Oihana
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Las molestias por las largas colas para montar en los autobuses no enturbiaron el buen ambiente.

Desafiando a las supersticiones, la decimotercera edición del Bilbao BBK Live echó el cierre tras tres frenéticos días llenos de actuaciones estelares. El alto nivel musical ha sido lo más destacable de una edición que empezó a trompicones. La apertura de puertas se retrasó casi treinta minutos y miles de festivaleros esperaron hasta más de una hora para coger el autobús gratuito que les llevaba al recinto. Hubo quien optó incluso por subir andando.

Superado el cabreo generalizado, el festival mejoró la gestión de los accesos de forma notable en las dos jornadas siguientes. Menos aglomeraciones y tránsito mucho más fluido pese a que se completó el aforo. El jueves hubo servicios especiales para volver a casa en metro tras la actuación de Florence + The Machine, pero resultaron escasos. Unas horas después la búsqueda de un taxi libre era desesperante.

El pago ‘cashless’ con el chip integrado en cada pulsera volvió a agilizar los pagos. Evita posibles robos y que haya que llegar al recinto con dinero en efectivo. Eso sí, durante la primera jornada se registraron fallos en el sistema y durante un buen rato no se pudo recargar la pulsera mediante la aplicación para móviles. Los precios, por cierto, volvieron a ser motivo de queja con katxis de cerveza a ocho euros y chupitos a cuatro.

Ya el año pasado quedó bien claro que el uso de vasos reutilizables es todo un acierto. Adiós al mar de plástico que se formaba en el suelo tras cada actuación. Los servicios de limpieza han tenido menos trabajo y la recuperación de las campas de Kobetamendi será más rápida.



Conciertos todo el día


The XX, los cabezas de cartel del viernes, se montaron su propio festival durante toda la semana. El ambiente festivalero se palpaba ya días antes del comienzo de un BBK Live que este año se ha sentido más que nunca lejos de Kobetamendi. El ciclo Bereziak ha permitido disfrutar de actuaciones en formato reducido en plena calle y con entrada libre. Una iniciativa muy interesante para disfrutar con niños y otro motivo más para que los campistas se sumerjan en la ciudad.

Un año más, la lluvia ha sido ese elemento que pese a no formar parte del cartel se hace notar en Kobetamendi. Embarró el recinto durante la segunda jornada, aunque la organización solventó para el último día todos los desperfectos esparciendo paja por las zonas más afectadas.

Y aunque en algunas actuaciones el sonido falló más de la cuenta con graves que se llevaban un protagonismo innecesario o voces que tenían que intuirse, el ambiente volvió a ser sobresaliente. La edición más solidaria ha donado las tiendas no recogidas por los campistas a los refugiados, ha puesto en marcha una campaña contra las agresiones sexistas y ha estrenado un escenario dentro del camping y otro para bajar las pulsaciones dentro del festival. Por las tardes reinaba una calma necesaria ahora para reponer fuerzas.

Oihana

Si apagas todos los amplificadores, retiras los instrumentos y haces que los micrófonos desaparezcan, no consigues apagar por completo el BIME. Este festival de otoño y bajo techo, ofrece mucho más que música. Todo gira a su alrededor, pero eso no significa que suene constantemente.

Desde su debut, hace cinco años, el festival vizcaíno ha sido un lugar de encuentro entre profesionales, un intercambio de ideas, un sitio en el que tratar de ir más allá. Y una vez más, la esencia se mantuvo. A las conferencias, encuentros y talleres de los primeros días hubo que sumarles esta edición un buen puñado de conciertos gratuitos y en plena calle. Todo un acierto.

Pero entremos de una vez en el recinto de conciertos, y dejemos a un lado los primeros días en los que la teoría tiene más peso que la práctica. Al celebrarse en una feria de muestras, un gran complejo de pabellones, contamos con el punto a favor de que la lluvia y el frío no serán un problema. O al menos a priori. Faltaba gente o sobraba espacio, y en ocasiones, especialmente el viernes, el recinto estuvo un poco desangelado. La zona es muy amplia y ofrece muchas posibilidades, por lo que nos quedamos con ganas de ver un poco más de ambiente. Y ya no solo con festivaleros -que sí que se hicieron notar el sábado con Franz Ferdinand y The Prodigy- sino con puestos de merchandising, más barras, más zonas de recarga de pulseras o más presencia de marcas. Había demasiados huecos.

Al espacio al que le tenemos que poner una muy buena nota un año más es al Antzerkia. Este escenario nos brinda la oportunidad de disfrutar con más tranquilidad, sentados e incluso cenando a gusto. Es una forma más pausada de disfrutar de un festival. Y si prefieres dar saltos en primera fila, también tienes la oportunidad de hacerlo, porque las gradas no están justamente al lado de las tablas.

Probablemente el BIME tenga los mejores baños que haya en un festival de España. Sin los del propio BEC, un espacio destinado a acoger grandes ferias y eventos a los que acuden varios miles de personas. Limpios, cómodos y abundantes. Lo que no nos convenció tanto fue la zona de restauración. Aunque tenía en cuenta a vegetarianos y veganos y ofrecía también la posibilidad de que los celíacos pudiesen tomarse una buena cena, los precios eran elevados. En los momentos de mayor afluencia las colas se hacían especialmente largas y la oferta gastronómica se quedaba un poco escasa. Echamos en falta algo más food trucks, aunque también es cierto que había una gran variedad.



Ya hemos comentado en alguna ocasión que el BIME es el ‘hermano pequeño’ del BBK Live, el buque insignia de Last Tour. Pues bien, teniendo esto en cuenta, a menudo aprovechan para testar mejoras y comprobar si podrán llevarlas a cabo en verano en Kobetamendi ante un público masivo. La pulsera con chip para pagar ha convivido con el BIME desde su creación; aunque entonces también se admitía dinero en efectivo. Este ha sido el primer año en el que el BBK ha instaurado este método de pago y comprobamos que algunos de los fallos que tuvo allí se mejoraron esta vez. Si en Kobetamendi el importe que te quedaba en la pulsera era menor a dos euros, no te lo devolvían, y cobraban además un euro de comisión. El dinero, de hecho, lo recuperabas pasados unos días. Esta vez, ni comisión, ni mínimo ni esperas. Bastaba con acercarse al mostrador y pedir que te diesen los euros que no te habías gastado. Al instante.

Esperamos este detalle en el próximo BBK Live, para el que por cierto, se pudieron comprar bonos por 85 euros. Volaron. En 72 horas se vendieron 10.000 entradas para los tres días, muchos de ellos, en el propio festival. También estaba la posibilidad de volver a casa con una camiseta de The Prodigy y un bono para el BIME por 48 euros para quienes se quedaran con ganas de más. A todos ellos, los veremos en la sexta edición.

Oihana

★ Aquí puedes leer nuestra crónica sobre la música de BIME 2017
El recuerdo del 20 aniversario del Sonorama tiene papeletas para estar en nuestra mente otros 20 años más. El festival de Aranda celebró su cumpleaños por todo lo alto con un cartel cargado de sorpresas y de grandes aciertos. Lleno hasta la bandera y un pueblo tan volcado como siempre. Nos quedamos con 20 momentos que nos hicieron vibrar, reír y emocionarnos mientras contamos los días que faltan para la siguiente edición, porque 'la vida es lo que pasa entre Sonorama y Sonorama'.

1- Los Planetas

Fueron LA sorpresa. Durante todo el festival el público estuvo especulando. ¿Sabéis quién va a tocar el sábado? Había opciones para todos los gustos, pero no pocos dijeron que esperaban a Los Planetas sobre el escenario. Entre las opciones, el grupo granadino nos pareció un acierto para representar los 20 años del festival; la banda de la que han bebido muchos de los grupos que hoy son parte del Sonorama. La sorpresa empezó con un emotivo vídeo con fotos de las dos décadas de andadura del festival y culminó con una actuación que hizo las delicias de los nostálgicos. Y nada mejor para culminar el concierto que unos fuegos artificiales durante sus últimas notas. Por otro lado, y aunque ya era anunciado, tenemos que incluir en este apartado a Santiago Auserón, a Sexy Sadie, que ofrecieron historia de la música española sobre el escenario, y a Monarchy, la segunda gran sorpresa y la única apuesta 'guiri' que escuchamos en Aranda.

