Foo Fighters, Sziget 2019, Festival, Concierto

Durante una década algún miembro fundador de Festivaleros! ha acudido a Sziget. Sin fallo. Sin excepción. Uno, dos o tres. Pero siempre habíamos acudido a la llamada de la Isla. Este 2019 habíamos decidido que no. Por unos u otros motivos esta vez no iba a haber Festivaleros! en Sziget. Pero la Isla no se dio por vencida. De manera tenaz, luchadora y cabezota, la Isla no se rindió y al final consiguió que sí, que Festivaleros! volviera a Sziget.

Las mariposas estaban en el estómago... Nuestro roadtrip nos había llevado de nuevo a Budapest. Nuestra aventura acababa, otra vez, en Sziget. Después de dos semanas llegábamos al final. Al punto de no retorno. Volvíamos a la Isla y lo hacíamos acompañados de nuevos festivaleros a los que enseñarles lo que Sziget puede ofrecer. Era, sin duda, un antes y un después.

Budapest es nuestra segunda casa, ya tenemos nuestro barrio, nuestras tiendas, nuestros ruins y nuestro recorrido a pie camino de Sziget. Esta vez lo hacíamos mirando al cielo, amenazaba lluvia y de vez en cuando se escapaba alguna gota, pero de momento parecía aguantar. Ya en el tren los nervios aumentaban, las explicaciones a los novatos también y al bajar en Filatorigat la sonrisa ya no nos cabía en la cara.

Es raro llegar sólo para un día. Es muy raro llegar fresco, limpio y recién duchado justo el último día de Sziget 2019. Todo está en su sitio. El puente sigue ahí, esperando a que lo crucemos después de las fotos, de las tonterías y de las bromas para aplacar los nervios. Sí, estamos a punto de entrar en Sziget. Y por muchos motivos, muchos, es especial. Muy especial.

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Dentro sí que nos sentimos como en casa, no hay mucho tiempo, vamos al lío. Hay que enseñarle los puntos importantes a los nuevos... Así que... Abreviando... Cerveza de bienvenida... Mojito de bienvenida... Tatoos (muchos) de bienvenida... Y Palinka de bienvenida. Mientras muchos festivaleros todavía están amaneciendo entre sus tiendas, nosotros ya llevamos el subidón de la Isla. Lo experimentamos con Frank Carter, mientras la gente apenas se mueve nosotros hacemos temblar el suelo del Main Stage.

Es la hora de comer y de cumplir otra tradición... Börös voros kola. Es entonces cuando de la Isla surge algo inesperado, un Leprechaun. Nos intercambia las gafas, mueve ruedas, hace llover vino y esconde las llaves, juguetona. A su ritmo frenético llegamos al A-38 para ver a Valeras y hacer el chiste fácil... Festi-valeras! (sí, es muy malo, pero entonces no podíamos dejar de reírnos).

Salimos a la luz y el calor para descansar en el Europe Stage. Suenan las gaitas de Pipes & Pints. Nos reencontramos con viejos y buenos amigos, recordamos a los que no están. Saltan lágrimas de felicidad (una vez más). Maruja Limón pinta con sus colores y sus sonrisas el escenario. Está atardeciendo y el gran objetivo se acerca. Todos los caminos conducen al mismo punto. Todo lo que hasta entonces ha pasado en los últimos quince días culmina allí. El mundo está a punto de detenerse. Otra vez vamos a conseguir parar el mundo.

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Porque sí... Porque el Main Stage se ilumina y aparece Dave, y la batería rompe el silencio. Son los Foo Fighters. Es Sziget. Es la compañía. All My Life, así empiezan... ¡Cómo me conoces Grohl! El mundo se acaba de parar. Suena The Pretender. Lo acabamos de parar de nuevo. Es el punto de no retorno. Grito My Hero. Nada será igual desde entonces. Un guiño a Bowie. Nada. Y la luna lo sabe, por eso aparece al fondo, con el cover de Under Pressure, y sonríe, y con su mirada dice que sí, que adelante. Ya nada es igual. Por eso los Foo se lanzan con Best of You, imposible no cruzar miradas, imposible no sonreir. Llevamos más de dos horas y media flotando, viviendo, sonriendo... Sólo queda Everlong. Ahí está. Ahí estamos. El concierto perfecto, la compañía perfecta, el lugar perfecto.

Comienza a llover, hasta eso ha respetado. Toca conquistar el Tribute Stage y buscar entre los chubasqueros rojos al Leprechaun. Cuesta un poco pero aparece. La isla empieza a colapsar, entre el barro y el agua los espíritus de Sziget se van dispersando. Es nuestro turno de abandonar la isla. En ella se vuelve a quedar un pedacito de nosotros. Allí queda el punto de no retorno, en el Main Stage, a la izquierda del escenario, entre la zona vip y la torre de sonido. Entre un sombrero blanco y uno verde.
J&B

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