Mad Cool tuvo mucho color

Todavía tengo en la retina la última imagen del concierto de Neil Young en el festival Mad Cool de hace un par de semanas.

Sobre el escenario, un abrazo circular de Neil Young con toda su banda de jovenzuelos, como un viejo guía abrazaría a los discípulos que un día se unieron a él para vivir la aventura de sus vidas. Energía de juventud y sabiduría veterana fluyen y se intercambian en ese abrazo.

Todos saltan y se miran, sonríen pero no de manera frívola sino de manera intensa, mirándose a los ojos con una expresión cómplice que nadie más que ellos comprenderá nunca. Lo han vuelto a hacer y lo saben. Han logrado hacer magia durante 2 horas. Hacer que una canción dure lo que tenga que durar, sean 5 minutos o 20, que signifique lo que tiene que significar, que una nota o un acorde salga de la guitarra y viaje libre con el viento hasta la mente de quien lo recoja y se lo quede. Conexión.

Desde el momento en que Neil arrancó al piano en solitario -una soledad enfrentada a decenas de miles de personas- se veía a dos tipos de público. Los que querían disfrutar al máximo el momento y los que creían que 'hay que estar aquí, es el cabeza de hoy'.

Neil Young, Mad Cool 2016Los segundos, los menos, fueron desfilando a lo largo del concierto. No es un concierto fácil ni inmediato, es un concierto en el que tienes que estar dispuesto a poner de tu parte.

Para los primeros resultó emotivo y excitante ver cómo un icono de la época heroica de la música, aquella que aspiraba a cambiar el mundo y que lo consiguió en parte y para siempre, seguía transmitiendo emoción y autoridad moral con una voz que te invita a escuchar y unas canciones que versan sobre la absoluta realidad. La ecología, denuncia social, los corazones rotos y una filosofía vital que no sólo retrató a su generación sino que continuó influyendo a jóvenes cuando sus coetáneos empezaban a apagarse lenta y definitivamente.

La intensidad de la tarde fue de menos a más, premeditadamente cuando la primera parte acústica nos condujo hacia la eléctrica en progresión. Neil Young y la banda Promise of the Real (liderada por los hijos de Willie Nelson) fueron tejiendo una actuación que tuvo momentos sencillamente grandiosos, como 'Down by the River' que duró más de 20 minutos y, para mí, sobre todo 'Like a Hurricane' en la que todas las guitarras se abandonaban a un solo infinito, casi espiritual, psicodélico y arrollador -a la vieja usanza-. Capas y capas de sonido siguiendo los pasos de The Old Black, la vieja Gibson Les Paul que tiene prácticamente los mismos años que Young y que suena inconfundible.

Después de las dos horas, la ácida en el fondo, épica y de fácil consumo en la forma, 'Rockin' in the Free World', hacía levitar un poquito más arriba a un público que cantaba a voz en grito y se deshacía en una ovación que desprendía agradecimiento y admiración. Antes del silencio final, para evitar el bajón brusco, abortó la retirada de algunos con 'Love and Only Love', que ponía el punto de desconexión paulatina y acababa con el referido abrazo de celebración de la magia.

Antes de dejar el escenario, con los acordes todavía resonando en el aire fresco de la tarde, Neil Young nos dedica una sonrisa debajo de su mirada perdida, que sale del trance por un momento para mirarnos y decirnos: así es como lo hago...

No se necesitan artificios, antes de antes no los había, no se necesitan fuegos artificiales, subir gente al escenario, ni correr por largas pasarelas endiosado de uno mismo pidiendo palmas. A veces no. A veces sólo se necesita una guitarra machacada, una harmónica y por supuesto, un sombrero. Y esa mirada, perdida en el tiempo, que parece reflexionar en marcha sobre lo que la cabeza manda, la voz proclama y las manos arrancan a la guitarra. Una luz, el rock'n'roll en estado puro para quien gusta de él. Neil Young parece el último de una estirpe de indígenas que no se ha quemado pero desde luego no se está desvaneciendo sin nada que decir.

La noria de Mad Cool, que se había parado a escuchar al canadiense, volvía a girar como una metáfora del mundo que se paró contemplando la sonrisa de despedida de Neil Young.


