Último día del Bilbao BBK Live. El sol salió de entre las nubes para despedir a las 139.000 personas que en total subieron hasta Kobetamendi en la novena edición de uno de los festivales de música más importante de la zona norte del país. Esa noche, llegaba lo más esperado. El dúo que hizo que, por primera vez en su historia, el Bilbao BBK Live agotara sus entradas de un día. Les siguieron el resto de días y los abonos, pero ellos fueron los primeros. A los que más bombo dieron desde la organización, y los que más fans acumulaban por metro cuadrado.
Pero aún quedaban muchas horas hasta el turno de The Black Keys, y hasta entonces unos cuantos vinieron a animarnos la tarde. Los primeros, Smoke Idols, con quienes hablamos unos días antes del festival. Ganaron el concurso de maquetas Radio Euskadi Gaztea, y se llevaron como premio un escenario, el principal de Kobetas. A las 17.30 horas de la tarde dieron el pistolezado de salida, y poco después les seguían The Rebels en la carpa Sony. Los bilbaínos se granjearon un mayor número de aficionados -muchos, revestidos con el merchandising de ‘Turn Blue’, iban pillando sitio para la noche- y a golpe de britpop se metieron al público en el bolsillo. “Prometen”, decían unos; “llegarán lejos”, secundaban otros. Mientras, en la carpa, The Rebels lo dieron todo ante un público escasito, pero que no les impidió cerrar la actuación estrellando las guitarras contra el suelo.
Elliot Brood tomó el relevo en el escenario Bilbao, el 1. El canadiense sonó a tejano de toda la vida y con solo tres miembros llenó todo el espacio del que disponía. Banjos, armónicas, ukeleles y demás instrumentos propios del lejano oeste se sucedieron en las manos de voz y compañía. Un momento ideal para pasearse por las campas del recinto o tumbarse plácidamente en las laderas.
A las 19.05 horas comenzaba Belako, y la carpa Sony no daba abasto para tanta gente. Ya les hemos visto en otras ocasiones, y el resultado siempre es el mismo: de diez. Esta vez, fue literalmente inevitable no despegar los pies del suelo: hecho de tablas de madera, se doblaban arriba y abajo con la presión de los saltos del público. Un pequeño impulso, te llevaba hacia lo más alto. Es la tercera vez que el cuarteto de Mungia (Bizkaia) actúa en el BBK. La primera, en 2012, fue muy bien. La segunda, el año pasado, el mal tiempo echó al traste todo el directo. La tercera, la de este año, fue de lujo. Estos chavales son apenas veinteañeros y su legión de fans no deja de crecer. Suerte para ellos porque este verano se pasearán por unos cuantos festivales, como el Low o el Ebrovision. Aprovecharon la ocasión para presentar nuevos temas, como los estupendísimos ‘Crime’ o ‘Mum’, de su EP ‘Bele Beltzak Baino Ez’.
Al acabar, la platea pidió como nunca un bis. En el País Vasco, que tiene fama de público paradito y más bien silencioso, esto significa mucho. Tanto lo pidieron, que Josu tuvo que volver a salir a pedir educadamente que se marcharan. Un festival tiene los tiempos muy ajustados, y poco más se puede hacer si no eres el cabeza de cartel.
En Band of Horses se hizo notar cómo aumentaba el número de espectadores. El sol se ocultaba justo detrás del escenario de los de Seattle, brindando una estampa de ensueño para interpretar canciones como ‘No One’s Gonna Love You’, lo que les sirvió a unas cuantas para derretirse. Minutos después llegaba ‘The Funeral’, uno de sus mayores éxitos. La masividad se iba haciendo presente, y cada vez costaba un poquito más luchar por un sitio decente en la arena. Sin embargo, bastó tocar sus principales singles para que la gente hiciera desbandada hacia el escenario principal. Un gesto que, por cierto, se repitió en más de una ocasión en los tres días de festival. ¡Ni a los bises se esperaban!
