Quizás a primera vista no parezca un festival muy grande, puesto que no es muy popular por nuestras tierras y salvo que hayas tratado a alguien que viva en Hungría, ni habrás oído de él. Es el Balaton Sound, el hermano pequeño y electrónico del Sziget, que se desarrolla a orillas del mayor lago de Europa Central.
En cuanto estás unas horas en el país te das cuenta de que aquí es conocidísimo: no pasas por una calle del centro de Budapest que no tenga un cartel del Balaton, ni pones una radio en la que cada media hora suene un anuncio del mismo.
Claramente se posiciona como el segundo más grande festival de Hungría por detrás del Sziget Festival y del que, tras asistir, nos dimos cuenta de que hereda perfectamente gran cantidad de cosas de su hermano mayor, tales como organización, parte de la escenografía, diseño y distribución del recinto… De ahí que le consideremos el hermano pequeño, por decirlo de alguna manera, porque los alrededor de 150.000 asistentes no son en absoluto nada pequeños.
Organizativamente quiero remarcar varios puntos. En primer lugar, la distribución de los escenarios y zonas de comida. Me parece genial la idea de disponer de todo tipo de zonas donde pedir algo de comer y de beber, más allá de sitios para pedir copas. Según sales de los conciertos y cambias de escenarios, tienes acceso a algo que comer en prácticamente todas las calles, lo cual hacía que no tuvieses que estar 30 minutos esperando tu turno para conseguir algo que echarte a la boca. Además, la oferta era bastante variada y los puestos eran comercios locales de Budapest, ya que identifiqué unos cuantos que conocía en la ciudad. La comida estaba por lo general muy buena y a un precio más que razonable. Para haceros una idea, una pizza entera eran 6€.
En cuestión de seguridad, fueras donde fueras había alguien. No es que hubiese ningún problema, pero si se generaba alguno enseguida había personal suficiente para calmar las cosas y controlar que todo fuese bien.
Para acceder al recinto hay tres entradas principales, amplias y bien delimitadas. En cuanto a salidas, tenemos por lo menos diez, lo que hace que la descongestión fuese espectacular para la cantidad de gente que había. Si bien es cierto que durante los primeros días de festival el recinto no parecía completamente lleno, los grandes conciertos de Dimitri Vegas & Like Mike o The Chainsmokers demostraron que el main stage acababa hasta los topes. La descongestión, sin embargo, era casi total a los 10 minutos de acabar los conciertos, dando paso a que la gente se distribuyese por los demás escenarios del festival, lo que enlaza con el siguiente punto positivo que vimos desde el primer día: variedad musical.
El núcleo principal del sonido en el Balaton Sound es claramente Electronic Dance Music (EDM), pero han sabido aprovechar los diferentes escenarios disponibles (unos 10 en total), aportando distintos sonidos electrónicos que no han defraudado a nadie. Si el EDM no te terminaba de llenar, te daba el descanso necesario con Chill out, house, o incluso Techno para los aficionados.
Personalmente me han dado las 3 de la mañana sin parar de bailar en la Stage de Heineken y cuando miras el reloj te das cuenta que llevas desde las 12 ahí. Ese es uno de los puntos que deseas de un festival: hacerte sentir como que el tiempo vuela, olvidarte de él mientras la música te atrapa, y desde el primer día el Balaton lo ha logrado.
Por último, no quería terminar esta primera parte de la crónica sin hacer alusión a, por encima de todo, lo que más me gustó del festival: el buen rollo que transmite, no sólo por todo lo bien hecho que está sino por la gente que acude. A cada paso te ibas encontrando personas nuevas con las que intercambiar experiencias y comentar todo lo que te parecía curioso, de dónde eras, como habías descubierto el Balaton, si habías probado a subirte en la noria o incluso si te habías atrevido a hacer puenting en la grúa instalada al lado del main stage… Toda una experiencia de adrenalina que te provoca un recuerdo inolvidable, estar en pleno concierto mientras caes al vacío al son de la música.
Continuará...
Guille
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