Te puedes coger un avión en Madrid, volar a París, alquilar un coche, conducir 4 horas hasta St. Hilaire, dormir un poco y estar como nuevo para afrontar una nueva aventura.
Puedes sentir que estás lejos de todo, pensar que hasta allí no te ha seguido, que le has dado esquinazo. Desterrar fantasmas de viñas pasados y mojados. Pero claro, estas en Normandía, uno de los territorios que domina. Los normandos lo conocen bien.
A punto de entrar en el Papillons, en el camping bajo el sol, tomando poción mágica en forma de sangría hispano-normanda, bromeamos:
- Buah, vaya día que se ha quedado! Qué haces con el chubas, te lo vas a llevar? Yo creo que lo dejo en la tienda, malo será.
- Tu mismo tío, pero luego me voy a reír.
- Bueno, ponme otro vasito de eso pa'l camino y me lo pienso.
Empieza el festi, primer concierto: Yodelice.
Mitad de la segunda canción. Empieza a llover. En pocos minutos, ya diluvia.
Manitú también ha venido. Ya estamos todos. Sería el tipi una señal?
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