Primero de todo, quiero dar mi más sincera felicitación a la organización del Resurrection Fest 2013. Este año creo que han dado con la clave de cómo mejorar los escenarios, cómo conseguir que todos estuviéramos un poquito más cómodos y que el sitio quedara muchísimo más limpio.
Después del peloteo inicial, un poquito de música… El primer día, el jueves, llegué con el tiempo justo de ver la actuación de The casualties. Los de Jorge Herrera, un tipo fácilmente reconocible cuando bajó a pasear entre el público (creo que soy de los pocos que no me hice fotos con él), fueron un magnífico modo de ir entrando en ambiente. Punk neoyorquino muy profesional, con un show muy del gusto de los que allí estuvimos, que no éramos pocos. Una pena fue no llegar a ver a Escuela de odio, que tocaban justo antes.
Y digo que ya iba juntándose un buen número de público, porque llegaba la hora de que subiesen al escenario los portugueses Devil in me. Fue en la Carpa Jagermaister, este año abierta por todas partes, afortunadamente, lo que hacía que no se acumulara dentro ni el polvo ni el calor, y no restaba calidad al sonido. Y fue el primer gran subidón del festival. No los había visto nunca en directo y tenía ganas. Y no me decepcionaron: hardcore de la nueva ola interpretado al viejo estilo; sin concesiones.
Después de ellos, en el escenario grande, llegó el primer llenazo del festival, los americanos Trivium. Así a ojo, no sé exactamente cuanta gente habría. No llegaba a las 30.000 que se calcula desembarcaron en Viveiro, pero se notaba un gran ambiente. Esto también da muestra de cómo poco a poco el público que asiste al Resu va tornándose hacia un rollo más metalero. Basta con echar un vistazo a las camisetas de los asistentes. En cuanto al concierto en sí, quizá estuvo un poco lastrado por el parón de 15 minutos por cuestiones de seguridad, y luego el sonido no llegó a ser del todo convincente. Lo cierto es que me esperaba un poquito más de ellos.
Tras ellos, Escenario Arnette, el pequeño, que muchos conciertos y festivales querrían para sí como el grande, y sobre él los Flatliners. Pensaba haber aprovechado para irme a cenar, pero poquito a poco me fueron enganchando y me quedé a ver la actuación entera. Muy recomendables. Ah, esto de que el tercer escenario, el pequeño, fuera un escenario muy serio da muestra también de lo que se lo han currado estos chicos del Resu. Por cierto, y antes de que se me pase, el sonido perfectamente medido para que no hubiera interferencias entre los escenarios, y quizá menos decibelios que otros años para causar menos molestias a los vecinos. También todo muy bien medido.
Volviendo a la carpa, era tiempo ya para que Madball volvieran al Resurrection. Y cuando Freddy Madball está sobre las tablas, hay muy poco que decir. Conexión total con el público “de adelante atrás y de izquierda a derecha”, pasándose un poquito de la hora porque la gente se lo exigía, y aún así se hizo corto, y sacando al escenario al alcalde de Viveiro para que recibiera una sonora ovación. No sé por qué los de Aquarius no se han acordado de este tipo para su anuncio, en vez de coger a la petarda del coche oficial.
A continuación, escenario grande para Lamb of god, de nuevo con mucho público. A mí sinceramente no es una propuesta que me haga especial ilusión. Los he visto ya varias veces y me parecen siempre igual de monótonos. Pero buen sonido y un show más que correcto, eso no se puede negar.
Y con el cuerpo ya diciendo basta, el corazón me pedía que me quedara a ver a Jello Biafra. Y menos mal. Toda una institución, con cuerda para rato y que me llegó mucho más de lo que lo hicieron los Dead Kennedys en la pasada edición. La única pena (un poco de morbo) es que no coincidieran en el día con The exploited, dado el mutuo cariño que se profesan ambos grupos. Siempre es agradable que alguien te dedique una canción, vamos digo yo.