Los demás

Mad Cool 2016, Walk off the Earth

Antes de Neil, Walk off the Earth nos sorprendieron. Conocíamos sus divertidos vídeos y cómo eran capaces de hacer música con ingenio y originalidad. Lo que no sabíamos es que en directo son un fiestón en el que no se para, divertidos, ligeros y muy dinámicos. Ritmos casi tropicales venidos desde Canadá y un recuerdo para Neil Young, que era el esperado por todos el sábado. 

Bueno, los Who también tenían sus expectativas el jueves inaugural. Daltrey y Townshend lo hicieron profesional, rememoraron épocas mejores, sonaron aseados, mejor la guitarra que la voz, un molinillo por aquí, 'Baba O'Riley' por allá, '¿esta no es la canción de House?' se oía dos filas más atrás... y no quemaron ni rompieron nada. Correctos. Vimos a The Who! Quién nos lo iba a decir.




Me gustaron Royal Republic, unos suecos con mucho ritmo que nos recordaron a sus compis los Hives en actitud, música y una presencia escénica con mucha carretera en las espaldas. Rock bien hecho y con carisma. Apuntados para cuando volvamos a coincidir.

Caribou, quizá fueron los grandes e inesperados triunfadores de Mad Cool. Eso dicen los entendidos. Se montó una buena por ponerlos en uno de los recintos cerrados, con aforo limitado, y por las colas que impidieron a muchos verlos. Creo que muchos pecaron de festivaleros novatos. Nosotros llegamos a mitad de concierto, vimos que a la pista no se podía entrar y en vez de quedarnos abucheando a quien controlaba -adecuadamente- el aforo, nos fuimos a la grada. Sin cerveza pero sin problemas, a disfrutar. Sobre el escenario, Dan Snaith, uno de esos chicos raros de la electrónica. Demasiado electrónico para el rock, demasiado inquieto para la cabina de DJ. Le pone alma a aquello que otros, supuestos adalides del género, trivializan y acaban por convertir en un circo. No me gusta en general la electrónica etérea y nebulosa en directo, pero tiene todos mis respetos si está hecha con tan buen gusto como Caribou.

Jane's Adiction, Mad Cool 2016
Como los tiene Perry Pharrell, a pesar de los pesares. Al verlo sobre el escenario te das cuenta de lo peculiar del personaje. El concierto de Jane's Adiction es bizarro, empezando por el mismo Pharrell y siguiendo por las bailarinas que se paseaban por una pasarela y luego se colgaban de la estructura para bailar suspendidas en el aire. No entendí gran cosa, en general, pero ver tocar a Dave Navarro siempre es interesante y el álbum Ritual de lo Habitual (1990) siempre será pionero.

Para los que dicen que Mad Cool no arriesgó en su cartel, Die Antwoord no parece una banda fácil de programar. Pero hacen una cosa muy bien: encajar a la perfección música y un espectáculo casi teatral. Ninja y Yolandi tienen la imagen y la música tan acoplados que no se sabe dónde empiezan y acaban cada una, lo mismo que sus personajes. Electropunk, transgresión, futurismo, miradas rayando el equilibrio mental sin saber desde qué lado. Se metieron a más de uno en el bolsillo. Si no te gustan en el spoty al menos velos en directo. Merece la pena.

Entre los nacionales, Vetusta Morla tuvieron que lidiar con una hora intempestiva, 2 de la mañana, un jueves, y con un sonido problemático. No fue su mejor directo.

Por el contrario, Xoel López lo disfruté mucho. Sábado noche, después de la magia de Neil Young y la caña de Biffy Clyro, Xoel fue la elegancia extrema y un rato de calma. A Xoel hay que escucharlo, atentamente y devolverle la sonrisa e intentar aprender algo que te sirva en la vida.

Y luego irte a ver a Corizonas. Corizonas es amor por la música y los bares, irreverencia y mensaje positivo, incontinencia verbal y musical, y toques fronterizos. Es un 'los vería siempre' en toda regla.

Muchos más estuvieron metiendo ruido esos tres días en el recinto de la Caja Mágica, el cual celebramos que se use para esto, y para más cosas, pero que se use. El balance de Mad Cool es en general positivo, mirando con buenos ojos. Fallos de organización pero un punto de riesgo, sin grandes sorpresas pero un punto de arranque para ellas en próximas ediciones. 

★ Puedes leer nuestro análisis del festi en si en este enlace.

kboy


Rockin' in the Free World - Neil Young @ Mad Cool Festival
Gracias por compartir:

Comenta por favor!

Hay 0 comentarios hasta ahora. Añade algo ;)