Bona Nit Barcelona 2014

Si te enfrentas a algo nuevo, desconocido, tienes que ir con cuidado con las expectativas que te generas: si son muy altas tienes el peligro de quedar decepcionado; si son muy bajas, en cambio, corres el riesgo de no sentir ninguna ilusión. El término medio, como en muchas otras cosas, es el sitio que, aunque sea difícil, hay que alcanzar.

Para mí, el Bona Nit Barcelona este año era un nuevo Festival al que enfrentarme. Y tengo que decir que, a pesar de saberme al dedillo la teoría, iba con grandes expectativas: el cartel me parecía de muy buen gusto, el sitio me resultaba mágico, y a parte me reencontraba con colegas que hacía tiempo que no veía. Corría el riesgo de decepcionarme, aunque pasó todo lo contrario. Vayamos por partes.

Cuando llegué a la plaza del Poble Espanyol, Raydibaum hacía sonar de manera muy consistente sus últimos acordes. Varios imprevistos me habían retrasado. Aunque por como estaba el aforo a esa hora, no era el único. Éste no era el grupo por el cual venía al Festival, pero me quedé con ganas de escuchar más de ellos.

Pompeya, Bona Nit Barcelona 2014Rápidamente, casi sin darme cuenta, Pompeya ya estaba en el escenario. Desde Rusia con alegría, se podría decir de su actuación. Desplegaron gran parte de su único disco Tropical (2013)  y los singles más recientes 'Satellite' y 'Night'. Con su repertorio consiguieron que la gente se pusiera de pie y empezara a bailar. Era casi imposible no hacerlo. Como esperaba, volviendo a lo de las expectativas, fue una actuación deslumbrante. Sus melodías pop mezcladas con los sintetizadores eran la combinación perfecta para ponernos en marcha y prepararnos para los platos fuertes de la noche.

Uno de ellos era Erlend Oye. Y aquí si que me sentí un pelín decepcionado. Porque Erlend parecía que había perdido facultades: consiguió la simpatía del público, pero no su complicidad absoluta como otras veces. Fue gracioso, pero no brillante. En parte puede que por el repertorio: presentaba su nuevo y esperado disco, Legao (2014), después de más de diez años. Para ello se hizo acompañar de algunos músicos, entre ellos un bajista y un batería catalanes que se unieron a mitad de actuación.

Bona Nit Barcelona 2014Erlend estuvo bailongo, pero no muy animado (no bajó del escenario a moverse entre el público, como tanto le suele gustar). Erlend, cantó bien, su voz sonada dulce pero no encandiló como otras tantas veces ha hecho con Kings of Convenience. Ni tampoco consiguió que el público se moviera mucho, o no tanto como ha hecho con The Whitest Boy Alive. Y sí, ya se que son facetas diferentes del mismo artista. Pero es que las expectativas, como ya he dicho, eran altas. Aunque, debo decir, que uno de los momentos mágicos de la noche, quitando la declaración de amor con la que le agasajó una chica del público que le pidió matrimonio y él tuvo que rechazar; uno de los momentos mágicos, decía, fue el final de su actuación: con la Prima Estate acabó, igual que había empezado, cantando en italiano.

Durante esta corta actuación había anochecido, la plaza del Poble Espanyol estaba ya llena pero sin aglomeraciones, corría una leve brisilla y esperábamos a ver qué hacía José González. Única actuación en España, público entregado y ávido de escucharlo. No podía fallar. Y no lo hizo. Él sólo, con su guitarra y a veces a acompañado por otros dos músicos, llenó la plaza de folk nórdico.

Ya desde el primer momento, con 'Crosses', estuvo brillante, cautivador, nostálgico pero con fuerza. Y así toda la actuación, 'Killing for Love', 'Donwn the line', 'Cycling Trivialities' o hasta, lo que parecía el fin, acabar con 'Teardrop'. Pero eso no fue todo, y José González, visiblemente abrumado por el entusiasmo de las 3.000 personas que allí estábamos, nos regaló 3 bises que nos dejaron más que satisfechos. Para mí, que era la primera vez que lo veía en directo, fue un concierto muy emocionante.

Erlend Oye, Bona Nit Barcelona 2014
Y emoción fue que lo que también trasmitió Jorge Drexler, que puso toda la carne en el asador y huyó de una actuación previsible y tranquila y animó al personal con ritmos latinoamericanos sacados de su último disco Bailar en la Cueva (2014). Este artista no es muy de mi agrado, pero reconozco que hizo una actuación propia de todo un cabeza de cartel. Y aquí acabó todo, a pesar que muchos teníamos la esperanza que Erlend volviera al escenario y pinchara algo para mandarnos a casa con ganas de más.

Así pues, el Bona Nit, sació mis expectativas. Buena música, ambiente festivo pero sin empujones, con espacio para poder moverte y sin untarte con el sudor del que tienes al lado, ni guiris que te tiren la cerveza por encima. Y sin tropezar con vasos de plástico por el suelo. El Bona Nit, con el reconocimiento de ser el Festival más eco-sostenible de España, lo logró dando a cada asistente un vaso reutilizable y nutriendo de contendedores para separar residuos los alrededores de la plaza de Poble Español.

Pueden estar satisfechos los organizadores: el Bona Nit Barcelona pude llegar a consolidarse como un oasis entre los grandes. De momento, va por el buen camino. Y es que este es un festival al que apetece ir en una noche de verano.

Toni Chaquet
 

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