Como preludio a los cabezas de cartel, The Lumineers salieron a escena con una de las decoraciones más bonitas del festival. Unas enormes lámparas de araña que caían del techo regalaron una bonita iluminación al trío e hicieron honor a su nombre. Muchos dejaron de pelearse por hacerse un hueco entre la multitud y se arrancaron a bailar en zonas abiertas. La temperatura acompañaba y por primera vez en tres días parecía que no íbamos a acabar hechos una sopa. La banda estadounidense comenzó animada, con su característico folk alegre y naif. Nos sorprendió que despacharan ‘Ho Hey’ ya en la primera parte del concierto, el single que les lanzó a la fama y que les hubiera servido de gran baza para que el público aguantara hasta el final. Porque sí, su primer disco es muy bueno, pero acabaron por aburrir un poco. Suerte que, a falta de otra media hora de actuación, colaran una resultona cover de ‘Subterranean Homesick Blues’ de Bob Dylan. Les quedó de lujo.
Ya con ganas de que acabaran, dio casi la medianoche. En menos de media hora, saldrían a tocar The Black Keys, y se notaba. Ya nadie se sentaba y todos iban a la caza y captura de un buen ángulo de visión. Acompañados de bajo y teclado, The Black Keys llegaban rodeados -más bien sepultados- de expectación, y a unos cuantos nos dejaron fríos. Por aclarar ideas: metieron mucho ruido, no se dejaron ni un solo tema y a nivel técnico fueron excelentes. Cantamos mucho y bailamos todavía más. Pero un poco de charla no hubiera estado mal. Un poco de pasión, que se note que estás en un concierto ante 40.000 personas y no en un estudio de grabación. Pero nada, que eso de hablar no les va. La que escribe estas líneas ni siquiera recuerda si se molestaron en saludar. De vez en cuando dieron las gracias y nos informaron que su nuevo disco se llamaba ‘Turn Blue’ justo antes de interpretar el single, ‘Fever’. “Bilbao, ¡ayudadnos con esta!”, gritaron cuando llegó ‘Lonely Boy’, ya en la recta final del concierto. Y sí, lo dimos todo, pero al apagarse las luces nos quedó un sabor agridulce.
Abrieron con ‘Dead and Gone’ para seguir con ‘Next Girl’. Unos temas más y alguno ya pedía que aumentaran los decibelios. Una espectacular superluna coronaba el cielo bilbaíno y el equipo de realización se valió de ella para dar un mayor golpe de efecto con las pantallas gigantes. No se dejaron ninguno de sus hits como ‘Gold on the Ceiling’ o ‘Tighten Up’ -el que les valió su primer reconocimiento-, y pasaron por otros no menos importantes como como ‘Howling for You’. Pero su single estrella, el del vídeo que se hizo viral, ‘Lonely Boy’, hizo vibrar a Bizkaia entera. No quedó un alma que no saltara, que no gritara, que no se sacudiera al ritmo de las notas de Dan Auerbach y Patrick Carney. Si tan solo hubieran reproducido esta misma intensidad el resto del concierto...
Llegaban los bises, y algunos nos impacientábamos porque aún no hubiera sonado ‘Little Balck Submarines’ -¡sacrilegio si se lo dejan!-. Pero ahí estaba, justo al volver al escenario. Un gran cierre para unos grandes artistas que podrían haber realizado un concierto aún mejor. Pero oye, podemos decir que vimos a los Black Keys.
Finalizada la dosis de rock & roll, nos encontramos en una encrucijada: por un lado, MGMT en el segundo escenario, ¡y cómo nos los íbamos a perder! Por otro, La Maravillosa Orquesta Del Alcohol (La M.O.D.A.) actuaba bajo la carpa Sony. Estos chicos han sido un verdadero descubrimiento y nos hubiera encantado comprobar su valía en directo. Al final, nos decantamos por los estadounidenses y nos dejamos llevar por la psicodelia.