2- Concierto 20 aniversario

Cuando una empieza a pensar que no va a ver nunca a Mikel Erentxun cantar 'Cien gaviotas' o que la voz del Lichis diciendo eso de 'Felicidad, qué bonito nombre tienes' solo la va a escuchar grabada en un estudio, va el Sonorama y te sorprende. El concierto 20 aniversario reunió a dos decenas de artistas sobre el escenario. Algunos formaban parte del cartel y otros, como Izal y León Benavente, se subieron a las tablas por partida doble. Ambos acabaron tocando en la plaza del Trigo.
El concierto fue una sorpresa tras otra. Nos provocó la extraña sensación de no querer que acabase nunca la canción que estaba sonando y al mismo tiempo desear escuchar el último acorde para ver quién iba a ser el próximo en subir al escenario. Una única pega. ¿Y las mujeres? Tan solo vimos a dos sobre el escenario y el protagonismo que se les cedió fue relativo. Y no será porque no haya artistas para poder hacer una lista más paritaria.

3- Izal en la Plaza del Trigo

Es de sobra conocido que la Plaza del Trigo de Aranda de Duero tiene magia. Cualquiera que haya ido al Sonorama sabe que los conciertos en ese pequeño escenario son puro espectáculo, una experiencia exclusiva y única. Pues Izal siempre suma. El grupo volvió a tocar en el pueblo dos años después. Fue masivo. Había gente hasta en zonas en las que era imposible conseguir escuchar algo. La organización estrenó una pantalla grande en la parte trasera (un gran acierto) y ya solo nos queda ver más altavoces por si se repite un éxito de convocatoria similar.
Nos quedamos con el recuerdo de Mikel Izal junto a cientos de voces cantando 'La mujer de verde'. Les esperamos en el escenario principal con el nuevo disco.
Arizona Baby también actuó en la Plaza del Trigo.

4- Amaral

Habría merecido la pena incluso sin audio. La escenografía con la que se plantó Amaral en el escenario principal fue espectacular. Una galaxia completa con una luna llena que lo mismo acababa reproduciendo los bailes de Eva que se convertía en una bola de discoteca que simulaba estar en 3D. Seguimos alucinados. Pero es que encima sonaron, y muy bien. Además de tocar algunos de los temas más potentes de su último álbum, 'Nocturnal', el dúo zaragozano llevó a Aranda un cóctel de grandes éxitos que acabó coreando hasta el más reticente. Nos emocionamos especialmente con 'Revolución', y cómo no, con 'Son mis amigos', y se nos erizó el vello con 'Sin ti no soy nada' y 'Hacia lo salvaje', con unos visuales increíbles y en consonancia con cada tema. Potencia en escena.
Amaral colocó una galaxia sobre el escenario.

5- Fangoria

Teniendo en cuenta la evolución del Sonorama, al principio nos pareció llamativo que Fangoria formase parte del cartel. Aunque, eso sí, no tanto como que acudiese Camela. Pero en cuanto Alaska se subió a las tablas comprendimos que Aranda no podía estar privada de semejante fiesta. Un montaje de luces y bailes imposibles acompañaron a la cantante -acabó importándonos lo justo que hiciera playback- en un concierto servido en bandeja para los nostálgicos. Hubo alguna conga, cuadrillas entre el público que trataban de copiar las coreografías de los bailarines y mucho sentimiento de '¿A quién le importa?'.

6- Camela

Fue el sorpresón del festival. Casi más que los que no se avisaron antes de que comenzara el Sonorama. '¿Qué pinta Camela?'. Pues mucho. 8.000 personas se acercaron al camping el domingo para dejarse la poca voz que les quedaba gritando 'Cuando zarpa el amor'. Y podría haber habido mucho más público. Muchos se marcharon de Aranda con pena porque tenían que volver a casa. Suponemos que fue por cuestiones de agenda, pero lo cierto es que podrían haber dejado pequeño incluso el recinto de conciertos. El domingo no es el día más adecuado, y menos a medianoche.
Camela concentró sus más de veinte años de carrera con un popurrí, unas pinceladas de su último trabajo y grandes éxitos que los asistentes grabaron con el móvil. Ángeles y Dioni estuvieron simpatiquísimos y se enrollaron como las persianas. "No tenemos mucho tiempo para hablar", decía una y otra vez Dioni mirando el reloj. Pero le importó poco. Se dedicó a explicar la trayectoria de la banda y hasta subió al escenario a su hijo Cristofer -que estaba en el puesto de merchandising vendiendo camisetas-. El público, entregadísimo, no tardó en corear el nombre del chaval. "Muchos me preguntan si el Dioni es mi marido. Peor. Es mi cuñado", bromeó Ángeles.
Nos lo pasamos casi tan bien como cuando en 2016 vimos al Dúo Dinámico en el escenario principal del Sonorama. Y seguimos esperando con ansia la actuación de Julio Iglesias.

7- Bodega y catas

Lo repetiremos hasta la saciedad: el Sonorama merece la pena incluso sin entrar en el recinto de conciertos. No solo hay música. Si te gustan el buen vino y el lechazo, este es tu festival. La propia organización organiza catas y visitas a las bodegas para quienes quieran vivir Aranda más intensamente.


8- Implicación de Aranda

Las ganas de festival con las que te recibe Aranda cuando llegas son increíbles. Todo el pueblo se implica, desde la charcutería de Paqui hasta el bazar que vende pistolas de agua para sofocar el calor, pasando por los bares que cambian su hilo musical y por una semana se apuntan al indie. Los precios que ofrecen son razonables y se apuntan al menú festivalero. Además de los clásicos bocatas o las porciones de pizza, triunfan los katxis de croquetas y las raciones de torreznos. Un clásico. Y si quieres regarlo con una bebida original, no puedes marcharte sin probar el Agua Fantasía. Otro must del Sonorama. De hecho, solo se sirve en los días del festival. Lo prepara una bodega que triunfa con esta bebida dulce cuya fórmula es casi tan secreta como la de la Coca Cola
El Agua Fantasía es un clásico.

9- Loquillo

Loquillo es una auténtica rock and roll star. Fue salir él y que todo el mundo se quedara en silencio, como si dijera, 'amigos, voy a enseñaros qué es una banda'. Fue un concierto lleno de actitud y de grandes éxitos que consiguió sumar a los festivaleros más jóvenes con los veteranos que han ido creciendo con el Loco. Escuchar 'yo para ser feliz quiero un camión' fue un auténtico momentazo.
Loquillo dio un concierto para el recuerdo.

10- Leiva

Aunque parezca mentira, Leiva fue al Sonorama como debutante. Su bautismo le ha llegado en la vigésima edición, aunque ya el año pasado estuvo a punto de tocar con Iván Ferreiro. Hubo problemas para cuadrar las agendas y tuvimos que esperar hasta este año para verlos juntos sobre el escenario. Fue con 'Crímenes perfectos' de Andrés Calamaro. Ferreiro había tocado horas antes en ese mismo escenario principal y acompañó a Leiva como invitado de lujo. El madrileño incluyó una vez más en su banda a Juancho, su hermano y vocalista de Sidecars, y aunque recuperó algunos temas de Pereza como 'Animales' y 'Lady Madrid', se centró en su carrera en solitario, que tiene peso de sobra como para no necesitar mirar atrás.

