Llegaban Berri Txarrak a la sala Potemkim de Salamanca siguiendo con una gira, la de celebración de sus veinte años, 'Denbora Da Poligrafo Bakarra' #DDPB, que ya les ha llevado a tocar prácticamente por todos los rincones de la península (y bastantes rincones del continente también).
La Potemkim es una sala muy particular. Pequeñita -un aforo que ronda las trescientas personas-, estrecha y alargada, con columnas en medio de la sala, los conciertos se desarrollan al fondo, en un escenario casi a ras de suelo que separa público y banda con unas vallas amarillas de obra, y la energía del concierto se acumula en forma de calor y sudor en los pocos metros de pista.
Incluso para un trío como Berri Txarrak no resulta fácil acomodarse sobre el escueto escenario, y si alguno de la banda da rienda suelta a algún salto, debe tener cuidado con el techo. El contrapunto de conciertos como el que asistimos hace pocas semanas en el Palacio de los Deportes de Madrid junto a Refused y Rise Against ante miles de personas y este de Salamanca es evidente. Es bajar al barro después de haber estado surcando el cielo. Pero Berri Txarrak están curtidos en el barro, y vayan donde vayan, sea polideportivo o gaztetxe, siguen tocando con igual determinación, sin concesiones al artificio y poniendo todo el alma en la música que hacen. Y así consiguieron el pasado viernes la energía y el sudor de los que hablaba antes.
Lo bueno que tienen estas salas es sin duda la cercanía extrema entre artista y público, que en otros sitios hace tiempo se perdió. La deficiente calidad del sonido de la sala, la suplieron con la absoluta precisión con la que David, Galder y Gorka tocan todos los temas y la intensidad que ponen en cada concierto. Desgranaron durante casi dos horas canciones de los tres discos que componen Denbora Da Poligrafo Bakarra (2014) mezclándolas como es habitual con viejas conocidas, entre las que destacaron unas celebradísimas por los asistentes 'Ikasten' y 'Ohiu'.
Entre el público mucho estudiante del norte -en Salamanca hay bastantes-, representantes locales de la casi contracultural escena rock salmantina y gente variada atraída por las maravillas que quienes conocemos a Berri Txarrak contamos siempre sobre ellos. Algún despistado preguntándonos si aquel era el segundo o el tercer disco de la banda, hace buenas las palabras que repite Gorka casi en cada concierto: 'Gracias a los que habéis estado ahí un montón de veces y también a los que es vuestra primera vez, porque de todo habrá'.
He de decir que me esperaba una sala llena y al final se quedó en tres cuartos de entrada -no creo que llegáramos a doscientos-, pero bueno, son cosas que pasan en Salamanca. Los que estuvieron lo dieron todo tanto en las primeras filas como en la retaguardia. Como recordó Gorka, la primera vez que fueron a Salamanca tocaron delante de cuatro gatos. Hoy tienen un pequeño pero fiel grupo de incondicionales que se pasarían las horas dentro de esa burbuja de rock sin límites que es un concierto de Berri Txarrak. El tiempo juega a favor de estos navarros, por eso están donde están y parecen no tener techo.
kboy
Galería de Fotos de Berri Txarrak en Salamanca 2015
Ese primer concierto en Salamanca fue en el extinto barco (sala Argos) en la gira del libre y éramos no más de 20 personas. Fui acompañando a un amigo que me hablaba muy bien de ellos y desde entonces ni recuerdo las veces que los he vuelto a ver y siempre, siempre, ha sido la hostia, da igual el sitio, ellos siempre lo dan todo. Enorme banda. Esta vez no los vi en Salamanca si no en Zamora dos días después (su primera vez allí según dijo Gorka) y genial como siempre, aunque algo corto :s
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