sziudadano.

Porque sí, ahora sí, lo mejor que tiene Sziget son sus Sziudadanos, es su gente, esa gente que cruza aquel puente del que hablábamos hacia la isla de la libertad y que no deja esa frase en un simple slogan sino que hacen de ella su única bandera*.

Lo mejor de Sziget es tener un momento de flaqueza a la 1 de la mañana después de todo un día, de varios días de aventuras, que alguien te invite a una cerveza y te anime a ver a un dj como despedida del día y ver cómo las fuerzas vuelven a ti sin darte cuenta. De repente te encuentras mirando al sol y preguntándote qué coño pasó, cómo es posible que sigas en pie bailando si tu hace horas que "te ibas a la tienda" y acabas de ver cómo un rincón chill-out se ha convertido en una rave en apenas cinco minutos, mientras el sol empezaba a bañar el Danubio. Y es que no podías perder el tiempo durmiendo, con todo lo que ocurría a tu alrededor.

Power Rangers, Sziget 2016

Esas fuerzas salen directamente de la isla convocadas por algún miembro de tu familia de la isla.

La familia de la Isla. Lo mejor de Sziget es conseguir ser una familia durante siete días y hacer que perdure en el tiempo. Con gente a la que conoces de toda la vida y gente a la que acabas de conocer. Una mirada cómplice con esa gente es un mundo. Hablas con ellos y con todo el que vas conociendo mezclando valencià, català, húngaro, inglés, francés, salmantino, eslovaco...y te da igual. Te entiendes, pues claro. Sólo hay que querer entenderse.

Lo mejor es intuir dónde está cada uno de los tuyos en cada momento, a la mañana vigilando una ducha a golpe de cerveza, a la tarde, si a cada uno le late un concierto, puede que haya dispersión, que acaba cuando te encuentras moviéndote al ritmo de una trompeta, una guitarra o una batukada en alguno de los rincones habituales.

Y es que lo mejor de Sziget son sus rincones. Esos que no se repiten y esos que sí se repiten, esos en los que te plantas y en los que notas la energía que dejaste allí tiempo atrás y te nutres de ella. Y también esos que descubres, esos de los que eliges tu favorito y lo asientas en tus pequeños rituales de una semana.

Sziget 2016

Porque lo mejor de Sziget son sus rituales. Sabes que cuando las miradas se cruzan de una determinada manera a eso se le llama palinka time que irá acompañado de su palink-selfie, o que cuando se cruzan de otra manera es la hora de enganchar un contenedor e iniciar una batukada tan improvisada como eterna a la que se unirán decenas de sziudadanos.

Sabes que a media tarde irás a comprobar si Anna "vorosboros", la chica del vino de la villa húngara, se acuerda de cómo se dice kalimotxo en el idioma festivalero y hay un día en la semana en el que, ya de buena mañana, le cantas año tras año el cumpleaños feliz a la chica de las pizzas de la esquina aquella. Ella flipa, claro. Y cuando sale el sol, sabes que el mañaneo te ofrecerá un banco donde sentarte a dar rienda suelta a la risa, inventar juegos absurdos que acaban yéndose de las mangas, comer pizzas cuatro ketchup y abrazar grandes momentos. 

Sziget 2016Porque lo mejor de Sziget son los momentos. Una canción que repente suena y no puedes evitar una sonrisa, un mimo que para el tráfico de la isla sentado en un taburete sólo ante el peligro y ante el que no puedes evitar una sonrisa. Un concierto en el que miras a tu lado o hacia atrás y no ves más que gente bailonga y sonrisas. Una sesión de drum'n'bass que ejerce de guaraná y bailar como si mañana no existiera con una sonrisa en la boca. Asistir perplejo al espectáculo de un bosque improvisado en el que los árboles bailan al ritmo del balkan, un comentario de alguien que se convierte en una mantra durante días y siempre te saca la sonrisa, ¿vale?

Y por supuesto encontrarse, en su segundo Sziget, con Nadia, la princesa de la isla a sus 3 añitos, y descubrir que tiene una sonrisa más grande que la tuya y una cara de felicidad plena.

E' un mondo difficile e vita intensa felicita' a momenti e futuro incerto

Ahora en serio. Lo mejor de Sziget son las sonrisas y las caras de felicidad. Las de los novatos por no comprender del todo lo que está ocurriendo en esa isla, y la de los veteranos por saber que eso es imposible de comprender y hace tiempo dejaron de intentarlo. Que alguien te diga, esto es increíble, ahora mismo soy feliz, en este momento soy totalmente feliz, no me quiero ir de aquí nunca. Eso es lo mejor de Sziget. Felicidad, ¡qué bonito nombre tienes! 

Lo mejor de Sziget es compartir una festilosofía de vida y saber que eso quedará ahí siempre. Y que volverá. 

Porque lo mejor de Sziget es que siempre vuelve. Y será en el 25 aniversario de Sziget en 2017.

kboy

Sziget 2016



Sziget 2016

* A veces la representación material de esa bandera te la roban. Nos robaron nuestra bandera festivalera, sí. Si alguien sabe quién puede tenerla agradeceríamos nos lo hiciera saber, y si alguien tuvo a bien guardarla para su colección de cosas, le agradeceríamos al menos que la incluyeran en alguna de esas banderas hechas de retales que pululan por la isla. Así el año que viene nos tendremos controlados {:)
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