11- Xoel López cumple 40 años

Xoel López y Sonorama comparten aniversario. El músico gallego cumplió cuarenta años durante el festival y lo celebró con uno de esos bolos redondos. Un día antes ya nos había convencido a todos al compartir escenario con Iván Ferreiro y cantar con él 'Turnedo' en el concierto del 20 aniversario. Cumplir años no le sienta nada mal. Todavía resuena en nuestra cabeza el 'que no, que no, que no, que no...'.
Xoel López cumplió 40 años. Twitter

12- Homenaje a Supersubmarina

Supersubmarina estuvo tan presente en el Sonorama como si formara parte del cartel. El grupo de Baeza tuvo un grave accidente de coche el año pasado, precisamente mientras se celebraba el Sonorama. Fue muy emotivo ver la cantidad de bandas que tuvieron un recuerdo para Chino y el resto de la banda. Además, en el 20 aniversario sonó al piano 'En mis venas' -'ha sido todo tan raro, sucedió todo tan fuerte'-, y Sidonie tuvo un precioso detalle al dedicarles su concierto en la Plaza del Trigo. Por el escenario fueron desfilando otros artistas como Mikel Izal y Gabriel de la Rosa de Shinova para ayudarles en el homenaje en el que sonaron algunas de sus canciones más reconocidas.
La organización también tuvo muy presente a Supersubmarina. El concierto sorpresa del 20 aniversario, que culminó con un vídeo resumen de las dos décadas y el concierto de los Planetas, arrancó con un mensaje de Juancar, el batería de la banda. El músico dio las gracias por el apoyo recibido mientras el público aplaudía con fuerza con el deseo de volver a verlos alguna vez sobre ese escenario principal. Os esperamos.

13- León Benavente

Abraham Boba no necesita calentamiento. En el concierto del 20 aniversario le bastó un tema para meterse al público en el bolsillo. Pura energía. León Benavente no aparecía en el plantel de este año, pero tenía motivos de sobra para ser cabeza de cartel. Su disco fue nombrado por varias publicaciones como el mejor del año hecho en España. Y para que su aparición en el escenario principal no supiera a poco, tuvieron una interesante prórroga al tocar un día más tarde en la Plaza del Trigo.

14- Escenario en las afueras con Second

Second tocó en Aranda en el barrio de Santa Catalina. Fue uno de esos conciertos mañaneros que tanto gustan al público del Sonorama y bajo un sol de justicia. El bolo se retrasó un poco y la gente aprovechó para comenzar guerras de agua con pistolas de agua o para pedir a los vecinos que les tirasen algún cubo. Y lo dieron todo por la causa. Al final, en concierto, aunque interesante, fue casi lo de menos. Nos gustó ver cómo el festival también pone el foco en las afueras del pueblo y no se centra únicamente en los alrededores del Ayuntamiento. Había tantas actividades que fue un poco caótico encontrar cada escenario, pero sirvió para repartir un poco al público.

15- Coque Malla y Anni B Sweet

'No puedo vivir sin ti' de Los Ronaldos es un momentazo en sí mismo. Escuchar la canción en voz de Coque Malla y con la compañía de Anni B Sweet nos pareció un auténtico regalo.

16- Tadeo Jones no se pierde el Sonorama

No destacamos este aspecto porque fuese nuestro favorito ni el que más frecuentamos, pero sí porque nos pareció un punto muy interesante. El Sonorama ha puesto este año una zona infantil inspirada en las aventuras de Tadeo Jones para que los niños tuviesen su propio espacio. Hay muchos críos en los festivales y el de Aranda es especialmente amable para los pequeños, así que necesitaba un recinto de esas características. Hay que cuidar a la cantera.

17- Fuegos artificiales con Shinova

El Sonorama acostumbra a impulsar nuevos talentos. Izal es solo un ejemplo de cómo el equipo del festival apuesta por los artistas emergentes y los cuida hasta que el público se rinde a la evidencia. Otra muestra son los chicos de Shinova. Debutaron en Aranda en el 2014, el año pasado pisaron la Plaza del Trigo justo antes de que tocaran Grises y actuaron también en el camping. Y este año ha supuesto para ellos un auténtico paso de gigante. Tras un acústico íntimo en un bar del centro del pueblo, en el que tocaron doce meses antes sin tanta repercusión, se enfrentaron a la dura tarea de 'cerrar' el escenario principal.
Fue un concierto lleno de potencia, en el que el público se quedó rendido a la voz de Gabriel de la Rosa y a unas letras con largo recorrido. Tan solo un año antes, el anuncio promocional de su cuarto disco aparecía en las pantallas gigantes de los escenarios, y esta vez era el público el que coreaba sus temas. Y los que no se los sabían, acabaron apuntándose el nombre de los vizcaínos para futuras escuchas. Por cierto, tampoco aquí faltaron las sorpresas: Rozalén se subió al escenario para cantar 'Volver' junto a ellos y la actuación acabó con fuegos artificiales.
Shinova, durante el acústico que dieron en Aranda.

18- Comunión entre dos generaciones

El Sonorama no destaca por ser un festival especialmente joven. La media de edad suele superar los treinta años, aunque tanto veinteañeros como festivaleros de cuarenta tienen su hueco en Aranda. Conviven en perfecta armonía. Y ese es un gran acierto de este festival, que no solo no tiene edad sino que cuida a dos generaciones con el mismo mimo. El concierto sorpresa de los Planetas fue toda una muestra de que, por mucho que pasen los años, no se olvidan del germen del festival.

19- Indie en los bares

Llegaban las ocho de la tarde y a veces teníamos más ganas de echarnos a dormir a la tienda que de ir al recinto a escuchar conciertos. Y eso que el cartel ha sido muy suculento. La fiesta empezaba a mediodía con los primeros conciertos, y tenía una muy buena continuación no solo gracias a los djs. Los bares entienden a la perfección el carácter del Sonorama, por lo que cambian por completo sus listas de reproducción. "Me gusta pensar que durante los 365 días del año los taberneros están escuchando a Vetusta Morla y a Lori Meyers", bromeaba un chico a nuestro lado. Eran las seis de la tarde y llevábamos como cuatro o cinco horas bailando. Los locales de hostelería cuidan a sus clientes mucho más allá del negocio.

20- El cartel más ecléctico

Cuando el Sonorama anuncia un cabeza de cartel un poco loco, llega un momento en el que no te sorprende del todo. 'Bueno, es el Sonorama. Les encanta hacer este tipo de cosas'. Son muy eclécticos y saben perfectamente que un grupo que escuchaban nuestros padres puede ser tan acertado para un festival como el que más lo esté petando con su primer trabajo.
Por eso, nos encanta ver que lo de llevar a Raphael en el 2014 no se quedó en una simple anécdota. Nos los pasamos en grande bailando con señoras 'Resistiré' -con Alberto de Miss Caffeina también sobre el escenario, por cierto- y mandando audios por WhatsApp a nuestros padres. Pues esta vez la nota más discordante fue Camela, aunque también estuvieron presentes otros géneros que a simple vista no encajan en el festi. El Langui montó un auténtico fiestón a ritmo de rap, nos pusimos la chupa de cuero para escuchar a Los Ilegales y a El Drogas y hasta Paco Clavel actuó en el centro de Aranda. La variedad es siempre una buena apuesta. Estamos ansiosos por ver las novedades del año que viene.

Oihana
El cierre de la novena edición del Santander Music Festival quedó empañado por la lluvia. Por el diluvio. Ante semejante panorama, cuesta un poco más dejarse llevar por un festival que, sin embargo, consiguió hacer bailar hasta al más perezoso. El ambiente fue bueno y el cartel no estuvo nada mal, aunque hay varios aspectos que esperamos que mejoren para el décimo aniversario en el que, por cierto, ya han empezado a trabajar. Se han vendido los primeros 500 bonos a 30 euros -volaron- y ahora puedes pillarte tu pase de tres días por 35.

El chubasquero se convirtió en un aliado.

Aciertos

Ubicación del recinto
La Magdalena no está precisamente en el centro de Santander, aunque está en una zona preciosa. Junto al mar, el parque es un pequeño bosque que únicamente tiene por vecinos unos cuantos pingüinos que viven en el pequeño zoo. Así, no se molesta a nadie, la fiesta puede alargarse hasta altas horas y los festivaleros pueden disfrutar de unas vistas de ensueño. Puedes ver el mar desde uno de los laterales.

