Llegados de muchos rincones de la geografía miles de personas -más de 7000- se dieron cita el sábado pasado en Madrid para asistir a un concierto marcado en el calendario hace meses. Variedad en las formas, sudaderas anchas, camisetas de Violadores del Verso, de S.A. o de los Porretas, y un amplio rango de edades, esperaban a las puertas del Palacio de Vistalegre de Madrid el regreso a la primera plana de Kase.O, el MC más aclamado de la historia del rap español.
Entre ellos reventas y gente desesperada por conseguir una de las entradas agotadas semanas antes, ponían de manifiesto la expectación creada en torno a esa noche, la cual nadie se quería perder y que a la postre resultó mágica.
Kase.O se reencontraba con la familia del hiphop, para algunos como un colega, para otros como un hermano mayor, con la capacidad de un patriarca para aglutinar a los creyentes a su alrededor.
Antes de Kase, Kultama, representando a los Verdaderos Kreyentes, calentaba los motores de un barco que estaba por zarpar con el capitán Ibarra a los mandos. Comenzaba ese viaje con mucho humo y el jazz de los Magnéticos flotando en la atmósfera, como si hubieran aparecido de la nada. Miles de cabezas observaban con atención. El viaje prometía emociones fuertes y en ese ambiente apareció Javato Jones con su 'Billete de Ida Hacia la Tristeza' -de su colaboración con Míos Tíos en 2001-, que siempre me pareció uno de los párrafos más inspirados de todo lo que ha escrito Kase. La gente empezó a cantarla sin recordar que se acordaban de aquella letra, y que la sentían, además. La nave había dejado tierra y se fue alejando durante las dos horas y pico largas que duró el viaje.
El saludo de Javier Ibarra, dejando la costa en el horizonte, llenó el espacio primero con una gran sonrisa, luego con amor y gratitud para los hermanos y hermanas por el recibimiento. Se sabía esperado y atentamente escuchado. 'Haceos vuestro último selfie' -decía- 'decid adiós, que nos vamos!'.
Entre acordes jazzeros y fraseos de saxofón, Kase mezclaba parrafadas con una constante comunicación con el público, al que no paró de dirigirse rimando, con gestos, hablando, bailando, haciendo como nunca de versátil maestro de ceremonias en una ceremonia de celebración. De celebración de estar vivos, moviendo la cabeza, moviendo el alma.
Subió la temperatura un poco más con la salida de Rumba al que agradeció el que le convenciera para seguir con el disco en momentos en los que 'no me gustaba nada de lo que hacía, estaba rallado'. El jazz dejó por un momento sitio a dos platos, un DJ y al 'Hardcore Funk', la canción del maxi más celebrada en vivo porque se presta para ello. En la grabación aparece PMD de los míticos EPMD, al que Ibarra prometió intentar traerse para la gira del disco. 'Estuve con ese gachó y ya soy amigo de ese gachó, la próxima vez me voy a venir con él, se lo digo y me lo traigo.'
El hiphop tomaba protagonismo en la segunda mitad del concierto. Hubo palabras para la escena de Madrid, para la gente imaginativa, creativa, gente que se lo curra como Darmo, Natos & Waor, Chirie Vegas, Frank T...
Apareció por allí el gran Xhelazz, del que esperamos algo pronto. No podía faltar en la casa la representación de CPV, que siempre tuvieron a Kase como a un hermanito pequeño cuando vino a Madrid. Kamikaze salió a escena para hacer la canción 'Quieres' de 2009 y J Mayúscula estuvo presente en la música de ese canto de desesperación etílica de 2003 llamado 'Ke No Hay alkohol'. Nosotros también nos alegramos de verte tío.
El barco ya casi no navegaba, flotaba al ras hasta que despegó definitivamente para no aterrizar nunca más. Violadores del Verso se reunieron sobre un escenario y 1998 volvió a sonar con el 'Máximo Exponente' coreado, cantado y saltado por todos. La aparición de Sho-Hai y Líriko completó una noche de reencuentros con una guinda perfecta.
El colofón fue un chorro de 'Ballantines' directo al gaznate que contenía algo de nostalgia, juventud y ese punto de inocencia que aun conservamos de algún modo. Tanto nosotros como el gran Kase.O, que esa noche en Madrid agrandó su leyenda un poco más.
Energía hecha arte, arte hecho belleza, belleza hecha rap y rap hecho amor. Comunión y gratitud por ambas partes. Una noche inolvidable en la que cuando se hizo la luz, nos quedamos sin saber qué decir ni cómo explicar lo sucedido. Suave seda, en busca de la noche en Carabanchel.
kboy
p.s. Hemos crecido, lo dicen las canas y la roca que flota bajo la gorda ropa. También lo que pensamos y decimos. Pero mantenemos algo de chavales, lo dice el brillo cuando asoma por la mirada. También las canciones que nos cantamos como si fuera ayer.
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