Los MGMT tiraron de unos visuales que bien podría ser lo que uno ve cuando está hasta las cejas de LSD -no es que lo hayamos probado, solo lo suponemos-. Seres amorfos, ríos de lava de colorines, y agujeros negros que se tragan lentamente una marea de... ¿Gominolas? A saber. Después de la dosis extra de rock & roll, los de Connecticut calmaron los ánimos un poco más de la cuenta. Se dejaron llevar por el rollito psicodélico, y llegó un momento en el que hasta les perdimos el hilo. Colaron por ahí ‘Time to Pretend’ y ‘Electric Feel’, todo bien cargadito de fantasía psicotrópica. Llegó ‘Kids’, la gente se volvió muy loca, y vuelta a la lava de colores. Estuvieron bien, pero si un concierto de estas características, de por sí, no suele ser del gusto de todos, actuar justo después del dúo de Ohio tampoco les favoreció mucho. Tampoco se podía esperar otra cosa si se había escuchado previamente su último disco. En ‘MGMT’ (2013) se han dejado de historias comerciales y se han tirado a lo que les gusta. Lo mismo hicieron en el BBK Live. Y sinceramente, echamos de menos ‘Your Life is a Lie’.
Independientemente de las críticas recibidas, la edición 2015 promete. El Bilbao BBK Live cumplirá su décimo aniversario, algo que no se merece menos que celebrarlo por todo lo alto. Las entradas se pusieron a la venta el mismo día que terminaba la edición de este año. El bono de tres días -del 9 al 11 de julio- ha salido con un precio de 90 euros, y no sería de extrañar que vuelvan a agotarse el próximo verano.
Sería una pena que los organizadores entiendan el ‘sold out’ de este año como una edición exitosa. Sí lo ha sido en el plano económico -se han recaudado 18 millones de euros, tal y como os contábamos en la crónica del primer día-, pero no lo ha sido para gran parte del público. Actuaciones flojas, o no todo lo enérgicas que debieran. Y han faltado géneros, de los que había antes. El año pasado Last Tour elaboró un cartel con una mezcla perfecta. Ojalá tomen nota y repitan.
Poniéndonos sentimentales, ¿qué nos deparará el futuro? Lo que sea, que venga. Lo esperamos con ansia.
Ergo
Todo lo que os hemos contado del BBK Live 2014 lo podéis encontrar aquí
Pero aún quedaban muchas horas hasta el turno de The Black Keys, y hasta entonces unos cuantos vinieron a animarnos la tarde. Los primeros, Smoke Idols, con quienes hablamos unos días antes del festival. Ganaron el concurso de maquetas Radio Euskadi Gaztea, y se llevaron como premio un escenario, el principal de Kobetas. A las 17.30 horas de la tarde dieron el pistolezado de salida, y poco después les seguían The Rebels en la carpa Sony. Los bilbaínos se granjearon un mayor número de aficionados -muchos, revestidos con el merchandising de ‘Turn Blue’, iban pillando sitio para la noche- y a golpe de britpop se metieron al público en el bolsillo. “Prometen”, decían unos; “llegarán lejos”, secundaban otros. Mientras, en la carpa, The Rebels lo dieron todo ante un público escasito, pero que no les impidió cerrar la actuación estrellando las guitarras contra el suelo.
Elliot Brood tomó el relevo en el escenario Bilbao, el 1. El canadiense sonó a tejano de toda la vida y con solo tres miembros llenó todo el espacio del que disponía. Banjos, armónicas, ukeleles y demás instrumentos propios del lejano oeste se sucedieron en las manos de voz y compañía. Un momento ideal para pasearse por las campas del recinto o tumbarse plácidamente en las laderas.