Recinto
Es un festival relativamente pequeño. Tiene un escenario principal donde actúan los grupos y un par de sets para djs. Eso facilita que no sea un festival masificado -en los tres días reunieron a 19.800 asistentes- y que se pueda estar a gusto. Ha mejorado bastante desde nuestra última visita en 2014. Había una zona de hamacas con vistas al mar, un futbolín, sombrillas -que en último día hicieron la función de paraguas-, zona de restauración y mercadillo. Por cierto, con una estética muy cuidada que parecía sacada de Pinterest. Nos sorprendió la ausencia de stands promocionales. 
El festival tiene una estética muy cuidada.
Zona de restauración
Había entorno a una docena de puestos y foodtrucks para todos los gustos: pizza, bocadillo, tallarines... Y la opción de picar unas patatas, unos nachos e incluso una magdalena. Agradecimos que tuvieran en cuenta que también hay festivaleros vegetarianos y veganos y los precios nos parecieron bastante razonables. Además, colocaron varias mesas con bancos corridos para cenar tranquilamente.

Mercadillo
No había muchos puestos de ropa, vinilos y complementos -echamos de menos más merchandising-, pero estaban muy bien. Artesanía y prendas de colecciones exclusivas. Además, nos pareció un detalle muy a tener en cuenta que en los puestos se ofreciesen a guardar tus vinilos hasta que te marchases a casa. Y si se te olvidaba, te dejaban un teléfono para contactar con la tienda. 
Había un mercadillo con ropa, vinilos y complementos.
Baños
Los baños portátiles tenían papel, jabón, agua, espejo y hasta luz. Un auténtico lujo para un festival. Eso sí, tampoco habría estado de más que pusieran más. Podías pasarte prácticamente todo el descanso entre concierto y concierto esperando la cola. 

Ambiente
Aguantar una jornada bajo el diluvio universal y hacerlo con una sonrisa es de agradecer. El público estuvo de 10. Esperó paciente a que secasen en escenario porque el agua empapó los cables durante la actuación de Lori Meyers -que decidió tocar a la vuelta 'Siempre brilla el sol'- y aunque al principio pareció un poco reticente, en las últimas actuaciones se olvidó totalmente del cielo. Y del suelo, porque había zonas convertidas en un auténtico barrizal. Por cierto, ole por los campistas.
El público ignoró la lluvia.

Personal y redes sociales
Recibimos buena atención en los distintos puestos y nos encontramos con un personal tras las redes sociales muy atento y simpático a la hora de resolver nuestras dudas.

Contras

Acceso
Desconocemos si el resto de días fue también así, pero el sábado el recinto abrió un cuarto de hora más tarde de lo previsto. Tras pasar un primer control para entrar al parque hay que cruzar otro situado justo en la puerta del recinto. Creemos que con enseñar la mochila justo en la puerta bastaría, aunque todos estemos dispuestos a colaborar por mejorar las cuestiones de seguridad.

Precios en la barra
Una botella de agua costaba tres euros. Cifra que apunta a récord. Después de ver la recogida de firmas que han comenzado en Change.org para colocar fuentes en los festivales nos imaginamos que más de uno se llevaría las manos a la cabeza al ver esto. De hecho, tuvieron cuidado al dejar una fuente pegada al recinto tras las vallas para que los sedientos tuvieran que consumir dentro. Los refrescos estaban al mismo precio y los katxis de cerveza, a 8 euros, igual que en el BBK Live -que no suele cortarse a la hora de fijar los precios-.
Los bonos eran baratos, pero los precios en la barra, no.
Tickets
En las barras no se pagaba con dinero, pero tampoco con monedas del festival. Había que sacar tickets por adelantado y tenías que detallar lo que te ibas a beber. O esperabas esa cola cada vez que te querías tomar algo o tenías que hacer unos detallados cálculos para decidir qué pedir.

Sin vasos reutilizables
Admítelo. A ti quizás también te moleste tener que pagar por un vaso y cargar con él durante todo el festival, pero la molestia es mínima. Los beneficios son muchos. Son reutilizables y se evita que el suelo parezca un mar de plástico, que es lo que ocurrió en el Santander Music Festival. Todos los vasos de plástico y de cartón acabaron por el suelo. Es molesto para el público y los servicios de limpieza tienen más trabajo del necesario. Por no hablar de que da dolor de corazón ver las campas de la Magdalena de esa manera.
El suelo quedó así tras uno de los conciertos.
¿Dónde estaban las papeleras?
Apenas vimos papeleras para tirar los vasos o los restos de la cena. Lejos del escenario y de pequeño tamaño. No puesta nada colocar al menos bolsas de plástico en las esquinas de las barras. Por no hablar de que no vimos contenedores de reciclaje, un aspecto que esperamos que se apunten para la décima edición. 

Oihana

Fotos: Ergo
Merece la pena llegar con tiempo de sobra al Santander Music. Además de disfrutar de un paseo por la costa, la ciudad tiene muchos rincones atractivos. Quizás algunos de los más interesantes estén precisamente en el recinto en el que se desarrolla el festival. La península de la Magdalena es un pequeño zoo, un parque enorme e incluso fue un plató de rodaje. ¿Te acuerdas de la serie 'Gran Hotel'? Pues los exteriores se grabaron precisamente allí.
Cuando los cántabros aún no se han recuperado del Gigante, llega el Santander Music, un evento que va más allá de los conciertos que tendrán lugar del 3 al 5 de agosto. La ciudad invita a quedarte para disfrutar de la gastronomía, el arte, el teatro e incluso el surf. Ni se te ocurra olvidarte el bañador en casa, que aunque el Cantábrico esté frío, bien merece un chapuzón.

El festival cuenta con un escenario principal y dos secundarios. Oihana


Recinto

El festival cuenta con un escenario principal y dos secundarios en los que varios djs amenizan la espera. Uno de ellos estará dentro del propio recinto y se podrá en marcha cuando haya cambios de instrumento entre grupo y grupo y el otro, en la entrada, en la zona de canje de pulseras, hará más llevadero el paso por la entrada y transformará cada puesta de sol en una estampa aún más idílica.

Además, hay una zona de descanso en la que poder relajarte con un trago y sentarse para coger fuerzas. Habrá foodtrucks para reponer fuerzas y en el Beach Market tendremos la oportunidad de comprar exclusivos diseños y merchandising oficial.

El recinto contará con una zona de descanso. Santander Music


Autocaravana

El festival sugiere la posibilidad de utilizar un par de aparcamientos para 40 autocaravanas; así que puede ser una opción interesante para llegar. Hay 25 plazas en la calle Marino Fernández Fontecha, entre el parque de Las Llamas y el campus universitario, y otras 15 en Nueva Montaña.

Zona de acampada

Tienes que comprar una entrada especial si quieres acampar durante el tiempo que dure el festival. Será en la Playa de Mataleñas, cerca del Faro de Santander y a 10 minutos del recinto. Además, la organización ofrece un servicio de lanzadera a disposición de los campistas. En las inmediaciones hay un aparcamiento y la zona cuenta con conexión Wifi.

El espacio es limitado, así que conviene que pongas tu tienda de campaña cuanto antes. Habrá duchas con agua caliente -un punto muy a tener en cuenta-, servicio de restauración y puntos de pago en los que poder recargar la batería de tu móvil.

La zona de acampada abrirá el jueves a las 12.00 horas y cerrará el domingo a la misma hora.

La zona de acampada tendrá agua caliente. Santader Music


Cómo llegar

A Santander se puede llegar tanto en autobús como en tren como en avión. Tienen además un aeropuerto pequeño, pero que acostumbra a tener viajes muy económicos.

Pero una vez que has llegado a la ciudad, lo más recomendable para acceder al recinto es ir a pie o en autobús. Las líneas 1, 2, 3, 4, 7c2, 13 y 15 te acercan al entorno de la Magdalena. El billete ordinario cuesta 1,30, aunque si vais a desplazaros varias personas o tenéis pensado moveros por la capital tenéis la oportunidad de comprar una tarjeta recargable, que a partir de un cierto número de viajes compensa. De esta manera, los desplazamientos cuestan 0,66 euros y permite hacer trasbordos durante una hora. Hay un punto de venta y recarga en la Plaza de las Estaciones, aunque puede recargarse y adquirirse también en casi todos los estancos y kioskos. Eso sí, si llegáis con grandes bultos, puede que os cobren 20 céntimos extra en concepto de 'billete de efectos'.

