Desde luego el ambiente que se respiraba por los alrededores de la Sala Penélope ya te ayuda a hacerte una idea que aquella noche de sábado era diferente. Muchas camisetas negras y en muchas de ellas una palabra: Desakato. Teníamos ganas de ver a una de esas bandas que descubrimos hace ya unos Viñas y que entonces nos llamó la atención por su frescura y energía.
Antes de volver a verlos tocaban otros paisanos suyos, Misiva. Con una estética a medio camino entre el punk y el rock nos regalaron una hora de intensidad, de saber superar algunos problemas de sonido y de meterse a la gente en el bolsillo denunciando algunas de las vergüenzas que vivimos día a día en este país y de las que Asturias no es ajena. Canciones siempre a un gran nivel que conectaron con un público que acabó por rendirse con las versiones de NOFX o de los mismísimos Bad Religion a los que dejaron en el pedestal que se merecen homenajeando su "21st century digital boy" en asturianu y que acabó sonando algo así como "Rapaz Refalfiáu". Repitieron varias veces que muchos de los que allí estábamos habíamos ido para escuchar a Desakato, cosa cierta. Pero no menos cierto es que a unos cuantos nos engancharon y los seguiremos de cerca a estos defensores del asturianu (la mitad del concierto la cantaron en esta lengua) que se lo pasaron en grande sobre el escenario.
Con el ambiente bien calentito era el turno para Desakato. La Penélope estaba a reventar y los Héroes aparecieron sobre el escenario. Desde luego, lo de estos chicos sí que ha sido un Buen Viaje, título premonitorio de su último trabajo. Su música no ha parado de crecer y su directo es absolutamente arrollador, casi tanto como los pogos de sus incondionales. Energía desde la primera nota hasta la última. Conexión perfecta con un público que no dejaba de mover los brazos y de cantar al ritmo que les marcaban desde arriba Pablo y Pepo.
Quizá uno de los grandes secretos de Desakato sea esa dualidad sobre el escenario de sus dos vocalistas. Dualidad marcada por el crooner de Pepo frente al micro de Pablo. Es muy curioso el efecto que provocan, como si de dos grupos totalmente distintos se tratara. Una voz más enérgica, llena de rabia, inquieta. La otra más melódica, con un punto de pausa dentro de la espiral de la canción. Dos polos opuestos que se atraen hasta conseguir una armonía perfecta. Parece fácil pero no lo es en absoluto y ellos han sabido encajar perfectamente en cada canción.
Si a todo eso le sumas unas letras contundentes, unos ritmos frenéticos y la aparición en los momentos exactos de la gaita dando un toque celta, el resultado es hora y media sin parar. El despliegue sobre el escenario va subiendo minuto y minuto hasta culminar con Pepo saltando desde arriba o con Pablo desapareciendo, guitarra en mano, en el último pogo con la gente absolutamente enfervorecida.
La capacidad de mejora de Desakato hasta ahora ha sido asombrosa. Han conseguido hacerse un hueco en el poco novedoso panorama del rock nacional y eso es muy importante. Hasta ahora se hablaba de estos asturianos como la gran promesa, después de esta gira son una realidad que apunta muy alto. Tienen sonido, saben moverse en el escenario, enganchan a la gente y sus letras son ya frases de cabecera de sus fans. Hasta ahora llevan un Buen Viaje, pero el futuro está por escribirse y ese tienen que hacerlo a golpe de rock, de su rock. Si siguen así estaremos hablando de uno de los grupos referentes para los próximos años. Lo veremos.
J&B
Todas las fotos del Concierto de Desakato y Misiva en la Penélope las tenéis aquí
Antes de volver a verlos tocaban otros paisanos suyos, Misiva. Con una estética a medio camino entre el punk y el rock nos regalaron una hora de intensidad, de saber superar algunos problemas de sonido y de meterse a la gente en el bolsillo denunciando algunas de las vergüenzas que vivimos día a día en este país y de las que Asturias no es ajena. Canciones siempre a un gran nivel que conectaron con un público que acabó por rendirse con las versiones de NOFX o de los mismísimos Bad Religion a los que dejaron en el pedestal que se merecen homenajeando su "21st century digital boy" en asturianu y que acabó sonando algo así como "Rapaz Refalfiáu". Repitieron varias veces que muchos de los que allí estábamos habíamos ido para escuchar a Desakato, cosa cierta. Pero no menos cierto es que a unos cuantos nos engancharon y los seguiremos de cerca a estos defensores del asturianu (la mitad del concierto la cantaron en esta lengua) que se lo pasaron en grande sobre el escenario.
Con el ambiente bien calentito era el turno para Desakato. La Penélope estaba a reventar y los Héroes aparecieron sobre el escenario. Desde luego, lo de estos chicos sí que ha sido un Buen Viaje, título premonitorio de su último trabajo. Su música no ha parado de crecer y su directo es absolutamente arrollador, casi tanto como los pogos de sus incondionales. Energía desde la primera nota hasta la última. Conexión perfecta con un público que no dejaba de mover los brazos y de cantar al ritmo que les marcaban desde arriba Pablo y Pepo.
Quizá uno de los grandes secretos de Desakato sea esa dualidad sobre el escenario de sus dos vocalistas. Dualidad marcada por el crooner de Pepo frente al micro de Pablo. Es muy curioso el efecto que provocan, como si de dos grupos totalmente distintos se tratara. Una voz más enérgica, llena de rabia, inquieta. La otra más melódica, con un punto de pausa dentro de la espiral de la canción. Dos polos opuestos que se atraen hasta conseguir una armonía perfecta. Parece fácil pero no lo es en absoluto y ellos han sabido encajar perfectamente en cada canción.
Si a todo eso le sumas unas letras contundentes, unos ritmos frenéticos y la aparición en los momentos exactos de la gaita dando un toque celta, el resultado es hora y media sin parar. El despliegue sobre el escenario va subiendo minuto y minuto hasta culminar con Pepo saltando desde arriba o con Pablo desapareciendo, guitarra en mano, en el último pogo con la gente absolutamente enfervorecida.
La capacidad de mejora de Desakato hasta ahora ha sido asombrosa. Han conseguido hacerse un hueco en el poco novedoso panorama del rock nacional y eso es muy importante. Hasta ahora se hablaba de estos asturianos como la gran promesa, después de esta gira son una realidad que apunta muy alto. Tienen sonido, saben moverse en el escenario, enganchan a la gente y sus letras son ya frases de cabecera de sus fans. Hasta ahora llevan un Buen Viaje, pero el futuro está por escribirse y ese tienen que hacerlo a golpe de rock, de su rock. Si siguen así estaremos hablando de uno de los grupos referentes para los próximos años. Lo veremos.
J&B
Todas las fotos del Concierto de Desakato y Misiva en la Penélope las tenéis aquí
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