"Decía que tenía el corazón alicatao' hasta el techo... Que a ver si no podía hacerle yo una cenefa a besos"

Una canción que empieza con dos versos así es un acierto seguro. Quizá no sea la mejor canción de Marea, o sí. Lo que queda claro es que no se pueden decir más cosas en menos de cuatro minutos y medio. Esa guitarra juguetona que va arrullando la voz del Kutxi que se balancea y cambia el ritmo cuando más te lo pide el cuerpo.

Porque sí. Porque desde la primera estrofa se te agarra a las entrañas, te va subiendo por el cuerpo hasta que necesitas gritar esto de "Que ya sabes que la luna a mí siempre me sabe a poco..." Esa necesidad de decir que sí, que te quedes a mi lado, junto a la luna, junto a las estrellas, junto al sol, junto a la lluvia, junto a la tormenta, junto a la Marea que llega para llevarse todo lo malo y dejarlo todo limpio, listo para renacer.

Y ahí viene la pausa de la canción, la que pone el Colibrí justo antes de la última explosión. La de dejar claro lo importante. La de verse deslumbrado por el resplandor de la luna llena a la espera de que llegue el sol porque, aunque cuesta darse cuenta, la luna me sabe a poco.

Y es que aunque sea llena (como la de hoy), la luna no es suficiente. Mucho mejor tenerlo todo y tenerlo en buena compañía.

J&B
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