Si duermes en el camping, recuerda que para llegar desde allí hasta el recinto de conciertos cuentas con el servicio de lanzaderas gratuitas que estará en funcionamiento durante las tres noches del festival.

Canje de pulseras

Los que acampen en el festival deben saber que tendrán incluso la posibilidad de acreditarse allí mismo, siempre y cuando se ajusten al horario. El jueves se podrá pedir la pulsera desde las 12.00 horas y el viernes y el martes desde las 10.00. Ese horario se extenderá hasta las 20.00 horas. Pero si los campistas pasáis antes por la Magdalena, podéis canjear vuestro bono desde las 17.00 hasta la 1.00 los tres días.

Si no tienes abono de camping, tendrás que acercarte al recinto de La Magdalena para acreditarte. Estará abierto de jueves a sábado desde las 18.00 horas hasta la 1.00.


Cartel

El festival sigue haciendo una gran apuesta por los grupos nacionales. Los Deltonos, Nothing But Thieves, Triángulo de Amor Bizarro, Shinova, Anni B Sweet, Sidonie, Lori Meyers, La Casa Azul, Elyella DJs... La oferta es atractiva y con opciones variadas. Los conciertos empezarán a las 9 de la noche y los últimos en salir al escenario lo harán a las 3.45 horas.


Entradas

Si aún no te has hecho con tu entrada, puedes hacerlo aquí. El abono cuesta 65 euros, con camping asciende hasta los 80 y el pase de día se puede conseguir por 35.

Oihana

Es imposible no dejar Kobetamendi con pena porque el BBK Live haya terminado, pero reconozcamos que el cansancio acaba haciéndose notar y que cuando llegamos a casa tenemos la sensación de que no podremos movernos de la cama en los próximos tres días. El festival este año ha sido muy intenso. Pero el agotamiento no ha impedido que la nostalgia se haya apoderado del público y que aún estemos asumiendo que queda casi un año para que nos vuelvan a colocar la pulsera.

Para pasar el mono, nos quedan un montón de actuaciones en la memoria. Algunas ya esperábamos que nos dejaran con la boca abierta, otras simplemente han cumplido y otras han servido para que descubramos auténticos talentos. Repasamos los directos que más nos han marcado en la duodécima edición del BBK Live.

El BBK Live, a vista de pájaro. Rock in Focus
El BBK Live, a vista de pájaro. Rock in Focus

The Killers

Estaban llamados a marcarse la mejor actuación del festival. De hecho, las entradas para el viernes se habían agotado y hubo gente guardando sitio en las primeras filas incluso horas antes de que salieran al escenario. Pues mereció la pena. No decepcionaron en absoluto. En cuanto la banda de Las Vegas apareció en escena, se desató la locura.

De hecho, llegaron pisando fuerte. 'Mr. Brightside' abrió la veda, y ya no hubo forma de desconectar. Es más, quizás la única pega que podamos poner al concierto es que los hits llegaron demasiado pronto. "¿Solo llevamos media hora de concierto y me parece que ya han tocado todo?", dijo una chica que estaba a nuestro lado. No pasó así. La lista de éxitos continuó durante el enérgico directo en el que nada brillaba más que la sonrisa de Brandon Flowers. El cantante estaba entregado.

Una fina lluvia nos acompañó durante todo el concierto. Aunque lejos de molestar, pareció parte del decorado, un elemento más para que la noche fuese mágica.

'Somebody told me', 'Spaceman', 'Runaways', 'Shot at the night', 'Smile like you mean it', 'Read my mind', 'All these things that I've done'... La lista fue larga y el ritmo frenético. Y como era de esperar, el momento de mayor emoción vino de la mano de 'Human'. Se esperaba hacia el final del concierto, pero llegó por sorpresa cuando aún estábamos en el ecuador y con los latidos de un enorme corazón en las pantallas. Saltos, abrazos, vídeos para los amigos que no pudieron comprar su entrada, e incluso alguna lágrima de esas que se escapan casi sin darnos cuenta.

El show acabó con 'When you were young' y con un público exhausto. A nuestros ojos, el mejor concierto del festival desde que Muse liderara el décimo aniversario del festival. El de The Killers ha sido el único concierto en España, pero si tenéis la oportunidad de verlos en el futuro, no perdáis demasiado tiempo dudando.

Depeche Mode

En cuanto conocimos que Depeche Mode regresaba a Kobetamendi, empezamos a bromear con que estaba a punto de convertirse en el grupo residente. Actúan prácticamente en casa. Esta ha sido la tercera vez que la banda británica recalaba en el BBK Live. Tres de doce. Así, fue inevitable escuchar a festivaleros recordar las anteriores visitas. Por cierto, una amplia mayoría opinaba que el repertorio que llevaron la última vez a Bilbao fue mejor, aunque entonces hubo problemas de sonido.

Para una debutante, la experiencia fue muy buena. Uno de esos conciertos de los que sabes que presumirás durante un tiempo. "Yo vi a Depeche Mode en el BBK Live", aunque como ya hemos comentado, eso ya no es algo tan exclusivo.

Comenzaron 'Going backwards', su nuevo single, pero no pasaron por alto que el público tenía más ganas de escuchar grandes éxitos. No nos engañemos, normalmente lo que menos atrae a quienes siguen a un grupo con cuarenta años de historia es su último disco. Sabedores de esto, aunque con el freno de mano echado, dieron un gran concierto que, por momentos, necesitó algo más de caña. Martin Gore cantó 'Home' en los bises y a muchos nos entró el bajón.

Menos mal que Dave Gahan, que recientemente ha tenido que cancelar un show en Bielorrusia para ser hospitalizado de urgencia, estuvo a la altura. Juegos constantes con el público, provocación y mucha elegancia fueron la tónica general hasta la llegada de 'Enjoy the silence', uno de esos temas que, sepas o no inglés, cantas dejándote el alma.

No cumplieron con los rumores que apuntaban a que harían una versión de 'Heroes' de David Bowie. Por cierto, el BBK Live le quiso rendir un particular homenaje al llamar Starman a uno de sus escenarios. Nos quedamos sin el recuerdo de la banda británica, pero se despidió por todo lo alto con 'Personal Jesus'. Amén.

Dave Gahan, vocalista de Depeche Mode. Tom Hagen
Dave Gahan, vocalista de Depeche Mode. Tom Hagen


Die Antwoord

El de Die Antwoord es uno de esos shows no apto para epilépticos. La última gran actuación de la duodécima edición cumplió lo que prometía: un espectáculo frenético con audiovisuales imposibles con el que fuera imposible quedarse quieto. "O los odias o te enamoran", nos adelantaban quienes ya habían visto al matrimonio en acción. Nadie se quedó indiferente.

Poco antes de que comenzase su actuación, llovió con rabia sobre Kobetamendi. Había auténticas batallas por refugiarse del agua y el suelo estababa embarrado. La tormenta se había desatado con Two Door Cinema Club y por arte de magia remitió con Yo-Landi y Ninja. Y menos mal. De todas formas, acabamos montándonos una auténtica rave en medio del lodazal.

Aunque tenían repertorio de sobra, los sudafricanos optaron por estirar sus canciones más de la cuenta y reducir su playlist a la mínima expresión. "Me han faltado unas cuantas", escuchamos cuando se apagaron por última vez los altavoces del escenario principal.

Arrancaron con 'Fatty Boom, Boom', y ya no hubo forma de parar. El huracán continuó con 'Love Drug' y 'Banana Brain' y reventó con 'Baby's on fire' y 'I fink you freeky'. Bailes imposibles, cañonazos de humo, derroche de sensualidad y provocación sin límites.