A las 19.05 horas comenzaba Belako, y la carpa Sony no daba abasto para tanta gente. Ya les hemos visto en otras ocasiones, y el resultado siempre es el mismo: de diez. Esta vez, fue literalmente inevitable no despegar los pies del suelo: hecho de tablas de madera, se doblaban arriba y abajo con la presión de los saltos del público. Un pequeño impulso, te llevaba hacia lo más alto. Es la tercera vez que el cuarteto de Mungia (Bizkaia) actúa en el BBK. La primera, en 2012, fue muy bien. La segunda, el año pasado, el mal tiempo echó al traste todo el directo. La tercera, la de este año, fue de lujo. Estos chavales son apenas veinteañeros y su legión de fans no deja de crecer. Suerte para ellos porque este verano se pasearán por unos cuantos festivales, como el Low o el Ebrovision. Aprovecharon la ocasión para presentar nuevos temas, como los estupendísimos ‘Crime’ o ‘Mum’, de su EP ‘Bele Beltzak Baino Ez’.
Al acabar, la platea pidió como nunca un bis. En el País Vasco, que tiene fama de público paradito y más bien silencioso, esto significa mucho. Tanto lo pidieron, que Josu tuvo que volver a salir a pedir educadamente que se marcharan. Un festival tiene los tiempos muy ajustados, y poco más se puede hacer si no eres el cabeza de cartel.
En Band of Horses se hizo notar cómo aumentaba el número de espectadores. El sol se ocultaba justo detrás del escenario de los de Seattle, brindando una estampa de ensueño para interpretar canciones como ‘No One’s Gonna Love You’, lo que les sirvió a unas cuantas para derretirse. Minutos después llegaba ‘The Funeral’, uno de sus mayores éxitos. La masividad se iba haciendo presente, y cada vez costaba un poquito más luchar por un sitio decente en la arena. Sin embargo, bastó tocar sus principales singles para que la gente hiciera desbandada hacia el escenario principal. Un gesto que, por cierto, se repitió en más de una ocasión en los tres días de festival. ¡Ni a los bises se esperaban!
Como preludio a los cabezas de cartel, The Lumineers salieron a escena con una de las decoraciones más bonitas del festival. Unas enormes lámparas de araña que caían del techo regalaron una bonita iluminación al trío e hicieron honor a su nombre. Muchos dejaron de pelearse por hacerse un hueco entre la multitud y se arrancaron a bailar en zonas abiertas. La temperatura acompañaba y por primera vez en tres días parecía que no íbamos a acabar hechos una sopa. La banda estadounidense comenzó animada, con su característico folk alegre y naif. Nos sorprendió que despacharan ‘Ho Hey’ ya en la primera parte del concierto, el single que les lanzó a la fama y que les hubiera servido de gran baza para que el público aguantara hasta el final. Porque sí, su primer disco es muy bueno, pero acabaron por aburrir un poco. Suerte que, a falta de otra media hora de actuación, colaran una resultona cover de ‘Subterranean Homesick Blues’ de Bob Dylan. Les quedó de lujo.
Ya con ganas de que acabaran, dio casi la medianoche. En menos de media hora, saldrían a tocar The Black Keys, y se notaba. Ya nadie se sentaba y todos iban a la caza y captura de un buen ángulo de visión. Acompañados de bajo y teclado, The Black Keys llegaban rodeados -más bien sepultados- de expectación, y a unos cuantos nos dejaron fríos. Por aclarar ideas: metieron mucho ruido, no se dejaron ni un solo tema y a nivel técnico fueron excelentes. Cantamos mucho y bailamos todavía más. Pero un poco de charla no hubiera estado mal. Un poco de pasión, que se note que estás en un concierto ante 40.000 personas y no en un estudio de grabación. Pero nada, que eso de hablar no les va. La que escribe estas líneas ni siquiera recuerda si se molestaron en saludar. De vez en cuando dieron las gracias y nos informaron que su nuevo disco se llamaba ‘Turn Blue’ justo antes de interpretar el single, ‘Fever’. “Bilbao, ¡ayudadnos con esta!”, gritaron cuando llegó ‘Lonely Boy’, ya en la recta final del concierto. Y sí, lo dimos todo, pero al apagarse las luces nos quedó un sabor agridulce.