FROM HELL
Crónica del viernes de Resurrection
Madball en el Resurrection Fest 2013
Después del peloteo inicial, un poquito de música… El primer día, el jueves, llegué con el tiempo justo de ver la actuación de The casualties. Los de Jorge Herrera, un tipo fácilmente reconocible cuando bajó a pasear entre el público (creo que soy de los pocos que no me hice fotos con él), fueron un magnífico modo de ir entrando en ambiente. Punk neoyorquino muy profesional, con un show muy del gusto de los que allí estuvimos, que no éramos pocos. Una pena fue no llegar a ver a Escuela de odio, que tocaban justo antes.
Y digo que ya iba juntándose un buen número de público, porque llegaba la hora de que subiesen al escenario los portugueses Devil in me. Fue en la Carpa Jagermaister, este año abierta por todas partes, afortunadamente, lo que hacía que no se acumulara dentro ni el polvo ni el calor, y no restaba calidad al sonido. Y fue el primer gran subidón del festival. No los había visto nunca en directo y tenía ganas. Y no me decepcionaron: hardcore de la nueva ola interpretado al viejo estilo; sin concesiones.
Después de ellos, en el escenario grande, llegó el primer llenazo del festival, los americanos Trivium. Así a ojo, no sé exactamente cuanta gente habría. No llegaba a las 30.000 que se calcula desembarcaron en Viveiro, pero se notaba un gran ambiente. Esto también da muestra de cómo poco a poco el público que asiste al Resu va tornándose hacia un rollo más metalero. Basta con echar un vistazo a las camisetas de los asistentes. En cuanto al concierto en sí, quizá estuvo un poco lastrado por el parón de 15 minutos por cuestiones de seguridad, y luego el sonido no llegó a ser del todo convincente. Lo cierto es que me esperaba un poquito más de ellos.
Tras ellos, Escenario Arnette, el pequeño, que muchos conciertos y festivales querrían para sí como el grande, y sobre él los Flatliners. Pensaba haber aprovechado para irme a cenar, pero poquito a poco me fueron enganchando y me quedé a ver la actuación entera. Muy recomendables. Ah, esto de que el tercer escenario, el pequeño, fuera un escenario muy serio da muestra también de lo que se lo han currado estos chicos del Resu. Por cierto, y antes de que se me pase, el sonido perfectamente medido para que no hubiera interferencias entre los escenarios, y quizá menos decibelios que otros años para causar menos molestias a los vecinos. También todo muy bien medido.
Volviendo a la carpa, era tiempo ya para que Madball volvieran al Resurrection. Y cuando Freddy Madball está sobre las tablas, hay muy poco que decir. Conexión total con el público “de adelante atrás y de izquierda a derecha”, pasándose un poquito de la hora porque la gente se lo exigía, y aún así se hizo corto, y sacando al escenario al alcalde de Viveiro para que recibiera una sonora ovación. No sé por qué los de Aquarius no se han acordado de este tipo para su anuncio, en vez de coger a la petarda del coche oficial.
A continuación, escenario grande para Lamb of god, de nuevo con mucho público. A mí sinceramente no es una propuesta que me haga especial ilusión. Los he visto ya varias veces y me parecen siempre igual de monótonos. Pero buen sonido y un show más que correcto, eso no se puede negar.
Y con el cuerpo ya diciendo basta, el corazón me pedía que me quedara a ver a Jello Biafra. Y menos mal. Toda una institución, con cuerda para rato y que me llegó mucho más de lo que lo hicieron los Dead Kennedys en la pasada edición. La única pena (un poco de morbo) es que no coincidieran en el día con The exploited, dado el mutuo cariño que se profesan ambos grupos. Siempre es agradable que alguien te dedique una canción, vamos digo yo.
FROM HELL
Crónica del viernes de Resurrection
Madball en el Resurrection Fest 2013
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