Yo-Landi, en plena actuación de Die Antwoord. Tom Hagen
Yo-Landi, en plena actuación de Die Antwoord. Tom Hagen

Two Door Cinema Club

Empecemos con un spoiler: acabamos haciendo la danza de la lluvia. 'What you know' tuvo un punto épico porque en cuanto sonaron los tan reconocibles primeros acordes el cielo cumplió su promesa. Las nubes llevaban todo el día amenazando y la última canción fue algo parecido a meterse en la ducha. La tromba de agua fue impresionante, pero a todos nos dio absolutamente igual (aunque más de uno seguro que lo acabó pagando al día siguiente).

Aunque nos gustó más el repertorio que llevaron al Arenal Sound del año pasado, un concierto que acabó con fuegos artificiales, Two Door Cinema Club montaron una gran discoteca en pleno Kobetamendi. Además de presentar su nuevo trabajo, 'Gameshow', fueron despachando todos sus éxitos en una apuesta sin demasiado riesgo. Así, llegaron 'I can't talk' y 'Something good can work', para ayudarnos a echar el resto. Su directo fue en la medianoche del último día, pero durante algo más de una hora y media nos olvidamos completamente del cansancio.

Two Door Cinema Club acabó tocando bajo la tormenta. Rock in Focus
Two Door Cinema Club acabó tocando bajo la tormenta. Rock in Focus

!!! (Chk, chk, chk)

Poco importa que no hayas escuchado ni un solo minuto sobre su música antes de ir a un concierto. La fiesta que montan sobre el escenario (y mezclados entre el público) es brutal. No sabemos lo que desayuna Nic Offer, pero queremos lo mismo.

La banda de Sacramento ofreció uno de los shows más enérgicos de todo el festival. Era imposible quedarse parado. Las coreografías imposibles y las melodías pegadizas son la base de su éxito, el que les ha llevado a publicar siete álbumes. Para esta actuación contaron con una cantante de soul que formó la perfecta pareja de baile con Offer, que no paró de interactuar con el público. De hecho, le lanzaron unos pantalones cortos de repuesto, ya que los suyos acabaron bañados en sudor. No dudó en ponérselos y certificar que eran de su talla.

Los bilbaínos solo echamos en falta un detalle. Se marcharon sin tocar 'Bam city', un tema que tiene una alusión a la capital vizcaína.

La actuación de !!! nos dejó sin aliento. Tom Hagen
La actuación de !!! nos dejó sin aliento. Tom Hagen

Justice

Tuvimos la oportunidad de disfrutar de la sesión de Justice en un lugar privilegiado. Estuvimos en quinta fila, aproximadamente, y su música aún sigue retumbando en nuestro pecho. El dúo francés nos dejó con ganas de más pese a que su concierto se alargó hasta las tres de la mañana de una jornada que empezó para nosotros hacia las cinco de la tarde.

Su bolo arrancó con problemas de sonido. Tanto fue así que cuando apenas llevaban media hora sobre el escenario decidieron marcharse. Después de miradas entre ellos en las que se decían que el sonido no era el esperado, optaron por marcharse y volver sólo cuando sus mesas de mezclas sonaran en condiciones. Aunque fueron unos cinco o diez minutos de incertidumbre en los que no estaba del todo claro si iban a tardar mucho en regresar, lo cierto es que el parón les vino bien. A partir de ahí, el subidón fue incontrolable y Kobetamendi se convirtió en una auténtica fiesta incluso para quienes no son especialmente aficionados a la electrónica.

Justice dejó el escenario durante unos minutos por problemas de sonido. Tom Hagen
Justice dejó el escenario durante unos minutos por problemas de sonido. Tom Hagen


Phoenix

Actuaron justo antes de The Killers, así que no todo el mundo les prestó la atención que merecían. De hecho, nosotros mismos podemos pasar a formar parte de este grupo de gente. Dieron un buen concierto con unos audiovisuales llamativos y un espejo que nos colocó ante una de las escenografías más sorprendentes. Tan simple como interesante. La banda francesa se reflejaba al fondo del escenario como si estuviésemos observando el concierto a vista de pájaro. Por lo demás, melodías rockeras, sonido cuidado y ganas de disfrutarlos en condiciones en la próxima ocasión. Pasan a la lista de tareas musicales pendientes.

Phoenix ofreció un auténtico espectáculo visual y musical. Tom Hagen
Phoenix ofreció un auténtico espectáculo visual y musical. Tom Hagen


Brian Wilson

Probablemente asistimos al concierto del artista más veterano que ha pisado un escenario del BBK Live. Y encima estuvo en el principal. Brian Wilson, con 75 años, consiguió hacer bailar a los chavales de 20. Trajo el buen rollo hasta Bilbao y de alguna manera nos sugirió un viaje en el tiempo. "Ya no soy Mikel de Barakaldo, ahora soy Mike de California", comentaba a nuestro lado un chico que se dejaba llevar por los ritmos surferos.

El líder de los Beach Boys salió al escenario ayudado por uno de sus músicos. El paso del tiempo va haciendo mella. Se colocó tras su piano, cantó menos de lo esperado y mantuvo el semblante serio, aunque debemos reconocer que impregnó Kobetamendi de muy buen ambiente. Ya podemos decir que hemos escuchado en directo temas como 'Wouldn't it be nice' y 'Good Vibrations'.

Brian Wilson fue el más veterano sobre el escenario. Rock in Focus
Brian Wilson fue el más veterano sobre el escenario. Rock in Focus


Saint Motel

Este grupo de Los Ángeles es el claro ejemplo de que no es necesario ser muy famoso para quedarte con el público de un festival. Sus melodías pegadizas, que por momentos nos hacían pensar que serían un buen tono de llamada para cualquier móvil, se metieron en nuestro cerebro desde el primer momento. De hecho, nos encontramos con varias cuadrillas tarareando sus letras sin ser del todo conscientes de ello. Simplemente molan. Se marcaron una auténtica fiesta en un momento y, aunque les faltaba mucho para llenar el escenario principal, se les prestó mucha atención incluso desde las laderas, que a esas horas aún estaban secas. Unas horas más tarde el diluvio las dejó totalmente inutilizables.

Saint Motel fueron un derroche de buen rollo. Dena Flows
Saint Motel fueron un derroche de buen rollo. Dena Flows


The Parrots

De alguna forma nos veíamos en la obligación de incluir a un grupo español en esta lista. Aunque The Parrots se marcaron un concierto digno de cualquier Top 10. Por momentos nos trasladaron a un baile de graduación de instituto americano aunque también hubo tiempo para desmelenarse a ritmo de rock and roll. La entrega fue brutal. Y la actuación ganó enteros con la aparición de King Kayman a la guitarra. Horas antes nos ofreció un miniconcierto en solitario en el barco de Jägermusic que nos dejó con la boca abierta. Toca la guitarra, la batería y canta al mismo tiempo. Merece una escucha, y más si es en directo.

The Parrots nos trasladaron por momentos a un baile de graduación. Dena Flows
The Parrots nos trasladaron por momentos a un baile de graduación. Dena Flows


Aunque The Parrots no fueron nuestro único descubrimiento. Los amantes de la electrónica deben darles una oportunidad a los locales Empty Files, que ofrecieron un show que hizo pensar que los que estaban sobre el escenario era algo más que unos principiantes.

Las melodías pausadas pero llenas de fuerza de la jovencísima Izaro nos enamoraron. Ha publicado 'Om', su primer trabajo, gracias a una campaña de crowdfunding y a ratos nos recordó a Anni B Sweet y a Russian Red. Eso sí, la cantautora vizcaína canta en euskera, castellano e inglés. Cantó pese a estar aún recuperándose de una afonía, pero sacó adelante el bolo sin ninguna complicación.

Y cambiando totalmente de tercio, los que quieran caña de la buena deben darle una oportunidad a Los Bengala. Si siguiésemos su concierto con los ojos cerrados, podríamos pensar que estamos ante una gran banda. Pero lo cierto es que sobre las tablas son solo dos. Los maños hacen un rock primitivo y felino, tal y como cuentan ellos mismos. "¿Queréis que os toquemos una balada?", bromeaban.



