Seguro que Desakato cuando comenzó la gira Antártida hace ya más de 70 conciertos ni se les pasaba por la cabeza presentar durante tanto tiempo su EP homónimo, ni tener un final de gira tan exitoso como el del fin de semana en Madrid. Y sí, le podemos llamar éxito, porque está al alcance de muy pocos llenar prácticamente dos días seguidos una sala como La Riviera. El jueves con más de 1500 personas y el viernes con un sold out colgado con más de 3 meses de antelación. Y no me quedaré solo con los números (que ya me parece suficiente), sino que aparte de cantidad, también hubo calidad.

Los asturianos siempre se han sentido en Madrid como en casa, pero por si todavía necesitaban de un ambiente más acogedor para una gran noche, la ciudad les recibió con un clima más propicio de su tierra que de la capital. Lluvia y frío, testigos de excepción para el huracán que se iba a vivir encima del escenario. Caras conocidas del mundo del rocanrol se podían ver por los aledaños de la Riviera, otro ingrediente más para comprobar la importancia de la fecha.

Smoking Souls, fueron los encargados de abrir la velada con una sala a la mitad, algo que no fue excusa para que los valencianos lo diesen todo encima del escenario. Lo primero que me llamó la atención fue la gran calidad del sonido. Potencia y nitidez. La agudeza de la voz de Carles y su guitarra, devoraba los tímpanos de la audiencia y el resto de instrumentos empastaban con total armonía. Sinfonía para los oídos. La sorpresa de la noche llegó cuando el combo valenciano interpretaba “Nit Salvatge” y saltaba sobre el escenario Juankar de Boikot para acompañarles tal como hiciera en la grabación del disco.

Gran directo de los valencianos, que aprovecharon los momentos finales del show para emplazarnos al próximo concierto que darán en la capital, ya que se quedaron con la sensación de dejar algo a medias debido a la brevedad de su actuación. Segunda parte, en Marzo.

Con un aforo ya completo y el cambio hecho, se podía ver sobre el telón un oso blanco enseñando los colmillos, siguiendo con la estética naturista que siempre ha presidido sus escenarios. ¿Un oso blanco enseñando los colmillos? Casualidad, no lo creo…una declaración de intenciones en toda regla. Echas las presentaciones que diría aquel, empezaba a sonar de fondo la intro de “Humo Negro”. Hasta para generar expectación y un clima tenso antes de saltar a la palestra, tienen gusto. Con las tablas que otorga llevar más de 70 conciertos en esta gira, saltaron al escenario cual manada de lobos hambrientos dispuestos a devorar todo lo que se les interpusiera en su camino. Y sino, que se lo pregunten a Pepo, que aún no había terminado la primera canción, que ya surcaba las cabezas de la Riviera, como primera toma de contacto, de una noche más que movida para él.



Decíamos que Smoking Souls sonó bien, pues lo de Desakato es otro nivel. Tanto en lo acústico como en la nitidez. La apisonadora de Nano hacía retumbar el pecho de la multitud que no paraba en ningún momento. Pogos de generación espontánea, minis de cerveza volando por los aires, gente empapada en sudor, jóvenes poseídos por el huracán Desakato se balanceaban de un lado a otro de la sala. Los asturianos habían desatado la tormenta!

Tras un primer bloque intenso y movido, el combo astur quiso dar paso al momento íntimo de la noche. Nano, Pepo y Mario abandonaron el escenario para dejar a Pablo y Gabri solos para tocar en formato acústico Fríu de Xineru, la cual fue dedicada a aquellos padres que luchan por sus hijos y que lo han dado todo por ellos. Aprovechando este momento y que los familiares de los componentes habían venido a verles, Pablo quiso dedicársela a su padre en particular. La sala estalló en aplausos, en lo que sin lugar a duda fue el momento emotivo de la noche.

Otra vez en formato quinteto, los asturianos volvieron a alborotar al personal para dejar todo en el mismo punto en el que lo abandonaron antes del impass del acústico.

Con la sala a punto de ebullición, el agradecimiento de la noche llegó en forma de “sueño hecho realidad” cuando todo el equipo de backliners salto sobre el escenario para coger los instrumentos de Desakato y tocarse “Barcos en llamas” ante la perplejidad y admiración del respetable. Era la forma de agradecer a todo el staff técnico el curro que se habían pegado por ellos durante toda la gira. La unidad B sonó más que bien. Ya pueden decir que han tocado con la Riviera llena. Detallazo de Pablo y cía, que habla muy bien de las buenas personas que son. Buenos músicos y mejores personas.

La traca final estallo con “Cuando Salga el Sol” y “Heridas Abiertas”, mientras Pepo surcaba los mares de la Riviera a lomos de un flamenco hinchable con la palmera de La Riviera de fondo. Cualquiera diría que estábamos en un concierto ante semejante momento paradisíaco. La instantánea, no tenía precio. Pablo pareció ver disfrutar tanto a Pepo en su flamenco, y ni corto ni perezoso decidió guitarra en mano sobrevolar las cabezas de los asistentes, para justo en el momento álgido de la canción, perder la vertical y realizar una inmersión en el océano de cabezas que movían las aguas de la sala. Un final apoteósico que sin dudas dejó más que satisfecho al respetable que abandonaba el concierto con una sonrisa en la cara y con la sensación de haber vivido algo histórico.

Ellos siempre han dicho, que nunca podrán agradecer lo suficiente a la música lo que la música les ha dado a ellos. No opino lo mismo, creo que con conciertos como este la deuda está muy cerca de ser saldada. Seguro que la música se siente completamente agradecida, al menos nosotros, sí.

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Saltimpunki
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