¿Hay rumberos? Vaya si los hay! 2400 nada más y nada menos, los que llenaron La Riviera de Madrid para bailar, saltar, reír y cantar junto a La Pegatina. Con esa pregunta provocadora empezaron a ganarse a la gente. Una gente que se había mojado en la cola para entrar, que había bailado dentro al ritmo de Muchachito mientras esperaban y que corría a meterse en el mogollón con los primeros juegos de luces.
El confeti fue el pistoletazo de salida a dos horas en las que los catalanes nos demostraron las ganas que tenían de arrasar. Durante la prueba de sonido ya nos habían dicho que habría sorpresas, para ellos tampoco iba a ser un concierto cualquiera. Y eso quedó claro desde el principio con la respuesta de la gente, con las manos arriba, coreando todas las canciones, las nuevas y las menos nuevas.
La pista estaba a reventar, pocas veces la habíamos visto tan llena y desde luego, muy, muy pocas, tan entregada. Desde arriba la energía que desprendían todos y cada uno de ellos se contagiaba. Adriá movía las caderas y no paraba de sonreír, Rubén miraba la mítica palmera, Ovidi iba y venía sin descanso, al otro lado Ferrán lucía camiseta de los Pistons y bailaba al ritmo de la trompeta de Axel y el acordeón de Romain. Y al fondo, casi sin poder sentarse, el ritmo lo marcaban las baquetas de Sergi.
Los temas iban cayendo al mismo tempo con el que se movían los seguratas buscando esos cigarrillos furtivos. El buen rollo era tal que el "armario cubano" acabó bailando con las chicas bajo la incrédula mirada del "armario rumano", eso sí, después de que el piti desapareciera misteriosamente. Y en ese ambiente de fiesta, La Pegatina nos sorprendió al ritmo del Sexbomb. No sería la única versión, el Song 2 de Blur sonó de maravilla con ese toque canalla que le pusieron, y luego Safri-duo, Real2Real...
Hubo tiempo para revindicar, arriba y abajo del escenario, porque más de uno estuvo rápido cuando empezó a sonar El Curandero y le faltó tiempo para acordarse de Lasquetty en el twitter, que salía por las pantallas en directo. Y es que, algunos de los que nos mandan, deberían pasarse alguna vez por esas salas que tanto les gusta cerrar para escuchar un concierto como este. Especialmente esos que nos venden estupideces sobre separatismos, desmembramientos y chorradas así. Si lo hicieran, escucharían a 2400 gargantas en su mayoría madrileñas cantando en catalán o en euskera, más unidas que nunca gracias a la música y a esa atmósfera mágica que gente como La Pegatina consigue crear. Ya no nos engañan. Nunca lo hicieron.
La noche iba de sorpresas, por eso fue una auténtica delicia escuchar Olivia con el toque personal que le puso Mario Díaz, antiguo miembro de Los Aslándticos, o descubrir a los Txarango (otros que tienen futuro y más) reventando el escenario con un Volveremos a soñar que deseamos que se cumpla (al menos una vez más). El viaje nos llevaba hasta México, sombreros incluidos, al ritmo de La Sorranchera y de ahí a encontrar al gato más canalla, el Gat Rumberu.
Los bises arrancaron a ritmo de Lloverá y Yo veré, para que luego digan que el disco nuevo es menos cañero (¿verdad Adriá?). Aquello era imparable y Rubén subió la apuesta. Era el momento de hacer la barca. Objetivo convertir en protagonista a la Palmera y rodearla en brazos de la gente. Sueño cumplido, la Palmera de La Riviera es una más de La Pegatina. Entonces nos dimos cuenta... No estamos todos, falta MariCarmen. Así lo gritamos todos a una. Y MariCarmen apareció para poner el broche a un concierto de energía pura, de Fiesta, porque si hay una palabra que resume lo vivido en Madrid es esa: Fiesta. La última sorpresa, una batukada en medio de la gente y todos bailando al ritmo de esos tambores. Las más precavidas tenían camisetas para cambiarse (las hay profesionales), el resto, tuvimos que esperar a que se nos secara el sudor camino del afterauer. Lo habíamos dado todo.
Y ellos también. Las caras después del concierto lo decían todo. Satisfacción, sensación de haber cumplido un sueño, sonrisas, abrazos y el deseo de volver a vernos pronto, con gente así, seguro. Eureka! Lo habéis conseguido.
J&B y kboy
Soys unos cracks!!!!
ResponderEliminarVosotros sí que sois unos cracks! Grandes!
EliminarNo fue una fiesta...fue un FIESTÓN!
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo. Fue una barbaridad de concierto!
EliminarSe me han puesto los dientes largos por no haber ido al concierto, tal y como lo describes.
ResponderEliminarMe molas Kboy.
Muchas gracias Agus!
ResponderEliminarNos alegra que te gustara el artículo, aunque he de decir que el grueso del texto es obra de J&B. Yo me he encargado de completar la historia del concierto con imágenes.
Y ya sabes, si te pilla cerca algún concierto de La Pegatina, no lo dudes, merece la pena :)
kboy