*Mientras revisamos las fotos, vídeos y demás recuerdos que nos hemos traído del BBK Live, ya podemos ir restando días hasta la edición de 2018. Kobetamendi volverá a la carga el 12, 13 y 14 de julio. Los más impacientes podéis comprar el bono de tres días por 80 euros.

Un año más, el BBK Live ha sido apto para todos los públicos. Rock in Focus
Un año más, el festival ha sido apto para todos los públicos. Rock in Focus




Oihana
Escuchar a Los Planetas encerrado en tu habitación, pensar en tu primer amor mientras suena la voz de Antonio Vega, destrozarte la garganta cantando 'Años 80' en un garito con tus amigos, no saber decidirte por una única canción de Mecano, descubrir los casettes de Miguel Ríos que tus padres aún conservan como oro en paño, dejarte llevan cuando escuchas a Ana Belén llamando "viejo perdedor" al hombre del piano, alucinar con cada look nuevo que se marcaba Alaska, aprenderte de memoria las letras de Sabina cuando aún no eras capaz de entender su significado, gritar con rabia 'Se acabó' con la fuerza de María Jiménez... La música hecha en España forma parte de una importante porción de tus recuerdos. Es innegable. Cada canción evoca un sentimiento concreto y nos traslada a épocas que han acabado condicionando nuestro presente. El festival Sonorama celebra en agosto su vigésima edición y va a celebrarlo con un gran homenaje a los artistas de nuestro país.



Desde que presentaron la primera versión del cartel, venían avisando. Con la simpática pregunta '¿Un año sin guiris?', el Sonorama adelantaba que esta podía ser una edición con un plantel 100% español. Aunque aún puede haber alguna sorpresa de última hora -ya nos sorprendió la incorporación de Camela hace unos pocos días-, por el momento el festival de Aranda de Duero solo ha contratado a artistas de nuestro país.

Algunos de los que se subirán al escenario han acudido en ediciones anteriores como público e incluso han sido campistas. La cita es obligada para los amantes de nuestra música y para quienes no renuncian a un paseo por la mañana amenizado con música y regado con una copa de vino. Porque sí, admitámoslo, hay días en los que el festival es incluso mejor fuera del recinto. Los conciertos principales comienzan por la tarde aunque el ambiente empieza a mediodía en la Plaza del Trigo, un espacio mágico. Allí se celebran a diario conciertos gratuitos que quedan grabados en la mente tanto del público como de quienes se suben al diminuto escenario. Y con el componente añadido de que el último directo de cada día es sorpresa.

Miss Caffeina abarrotó la Plaza del Trigo el año pasado. Sonorama
Miss Caffeina abarrotó la Plaza del Trigo el año pasado. Sonorama


Loquillo, Amaral y Fangoria

El cartel de este año incluye a pesos pesados de la música en español en los últimos años. Ya en la fiesta de bienvenida brindarán la oportunidad de escuchar a Amaro Ferreiro, mientras que su hermano Iván actuará un par de días más tarde. A la lista se suman Amaral -Eva hizo una fugaz visita el año pasado al subirse al escenario con el Dúo Dinámico-, Loquillo, Leiva, Fangoria, Santiago Auserón con Sexy Sadie... Incluso tendremos la posibilidad de disfrutar de un concierto especial por los veinte años del festival. La lista es eterna y del cartel resulta atractiva hasta la letra pequeña. El Langui, WAS, Sidecars, Camela, Delafé, Dorian, Xoel López, Las Odio...

Imposible que no encuentres tu estilo para tener la oportunidad de participar en este homenaje a la música pata negra. Será del 10 al 13 de Agosto en Aranda de Duero.

En la edición de año pasado no faltaron ni el confeti ni los fuegos artificiales. Sonorama
En la edición de año pasado no faltaron ni el confeti ni los fuegos artificiales. Sonorama

Oihana

Sin ánimo de ser excesivamente entusiastas, porque siempre hay cosas por pulir, al bajar la cuesta de Kobetamendi y dejar atrás por última vez en 2017 el recinto del Bilbao BBK Live, nos quedamos con la sensación de que este año era complicado hacer una lista de pros y contras. Simplemente porque los contras iban a brillar por su ausencia. Sigue habiendo peros, evidentemente, pero vienen acompañados de grandes aciertos que hacen que el festival bilbaíno siga siendo una fecha marcada en rojo. Aunque se sincronice con el Mad Cool madrileño, que también coincidirá con el BBK Live en el calendario del año que viene.

Como hacer una lista de lo mejor y lo peor nos resulta complejo y algunos de los grandes avances del festival este año tienen algún que otro punto negativo, vamos a analizar los aspectos más relevantes de este año, que ha traído varias novedades. Si en la pasada edición estrenamos el escenario Basoa, esta ha quedado marcada por el pago con la pulsera y los vasos reutilizables.

Transporte

Cada año hay quejas por tener que subir la mitad de Kobetamendi a pie. La organización fleta autobuses desde Bilbao y Barakaldo, pero a partir de las 17.00 horas estos no suben hasta el recinto de conciertos y el camping para evitar problemas con el tráfico. Hay que hacer una parte del trayecto andando. Estaría bien que estirasen este servicio al menos hasta las 18.00 horas, teniendo en cuenta que no fueron pocos los que tuvieron que subir hasta allí cargados con sus tiendas de campaña y que a esas horas de la tarde aún no hay aglomeraciones.

Sin embargo, también es cierto que los autobuses suben cada vez con más frecuencia y que las largas colas para montar en ellos ahora son algo anecdótico cuando en anteriores ediciones parecían una constante. Y para volver a casa, apenas había que esperar cinco minutos de cola, salvo, una vez más, en las horas punta.

El metro funcionó toda la noche tanto el viernes como el sábado, como ocurre todos los años gracias al horario de verano. Eso sí, nuevamente hubo problemas para quienes quisieron volver a casa el jueves. Ya el año pasado pusieron algún servicio especial. En esta 12ª edición ha ocurrido lo mismo, pero solo sirvieron para quienes se fueron a casa tras ver a Depeche Mode. Minutos después actuaron Justice y para entonces el metro ya estaba cerrado hasta las seis de la mañana.

Pulseras
 

La gran novedad de este año ha aligerado las colas. Pagar con el chip de la pulsera en todo el recinto ha hecho que ir a pedir a la barra sea más rápido y que los amantes de lo ajeno lo hayan tenido más complicado. La pulsera podía cargarse tantas veces como se quisiera, tanto en los puestos físicos que había en el recinto como por medio de la aplicación del festival. Allí además podías ver el presupuesto total que te habías gastado.

¿Y qué tiene de malo? Seamos honestos, es más fácil que los gastos se nos vayan de las manos porque no vemos la cartera temblando. Además, pagar cada uno su trago implicaba que todos los amigos tuvieran que acercarse a la barra. Pero lo que más quejas ha generado es que para recuperar el dinero sobrante de la pulsera te cobran un euro de comisión y si tu saldo es inferior a dos euros no hay forma de que te lo devuelvan. Algo que, por cierto, habría sido de agradecer que indicasen debidamente en las casetas de recarga para así evitar mosqueos al final del festival.

Vasos reutilizables

Este año han comenzado a utilizarse vasos reutilizables. Bastaba con mirar al suelo al acabar cualquier concierto para comprobar que esto ha ayudado a que se reduzca el volumen de basura de forma muy notable. Es de agradecer, sobre todo, teniendo en cuenta que el festival transcurre en un monte. Por cierto, también había contenedores de reciclaje por todo el recinto.

Eso sí, aunque el diseño era muy bonito y la idea era ecológica, los vasos eran caros. Cada uno costaba 2,5 euros y si querías un katxi y luego un refresco o un cubata, tenías que comprar dos -uno de cada tamaño-. En principio los vasos eran retornables. Podías devolverlos al acabar el festival y recuperabas tu dinero, pero no quedaba muy claro dónde había que devolverlos.

Precios

No nos engañemos, aunque se mantuviesen los precios del año pasado, sigue siendo un festival caro. Los katxis de cerveza o kalimotxo y los cubatas costaban 8 euros -sin contar el precio del vaso-, y los chupitos, 3,5. En cuanto a la comida, de media había que gastarse unos 7 u 8 euros y normalmente no eran raciones excesivamente grandes.