Abrieron con ‘Dead and Gone’ para seguir con ‘Next Girl’. Unos temas más y alguno ya pedía que aumentaran los decibelios. Una espectacular superluna coronaba el cielo bilbaíno y el equipo de realización se valió de ella para dar un mayor golpe de efecto con las pantallas gigantes. No se dejaron ninguno de sus hits como ‘Gold on the Ceiling’ o ‘Tighten Up’ -el que les valió su primer reconocimiento-, y pasaron por otros no menos importantes como como ‘Howling for You’. Pero su single estrella, el del vídeo que se hizo viral, ‘Lonely Boy’, hizo vibrar a Bizkaia entera. No quedó un alma que no saltara, que no gritara, que no se sacudiera al ritmo de las notas de Dan Auerbach y Patrick Carney. Si tan solo hubieran reproducido esta misma intensidad el resto del concierto...
Llegaban los bises, y algunos nos impacientábamos porque aún no hubiera sonado ‘Little Balck Submarines’ -¡sacrilegio si se lo dejan!-. Pero ahí estaba, justo al volver al escenario. Un gran cierre para unos grandes artistas que podrían haber realizado un concierto aún mejor. Pero oye, podemos decir que vimos a los Black Keys.
Finalizada la dosis de rock & roll, nos encontramos en una encrucijada: por un lado, MGMT en el segundo escenario, ¡y cómo nos los íbamos a perder! Por otro, La Maravillosa Orquesta Del Alcohol (La M.O.D.A.) actuaba bajo la carpa Sony. Estos chicos han sido un verdadero descubrimiento y nos hubiera encantado comprobar su valía en directo. Al final, nos decantamos por los estadounidenses y nos dejamos llevar por la psicodelia.
Los MGMT tiraron de unos visuales que bien podría ser lo que uno ve cuando está hasta las cejas de LSD -no es que lo hayamos probado, solo lo suponemos-. Seres amorfos, ríos de lava de colorines, y agujeros negros que se tragan lentamente una marea de... ¿Gominolas? A saber. Después de la dosis extra de rock & roll, los de Connecticut calmaron los ánimos un poco más de la cuenta. Se dejaron llevar por el rollito psicodélico, y llegó un momento en el que hasta les perdimos el hilo. Colaron por ahí ‘Time to Pretend’ y ‘Electric Feel’, todo bien cargadito de fantasía psicotrópica. Llegó ‘Kids’, la gente se volvió muy loca, y vuelta a la lava de colores. Estuvieron bien, pero si un concierto de estas características, de por sí, no suele ser del gusto de todos, actuar justo después del dúo de Ohio tampoco les favoreció mucho. Tampoco se podía esperar otra cosa si se había escuchado previamente su último disco. En ‘MGMT’ (2013) se han dejado de historias comerciales y se han tirado a lo que les gusta. Lo mismo hicieron en el BBK Live. Y sinceramente, echamos de menos ‘Your Life is a Lie’.
Independientemente de las críticas recibidas, la edición 2015 promete. El Bilbao BBK Live cumplirá su décimo aniversario, algo que no se merece menos que celebrarlo por todo lo alto. Las entradas se pusieron a la venta el mismo día que terminaba la edición de este año. El bono de tres días -del 9 al 11 de julio- ha salido con un precio de 90 euros, y no sería de extrañar que vuelvan a agotarse el próximo verano.
Sería una pena que los organizadores entiendan el ‘sold out’ de este año como una edición exitosa. Sí lo ha sido en el plano económico -se han recaudado 18 millones de euros, tal y como os contábamos en la crónica del primer día-, pero no lo ha sido para gran parte del público. Actuaciones flojas, o no todo lo enérgicas que debieran. Y han faltado géneros, de los que había antes. El año pasado Last Tour elaboró un cartel con una mezcla perfecta. Ojalá tomen nota y repitan.
Poniéndonos sentimentales, ¿qué nos deparará el futuro? Lo que sea, que venga. Lo esperamos con ansia.
Ergo
Todo lo que os hemos contado del BBK Live 2014 lo podéis encontrar aquí
Belako no tocaron el año pasado en el BBK Live, este era su segundo año en el festival, tras tocar en 2012 como ganadores del concurso de maquetas de Euskadi Gaztea...
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