7 de la tarde. He quedado con Juanje y Annita en el Bruxelles. Igual luego se pasan Adela, Ruty y compañía. El Bruxelles es uno de nuestros sitios de reunión. Allí nos juntamos muchos días después del curro y hablamos de música, del día, de la vida, de los sueños...Nos creemos que arreglamos el mundo y años después descubro que el mundo del resto del mundo tal vez siga igual pero que el nuestro sí que mejoró un poquito con aquellos ratos. Y nos reíamos mucho. Además el Bruxelles es el local más heavy de la ciudad. Es un sótano oscuro, con un camarero barbudo al otro lado de la barra y tiene una jukebox donde por 50 céntimos puedes elegir 4 canciones. La selección se compone mayoritariamente de heavy metal en todas sus variantes (desde hard rock hasta death metal). Allí, con aquella máquina por testigo, mis profes en esto del metal, Juanje y Annita, me descubrieron decenas de canciones y decenas de grupos (allí conocí por ejemplo grupos tan dispares como Opeth, Rhapsody, Gamma Ray o Apocalyptica). Pero sin duda las dos canciones que invariablemente suenan tarde tras tarde en el Bruxelles por nuestra culpa son el Painkiller de los Judas Priest y el Keeper of the seven keys de los Helloween.

Por esas cosas de la vida nunca había visto a ninguno de estos dos grupos en directo y por esas cosas de la isla, este año coincidían en el cartel del Sziget y en el mismo día.

Helloween @ Sziget 2011
Cuando nos acercamos al Rock Metal Stage son alrededor de las 7 de la tarde. A lo lejos divisamos el cartel con la calabaza y la batería infinita de 4 bombos en la que el enésimo batera de los Helloween ya está haciendo de las suyas. Hay bastante gente y mucha mezcla entre heavys de toda la vida, sangre nueva, curiosos, despistados...y nosotros, que igual no somos metaleros de pro, pero definitivamente tenemos un ramalazo, y que además somos unos curiosos insaciables.

Suenan varias canciones del último disco 7 Sinners intercaladas con clásicos como Eagle fly free y un medley de la saga Keeper of the Seven Keys que incluye fragmentos de la canción del mismo nombre, The king for a 1000 years y Halloween. Andi Deris bromea diciendo que por ellos las tocaban enteras pero claro, 15 minutos por canción es demasiado tiempo para un festi. Se despiden con la potente I want out ante el flipe del chavalín de la cresta y la guitarra hinchable.

Los Judas
Una media hora después salen a escena los Judas Priest. A pesar de las dudas iniciales de parte del equipo, a pesar de que los fijos teníamos ya un punto de encuentro por si acaso (a la izquiera del escenario, donde el puesto de cervezas, por supuesto), no nos hemos separado y llegamos todos juntos poseídos por el espíritu de Ronnie James y preparados para una noche de heavy metal. Llegamos tarde para la caída del telón pero a tiempo para acercarnos poco a poco al escenario y a la banda. La noche, la luna, los fuegos, los ventiladores, los trajes de Rob Halford, crean una atmósfera perfecta para que temas como Victim of changes, Breaking the law, Turbo Lover y por supuesto el apoteósico Painkiller, nos pongan los pelos de punta y saquemos los cuernos y nuestros registros más agudos. Mi sombrero festivalero prestado no me da un look demasiado heavy pero toco punteos imposibles en mi guitarra de aire como nadie y por dentro algo me hace afanarme en perder la voz a grito pelado. Al final, todos satisfechos y es que "cuando has sentido el metal corriendo por tus venas eso ya no tiene vuelta atrás" (alguien dixit).

Y esa es la historia de como aquella tarde-noche de Agosto, el Bruxelles viajó a Obuda y volvieron a sonar el Keeper of the seven keys y el Painkiller en la maravillosa jukebox que es el Sziget.

kboy

                            Judas Priest - Solo de batería + Painkiller

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