Comida

La oferta fue muy variada: desde sushi hasta costilla a la brasa, pasando por clásicos como la pizza y los bocadillos. Por cierto, los foodtrucks también daban la oportunidad de comprar comida vegetariana o vegana.

Baños

El año pasado ya se notó una importante mejora. Cada vez hay más baños y están más limpios. En algunas zonas había hasta lavabos. Hubo personal de limpieza casi de forma permanente y apenas había que esperar colas. Tan solo había que tener un poco de paciencia antes y después de los conciertos más multitudinarios.

Cartel

Si el año pasado nos quejábamos de que faltaban grandes nombres, esta 12ª edición ha estado a la altura. The Killers ofreció su único concierto de la gira en España, Depeche Mode actuó por tercera vez en Kobetamendi y Die Antwoord reventó el escenario principal. Primal Scream, Two Door Cinema Club y !!! contribuyeron a que la fiesta transcurriese sobre ruedas y actuaciones como la de Brian Wilson, con 75 años, haciendo bailar a los chavales de 20, forman ya parte de la historia del BBK Live. El festival también nos brindó la oportunidad de saltar con los enérgicos Los Bengala y los incansables The Parrots, y de descubrir nuevos talentos como la jovencísima Izaro -que recuerda a Anni B Sweet y Russian Red- y The Empty Files, con un futuro muy prometedor en el mundo de la electrónica.

Oihana
BBK Live, 2017, guía práctica, bilbao, festival
El Bilbao BBK Live cumple doce años y a estas alturas hay miles de festivaleros que tienen la segunda semana de julio marcada en rojo. Para esta edición además se ha cumplido uno de los mayores deseos de la organización: llevar a The Killers a la cima del monte Kobetas. Los que ya saben qué es actuar en este festival son los miembros de Depeche Mode, y esta vez también tendremos la oportunidad de ver en directo a Die Antwoord, Two Door Cinema Club, Phoenix y Justice, entre otros.

Para refrescar la memoria de los veteranos y para guiar a quienes se estrenan este año en el BBK Live, aquí va una guía práctica con todo lo que necesitas saber. Apostamos a que antes de que acabe el festival estarás pensando ya en el del año que viene.

Cómo llegar
La localización hace del BBK Live un festival mágico. Rodeado de naturaleza, con unas campas inmensas y entre montañas... y con la oportunidad de contemplar Bilbao con la perspectiva que permite estar en lo alto de un monte. Eso sí, subir a Kobetamendi puede resultar un poco pesado, por lo que conviene ir con margen para no llegar tarde a ningún concierto, y tener claras las distintas formas que hay de llegar al recinto.

- Coche
Desde un día antes de que empiece el festival, tan solo se permite el acceso en coche a los vecinos o a quienes conduzcan transporte público o vehículos autorizados. Por eso, ir en coche es buena opción siempre y cuando no tengas que aparcarlo, que es casi misión imposible. Si tienes a alguien que te pueda acercar, perfecto.
Recomendación: Si conoces a algún vecino de la zona, quizás te pueda prestar su pase.

- Autobús
El autobús es el transporte habitual del BBK Live. Y cuando no hay colas, es quizás lo más recomendable. El festival se ha puesto las pilas últimamente y las esperas no son tan largas como hace unos años. Pero sé precavido y no vayas con el tiempo justo para ver los conciertos que te interesan.
Los autobuses gratuitos que pone a disposición el BBK Live salen desde el BEC -justo a la salida de la estación de metro de Ansio- y desde el Camino de Capuchinos, en San Mamés (muy cerca de la estación de metro y de la terminal de autobuses Termibus). Para volver a bajar, el punto de recogida es en la antigua fábrica de Beyena.
El problema es que, a menos que te des prisa para subir, tendrás que andar durante un rato. Tienes aproximadamente un cuarto de hora de caminata entre la zona donde paran los autobuses y el recinto. Tan solo te acercan hasta la puerta hasta primera hora de la tarde para que el tráfico en la zona no se convierta en un problema.
Recomendación: Este truco cada vez lo conoce más gente, pero es una buena opción si no quieres andar tanto y ahorrarte largas colas. La línea de autobús urbano número 58 llega hasta el barrio de Altamira. Para muy cerca de la entrada y el billete ocasional se puede comprar en el propio autobús por 1,25€.

- A pie
Los valientes pueden subir andando, aunque esta opción es para los muy valientes. El camino desde San Mamés está señalizado y sigue el recorrido de Termibus, Gurtubay, Avenida Montevideo, Pasarela Bentazaharra, Lezeaga, Kobetabidea y Kobetamendi. Se tarda media hora, aproximadamente. En Bilbao en julio puede calentar mucho el sol, pero es un paseo agradable con unas vistas de la ciudad muy recomendables. Si optas por esta vía, prepárate para subir escaleras.

- Taxi
No es la opción más barata, pero dependiendo de dónde estés, quizás sea la forma más rápida. Eso sí, a media tarde, cuando empieza a subir todo el mundo, suele haber problemas de tráfico, así que piénsatelo antes de decantarte por coger un taxi. Y tampoco pueden subirte hasta la puerta. Por si acaso, apúntate estos números: Radio Taxi Bilbao (94 444 88 88), Tele Taxi Bilbao (944 442 333 o 944 218 750) y Radio Taxi Bizkaia (944 218 750).

- Movilidad reducida
Para aquellas personas con movilidad reducida el festival pone a su disposición un servicio especial de transporte. Saldrá de la antigua fábrica de Beyena y llegará hasta el mismo recinto.

Método de pago
Este año el BBK Live estrena nuevo método de pago. Solo se podrá pagar con el chip que tendrá incrustado la pulsera del festival. La podrás recargar tantas veces como quieras, y si no agotas el saldo, te lo devuelven. Servirá para comprar comida, bebida y merchandising del propio festival o de tus grupos favoritos. Se podrá recargar por Paypal y en puestos específicos que colocarán en el propio recinto.

Conciertos gratuitos
El BBK Live no es un festival que se viva únicamente por la noche. Por la mañana hay una oferta muy interesante por el centro de la ciudad de la que puede disfrutar cualquiera, tenga o no pulsera. Delorean y Nurozurdo son algunos de los grupos que tocarán en el centro de Bilbao. Además, el jueves habrá un concierto sorpresa a las 13.30 horas en el exterior de la Sala BBK, en plena Gran Vía.
Si no tienes suficiente con esto, este año hay una novedad bastante interesante. Pero tienes que darte prisa. Jägermeister ofrecerá viajes de una hora por la ría en los que los asistentes podrán disfrutar de tres conciertos de quince minutos cada uno de la mano de Rrucculla, Kaixo, y King Cayman. La entrada será libre, pero el aforo es limitado. Únicamente caben 80 personas, así que es posible que haya colas. Los viajes son el sábado a las 12.00, 13.00 y 14.00 horas.

Comida
Si acampas y no tienes ganas de alimentarte todos los días de la comida del súper que hay dentro del festival -un punto muy a tener en cuenta-, debes recordar que la oferta gastronómica de Bilbao es muy interesante. Eso sí, nada de lo que compres allí, puede entrar dentro del recinto de conciertos. No te dejan llevar comida de fuera, como ocurre prácticamente en todos los festivales.
¿Cuál es la parte buena de todo esto? La oferta gastronómica del festival. Varias decenas de foodtrucks repartidas por el festival te ayudarán a reponer fuerzas. De hecho, puedes comer de todo. Desde paella hasta sushi pasando por un clásico bocadillo, comida china, kebab o pizza. Y si eres vegetariano o vegano, no te preocupes porque el festival lo tiene muy en cuenta. Hay un montón de platos que se ajustan a las distintas dietas de los festivaleros

Oihana Harrobi

Si quieres repasar todo lo que te hemos contado sobre el BBK Live pincha aquí.

BBK Live, 2017, guía práctica, bilbao, festival