Viernes 18 de julio. Acudimos al Auditorio municipal de Ponferrada para ver a Extremoduro dentro de la gira de presentación de su último disco.
Desde siempre, Extremoduro ha sido un grupo al que he seguido. Tengo buena parte de su discografía en cinta de cassette (al menos la parte de su discografía que para mí es la más interesante) y a pesar de cambios de formación, estilo, producción, sonido, etc., he intentado estar atento a sus nuevos trabajos. Estos nuevos discos, cargados con otros matices, siempre guardan pequeñas joyas que sería una pena dejar pasar por alto. Al menos una por disco desde el Agila en adelante. Como suele pasar, los temas que más me interesan de estos, por así llamarlos, segundos Extremoduro, son los que pasan más desapercibidos de cara al gran público. Así que, cuando compré las entradas, lo hice ya con la conciencia más absoluta de que lo que iba a ver no tenía nada que ver con aquella primera vez en que hace ya casi 20 años vi a los Extremo.
De esta forma, cuando eran cerca de las 11 de la noche, entramos a coger posiciones y disfrutar del buen hacer de este ya mítico grupo. Durante todo el concierto, mantuvieron un sonido impecable, algo a lo que ayudó mucho la magnífica acústica del recinto, que además, estaba prácticamente lleno. Como lo están la gran mayoría de lugares en los que actúa esta emblemática banda.
Advertencias previas sobre el uso de teléfonos móviles, con las que estoy completamente de acuerdo, no solo para un concierto, sino como filosofía vital (coño, miremos las cosas con nuestros propios ojos, y no a través de un cristal), un toque industrial en un escenario lleno de contenedores de esos que puedes encontrar en los puertos y que desde hace poco me he enterado que también se subastan, una canción de los Platero pasada por el tamiz de Fito para comenzar, un contenedor descendiendo y los cuatro músicos principales sobre el escenario. Más dos músicos de apoyo. Y para empezar, Lucha contigo, del Deltoya. Y para mi sorpresa, el público un tanto parado a mi alrededor. Tras este subidón inicial (e inesperado), temas más actuales, con un set-list que se va diluyendo a medida que avanza el espectáculo y en el que se echan de menos muchos temas que de momento han quedado guardados en el cajón.
Temas un tanto largos en directo, para mi gusto, que todos unidos hicieron el concierto un poco pesado hacia la mitad. Un nuevo tema que me sonó un tanto infantil, especialmente la letra, y un descanso de cerca de 20 minutos que me hicieron dudar de si estábamos en un concierto de rock o en un partido de fútbol.
Momentos culminantes con Ama y ensancha el alma, y otros temas que no me gustan excesivamente, como Puta o Salir, pero que sí encienden al público, especialmente a las nuevas hornadas de seguidores de la banda, y poco más que reseñar. Un concierto que, si fuera más barato, recomendaría. Como vale cerca de 30 €, pensad si os merece la pena gastar el dinero en esto o en compraros un par de buenos vinilos (incluido Dónde están mis amigos, por supuesto).
FROM HELL
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