Cerramos nuestra serie "Sziget: Primera experiencia" con el relato de Dr. P, amigo y colega de nuestro Dr. J. Este festivalero veterano de las praderas normandas, plantó su quechua Palace en la isla de Obuda durante siete días con sus siete noches y superó todos sus limites de resistencia batiendo el récord de salto y carrera modalidad balkan en la Roma Tent. A continuación, sus conclusiones sobre su estancia en la Isla de la Libertad.
Desde hace 4 años vengo sufriendo los comentarios de mi amigo y socio, el Dr. J, que no paraba de decirme lo guay y maravilloso que era el festival Sziget. Cuando este año decidimos no ir a nuestro querido festival Papillons de Nuit, me decidi a venir a Sziget para comprobar si todo lo que me había dicho era cierto o no. Pues bien, después de pasar este año por Sziget he podido constatar que todo lo que me habia dicho era verdad, e incluso que se había quedado corto. Vosotros pensaréis que es imposible que sea tan bueno, que estoy exagerando, que se me ha ido la pinza, pero la verdad es que es casi imposible poder explicar todas las sensaciones y experiencias vividas durante la semana mágica que dura el festival. Además, el hecho de venir con gente veterana de este festival tiene el añadido de ver en sus ojos un puntito de envidia sana porque reconocen en las miradas y en las caras de los novatos esas primeras experiencias que ellos mismos vivieron.
En primer lugar, el nombre de Isla
de la Libertad es bastante acertado, porque en la isla puedes hacer casi
todo lo que quieras, siempre y cuando respetes a los demás: puedes
acampar casi donde quieras, puedes comer un sinfín de cosas diferentes
(desde comida húngara, hasta paella, chili con carne, etc, etc, etc),
bebes con la única restricción de lo que tu cuerpo pueda, ríes por el
simple placer de reír, bailas como si no hubiera un mañana, hablas con
quien quieras, te mueves con total libertad... parece un sueño, pero
es real.
Durante el primer día ya me di cuenta de un detalle muy curioso, y es que el tiempo parece ralentizarse de una forma casi infinita. Cuando lo pasamos muy bien, el tiempo pasa volando, pero en Sziget pasa justo lo contrario, las horas se transforman en días y los días en semanas. Yo he pasado "solo" una semana en la isla, pero tengo la sensación de haber estado un par de meses, y eso es porque los días son tan intensos y la cantidad de experiencias tan grande, que parece imposible hacer tanto en tan poco tiempo. Otra cosa increíble es que la isla te da lo que necesitas justo en el momento en que lo necesitas y te compensa si por h o por b, te has perdido algo.
La cantidad, variedad y calidad de la música también es infinita, a todas horas y casi por todos los sitios. Si no apetece música, también hay espectaculos de circo, teatro, danzas húngaras...
No puedo terminar sin antes mencionar dos sitios superespeciales de la isla: el Irish Pub y nuestra amada Roma Tent. En estos dos sitios es donde mejor se refleja el espíritu de la isla, puedes bailar y cantar con personas y "personajes" de casi cualquier parte de Europa y/o mundo y divertirte sin límites.
En resumen, una de las mejores experiencias de mi vida, recomendable en un 200% y sobre todo, que se puede y se debe repetir.....no pares, Sziget, Sziget; no pares, Sziget, Sziget........
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